El número de casos de sarampión en Estados Unidos ha alcanzado los 102, informaron el lunes las autoridades federales de salud, y la mayoría de casos que conforman el brote actual se originaron en los parques de atracciones de Disney en el sur de California.
La gran mayoría de casos han ocurrido en California, y tienen que ver con personas que no se habían vacunado contra la enfermedad, que es altamente contagiosa, señalaron las autoridades.
Pero, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., también se han reportado casos en otros 13 estados: Arizona, Colorado, Illinois, Minnesota, Michigan, Nebraska, Nueva York, Oregón, Pensilvania, Dakota del Sur, Texas, Utah y Washington.
"La mayoría de adultos y niños que se nos reportan sobre quienes tenemos información no se vacunaron, o no saben si se habían vacunado", apuntó el jueves en una conferencia de prensa la Dra. Anne Schuchat, directora del Centro de Inmunización y Enfermedades Respiratorias de los CDC. "No se trata de un problema porque la vacuna contra el sarampión no funcione. Se trata de un problema porque la vacuna contra el sarampión no se está utilizando".
Schuchat añadió que "ya hemos tenido un número muy grande de casos de sarampión [en 2015], la misma cantidad de casos que tenemos todo el año en un año típico. Eso me preocupa, y quiero hacer todo lo posible por evitar que el sarampión se arraigue en Estados Unidos y se convierta de nuevo en endémico".
Estados Unidos declaró que el sarampión había sido eliminado en 2000, lo que significaba que el virus ya no era nativo del país.
Las autoridades de salud pública están preocupadas en particular porque el brote actual llega poco después del peor año para el sarampión en EE. UU. en dos décadas.
En 2014, hubo más de 600 casos de sarampión, el máximo en 20 años. Muchos de los infectados fueron personas que contrajeron el sarampión de personas que viajaron a Filipinas, donde había ocurrido un masivo brote de 50,000 casos, explicó Schuchat.
Las autoridades de salud no están seguras de cómo comenzó el brote actual. Pero Schuchat dijo que "suponemos que alguien se infectó con sarampión en el extranjero, visitó los parques de Disneyland y propagó la enfermedad a otros".
Los padres cuyos hijos no están vacunados contra el sarampión deben vacunarlos, enfatizó Schuchat, y los adultos que no estén seguros de sus antecedentes de inmunización también deben recibir un refuerzo.
Muchos padres no vacunan a sus hijos contra el sarampión, debido sobre todo a lo que los expertos aseguran que son temores infundados sobre las vacunas infantiles.
Un factor importante que contribuye a las continuas preocupaciones de los padres sobre las vacunas fue un trabajo fraudulento de 1998 que publicó, y del que luego se retractó, la revista médica The Lancet. El estudio sugirió falsamente un vínculo entre la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubeola (SPR) y el autismo. Andrew Wakefield, autor del trabajo, perdió luego su licencia para practicar medicina por haber falsificado los datos.
Desde entonces, varias docenas de estudios y un informe del Instituto de Medicina no han encontrado ningún vínculo entre el autismo y ninguna vacuna, incluyendo la SPR.
El Dr. Michael Tosi, jefe de enfermedades infecciosas pediátricas del Hospital Pediátrico Kravis en Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York, apuntó que "ninguna inquietud ni afirmación sobre una conexión entre la vacuna contra el sarampión y el autismo en los niños pequeños tiene absolutamente ninguna base científica, y se ha desacreditado del todo".
La Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics), la Academia Estadounidense de Médicos de Familia (American Academy of Family Physicians) y los CDC recomiendan que los niños reciban la vacuna SPR entre los 12 y los 15 meses de edad, y de nuevo entre los 4 y los 6 años de edad.
Los efectos secundarios más comunes de la vacuna SPR son fiebre y ocasionalmente un sarpullido leve. Algunos niños pueden experimentar convulsiones por la fiebre, pero los expertos dicen que esas convulsiones no tienen efectos negativos a largo plazo.
Según los CDC, las complicaciones graves del sarampión pueden incluir neumonía y encefalitis, lo que puede conducir a sordera o daño cerebral a largo plazo. Alrededor de uno o dos de cada mil casos de sarampión en los niños resulta en la muerte, advirtió la agencia.
La Dra. Ambreen Khalil, especialista en enfermedades infecciosas del Hospital de la Universidad de Staten Island en la ciudad de Nueva York, dijo que "dado el hecho de que hay una vacuna disponible, aprovechar esa oportunidad para vacunarse contra esta enfermedad altamente contagiosa tiene sentido. Como se sabe, no hay un fármaco disponible para curarla".
FUENTES: Michael Tosi, M.D., chief of pediatric infectious diseases, Kravis Children's Hospital at Mount Sinai, New York City; Ambreen Khalil, M.D., infectious disease specialist, Staten Island University Hospital, New York City; Jan. 29, 2015, news conference with Anne Schuchat, M.D., director, National Center for Immunization and Respiratory Diseases, U.S. Centers for Disease Control and Prevention, and Assistant Surgeon General, U.S. Public Health Service