Los adolescentes estadounidenses no duermen lo suficiente, y el problema ha empeorado desde los 90, según muestra una investigación reciente.
Solamente el 63 por ciento de los adolescentes de 15 años afirmaron que dormían 7 o más horas por la noche en 2012. Esa cifra es más baja que el 72 por ciento en 1991, según el estudio.
Independientemente del periodo estudiado, la cantidad de adolescentes que afirman que duermen 7 o más horas cae en picado entre los 13 y 18 años de edad, mostró el estudio. A los 13 años, aproximadamente dos tercios de los adolescentes duermen al menos 7 horas por la noche; a los 18, ese porcentaje se reduce a aproximadamente un tercio.
"Después de los 16 años, la mayoría no cumple con lo que recomiendan las directrices", dijo la autora del estudio, Katherine Keyes, profesora asistente de epidemiología en la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.
Los expertos en el sueño han indicado que dormir demasiado poco aumenta el riesgo de aumentar de peso, de un mal rendimiento escolar, de depresión y de otros problemas.
El estudio aparece en la edición en línea del 16 de febrero de la revista Pediatrics.
Para realizar el estudio, los investigadores de la Universidad de Columbia examinaron los datos sobre el sueño de una encuesta nacional de más de 270,000 adolescentes de 1991 a 2012. Cada año, los adolescentes reportaron con qué frecuencia dormían 7 o más horas, además de con qué frecuencia dormían menos de lo que necesitaban.
La recomendación más reciente de la National Sleep Foundation afirma que los adolescentes de 14 a 17 años de edad necesitan entre 8 y 10 horas por la noche y las personas de 18 a 25 necesitan de 7 a 9 horas.
Las reducciones más acusadas de la cantidad de personas que dormían lo suficiente se produjeron entre 1991 y 2000; entonces el problema se niveló, dijo Keyes.
Los investigadores también hallaron diferencias en el sueño según el sexo. "Las chicas son menos propensas a dormir una cantidad de tiempo apropiada que los chicos", dijo.
Los chicos y las chicas cuyos padres tenían un menor nivel educativo no presentaban la misma propensión a dormir lo suficiente. Keyes halló también diferencias raciales: los adolescentes negros e hispanos eran menos propensos a dormir lo suficiente que los demás.
Un hallazgo preocupante, dijo, fue que algunos adolescentes que no dormían lo suficiente a menudo pensaban que la cantidad de tiempo que dormían estaba bien.
Keyes no tuvo acceso a información sobre el uso de los medios electrónicos por parte de los adolescentes, un factor al que a menudo se culpa con respecto a la falta de sueño, ya que los adolescentes envían mensajes, entran en los medios sociales, juegan videojuegos y trabajan con computadoras portátiles hasta bien entrada la noche. Pero eso podría ser un factor, dijo.
"A nivel individual, el uso excesivo de la tecnología podría dificultar la capacidad de dormir de un adolescente", señaló Keyes.
Los hallazgos del estudio no son sorprendentes, dijo el Dr. Marcelo Deray, neurólogo pediátrico y director del centro de trastornos del sueño del Hospital Pediátrico de Miami.
Deray comentó que aunque este estudio no ofreció información sobre si el uso de aparatos electrónicos es el culpable de la falta de sueño de los adolescentes, el informe de 2014 de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) citó la tecnología, junto con el consumo de cafeína y otros hábitos, como los factores que contribuyen a la falta de sueño en los adolescentes. Deray dijo que instruir a los adolescentes para que apaguen todos los medios electrónicos al menos una hora antes de acostarse podría ser útil.
Hay otro problema. Los horarios tempranos de entrada a las escuelas pueden sembrar el caos en el sueño de los adolescentes, según Deray.
Al igual que otros expertos, Deray comentó que si la escuela empezara más tarde (incluso una hora más tarde), eso podría ayudar a los adolescentes a dormir más. Los adolescentes se acuestan de manera natural más tarde, dijo, debido a sus ciclos de sueño y la liberación de la hormona melatonina. "Cuando nos dormimos, la melatonina aumenta. Los adolescentes lo hacen más tarde, de modo que tienden a dormir más tarde", dijo Deray.
Por sí mismos, dijo, los adolescentes irían a dormir más tarde y se levantarían más tarde. Empezar la escuela una hora más tarde, por ejemplo a las 8:30 a.m., es una alternativa que respalda la Academia Americana de Pediatría y que probablemente ayudaría, añadió.
La falta de sueño está vinculada con muchos otros problemas de salud para los adolescentes, dijo, como la obesidad, los accidentes de coche, la depresión y un descenso en el rendimiento escolar.
Los padres de los adolescentes pueden educar a sus hijos sobre no planificar demasiadas cosas en su horario, a limitar el consumo de cafeína antes de acostarse y a tener una rutina para ir a dormir, al igual que hacían cuando eran más jóvenes, dijo Keyes.
Deray comentó que los adolescentes también pueden intentar levantarse a las 9 a.m. el fin de semana y exponerse a la luz del sol por la mañana, lo que les ayudará a dormirse antes por la noche.
FUENTES: Katherine Keyes, Ph.D., assistant professor, epidemiology, Mailman School of Public Health, Columbia University, New York City; Marcel Deray, M.D., pediatric neurologist, and director, sleep disorders center, Miami Children's Hospital; March 2015 Pediatrics