Robert Preidt
Un creciente número de niños y adolescentes estadounidenses que presentan diabetes tipo 1 están experimentando una complicación potencialmente mortal al momento de su diagnóstico, según halló un nuevo estudio.
Un grupo de investigadores indicó que la falta de un seguro puede significar que algunos niños están recibiendo diagnósticos de diabetes tipo 1 cuando el desarrollo de la enfermedad está más avanzado, un momento en el que pueden surgir complicaciones graves.
Esta complicación se llama cetoacidosis diabética, e involucra niveles peligrosamente altos de azúcar en la sangre y sustancias en la sangre llamadas cetonas. Los pacientes que presentan la afección pueden sufrir daños a la salud a largo plazo.
"La cetoacidosis diabética se caracteriza por la hiperglucemia [niveles elevados de azúcar en la sangre] y acetonemia [niveles elevados de cetonas ácidas], que al no ser neutralizadas por el cuerpo, hacen ácida la sangre", explicó una experta, la doctora Patricia Vuguin, endocrinóloga pediátrica del Centro Médico Infantil Cohen en New Hyde Park, N.Y.
"Los síntomas normales son vómito, exceso de sed y producción de orina, así como dolor abdominal que puede ser grave", añadió Vuguin, quien no formó parte del nuevo estudio. "La cetoacidosis diabética grave puede llevar a inflamación del tejido cerebral, conocida también como edema cerebral, la cual puede provocar dolores de cabeza, coma y llevar a la muerte".
En el nuevo estudio, un equipo encabezado por la doctora Arleta Rewers de la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado en Aurora analizó los expedientes médicos de más de 3,400 pacientes menores de 18 años en Colorado a quienes se les diagnosticó diabetes tipo 1 entre 1998 y 2012.
El equipo encontró que 39 por ciento de los niños tenía cetoacidosis diabética al momento en el que se les diagnosticó.
Más importante aún, el estudio halló un aumento de 55 por ciento en la tasa de pacientes con la complicación al momento del diagnóstico durante el periodo del estudio (de 30 por ciento en 1998 a 46 por ciento en 2012).
La única característica de los pacientes que cambió a lo largo del periodo del estudio fue el seguro, con un aumento en la cantidad de personas cubiertas por un seguro público del 17 por ciento en 2007 hasta casi 38 por ciento en 2012. Los investigadores hallaron también que los pacientes jóvenes de raza negra eran más propensos a presentar cetoacidosis diabética, mientras que tener un seguro privado y antecedentes de un familiar cercano con diabetes tipo 1 se asociaron con un menor riesgo.
Los resultados sugieren que un creciente número de estadounidenses jóvenes con diabetes tipo 1 pueden enfrentar retrasos en el diagnóstico y el tratamiento, de acuerdo con el equipo de Rewers.
De hecho, la tasa actual de cetoacidosis diabética que se encontró en el estudio es similar a las tasas en países con un acceso deficiente a la atención médica, y mucho más alta que las tasas de Canadá y el Reino Unido, según los investigadores.
"La creciente incidencia de la cetoacidosis diabética temporalmente guardó una relación con un aumento en la prevalencia de la pobreza infantil en Colorado que fue de 10 por ciento en el año 2000 a 18 por ciento en 2012", escribió el equipo de Rewers. Además, añadieron que "el reciente incremento en la incidencia de cetoacidosis diabética entre jóvenes con seguros privados puede estar asociada con la proliferación de planes de salud de alto deducible".
Vuguin coincidió en que "los datos proporcionados por el estudio sugieren que los factores económicos como la pobreza y los planes de salud con deducibles altos pueden jugar un papel importante en [la presencia al momento del diagnóstico de] cetoacidosis diabética".
Otro experto en diabetes también señaló el papel potencial que juegan los seguros.
"Los autores están debidamente preocupados por el mayor nivel de pobreza en Colorado", dijo el doctor Robert Rapaport, director de endocrinología pediátrica y diabetes en el Hospital Infantil Kravis en Mount Sinai en Nueva York. Cuando los niños tienen cetoacidosis diabética al momento del diagnóstico, eso también "representa a menudo falta de conciencia adecuada sobre los síntomas de la diabetes y/o acceso a la atención antes que los niños se enfermen significativamente", dijo.
El estudio se publicó el 21 de abril en la revista Journal of the American Medical Association.
FUENTES: Patricia Vuguin, M.D., endocrinóloga pediátrica, Centro Médico Infantil Cohen, New Hyde Park, N.Y.; Robert Rapaport, M.D., director, división de endocrinología pediátrica y diabetes, Hospital Infantil Kravis en Mount Sinai, Nueva York; comunicado de prensa de JAMA.