Una revisión reciente sugiere que los estimados sobre el ciberacoso varían muchísimo, entre un mínimo de un 5 por ciento hasta un máximo de un 74 por ciento.
Pero algunos hallazgos son constantes: es más probable que los niños acosados estén deprimidos y sean del sexo femenino, y el ciberacoso surge sobre todo de las relaciones.
"Cuando los niños y los jóvenes son víctimas del ciberacoso, con frecuencia se muestran renuentes a contárselo a alguien", dijo la autora de la revisión, Michele Hamm, asociada de investigación del Centro de Investigación sobre las Evidencias de Salud de Alberta de la Universidad de Alberta en Edmonton, Canadá.
"Es probable que sean necesarios esfuerzos de prevención y gestión en niveles múltiples, que involucren a los adolescentes, los padres, los maestros y los profesionales de la atención sanitaria", planteó.
Los investigadores iniciaron la revisión para comprender mejor el ciberacoso, que definieron como el acoso a través de los medios sociales y no en conversaciones privadas mediante mensajes de texto o Skype.
"Deseábamos averiguar si había evidencia de que los medios sociales pudieran ser nocivos para los niños y, si era así, poder informar a las futuras estrategias de investigación", explicó Hamm.
Los investigadores observaron 36 estudios, la mayoría de Estados Unidos. De éstos, 17 informes examinaban la frecuencia con que ocurría el ciberacoso. Los investigadores encontraron que una media del 23 por ciento de los niños reportaron ser acosados a través de los medios sociales. Una media no es un promedio, sino el punto medio en un conjunto de números.
El porcentaje se deriva de estudios que usaron una amplia variedad de definiciones sobre cuándo tenía que haber ocurrido el ciberacoso para ser tomado en cuenta, señaló Hamm. En algunos casos, los investigadores lo incluyeron si los niños habían sido acosados en cualquier momento. En otros casos, el acoso solo se incluyó si era repetitivo, aclaró.
Un experto dijo que un 23 por ciento probablemente fuese una evaluación precisa de la prevalencia del ciberacoso.
"Sería fácil, con tan solo ver las noticias, concluir que casi todos los niños de EE. UU. son víctimas de ciberacoso", dijo Robert Faris, profesor asociado de sociología de la Universidad de California, en Davis.
"La prevalencia del ciberacoso y del acoso tradicional siempre variará según cómo se definan, cómo se plantean las preguntas y el periodo en cuestión", explicó Faris. "Pero independientemente de esos temas, solo una minoría de los niños se pueden considerar como víctimas. El estimado general en realidad concuerda con otros estimados del acoso tradicional".
Los investigadores también encontraron una asociación entre la depresión y el ciberacoso, aunque no está claro si lo uno provoca lo otro.
"Las asociaciones entre el ciberacoso y la ansiedad y las autolesiones fueron inconstantes", añadió Hamm. "Excepto uno, todos los estudios que encontramos solo observaban la relación en un momento dado, así que no se sabe si el ciberacoso tiene un impacto a largo plazo sobre la salud mental de los niños".
Pero Faris cree que el ciberacoso en los medios sociales plantea una amenaza particular para los niños, y que "probablemente sea mucho más dañino para las víctimas" que otras formas de acoso. "Los mensajes de acoso se pueden bloquear, pero las víctimas no pueden detener la humillación pública", dijo. "Y, por supuesto, involucra a una audiencia mucho mayor".
En cuanto a cómo ayudar a los niños que son acosados, Hamm, autora del estudio, dijo que "con frecuencia los adolescentes no saben que hay algo que se pueda hacer sobre el ciberacoso, de forma que se deben realizar esfuerzos por aumentar la educación sobre cómo abordarlo y a quién informar, que se enfoque tanto en las víctimas como en los testigos".
Rachel Annunziato, profesora asistente de psicología clínica de la Universidad de Fordham, en la ciudad de Nueva York, dijo que "el mejor consejo que podemos dar a los padres es monitorizar con frecuencia el uso que sus hijos hacen de internet... estamos en la posición de detectar y detener esta conducta, o de ayudar a nuestros hijos si son víctimas del ciberacoso. Otra cosa que podemos hacer es preguntar sobre el ciberacoso. Quizá nuestros hijos no se den cuenta de que somos conscientes de esto".
Faris se mostró de acuerdo en que los padres deben desempeñar un rol.
"Los niños no hablan a los adultos sobre el acoso. Ni a los maestros, ni a los entrenadores, ni a los padres", advirtió. "En gran parte se debe a que creen que los adultos no les ayudarán, y que pueden empeorar las cosas. Una lección crucial es que los padres deben realmente monitorizar lo que sus hijos hacen en línea y en los medios sociales, y también hacer preguntas insistentes sobre cómo les van las cosas en la escuela y con los amigos".
El estudio aparece en la edición en línea del 22 de junio de la revista JAMA Pediatrics.
FUENTES: Michele Hamm, Ph.D., research associate, Alberta Research Center for Health Evidence, department of pediatrics, University of Alberta, Edmonton, Canada; Robert Faris, Ph.D., associate professor, sociology, University of California, Davis; Rachel Annunziato, Ph.D., assistant professor, clinical psychology, Fordham University, New York City; June 22, 2015, JAMA Pediatrics