Tras el brote reciente de sarampión en Estados Unidos, se está examinando más de cerca el problema la oposición a las vacunas. Ahora los médicos están llamando la atención con respecto a un problema parecido: Algunos padres están evitando la inyección de vitamina K que se administra de manera rutinaria a los recién nacidos para evitar las hemorragias internas.
Las consecuencias de esa decisión pueden ser graves, afirman los especialistas pediátricos. Los bebés pueden llegar a tener una deficiencia de vitamina K, lo que puede resultar en hemorragias peligrosas en los intestinos o en el cerebro.
"Si usted se niega a que se administre la inyección, está poniendo en peligro la salud de su hijo", dijo el Dr. Robert Sidonio Jr., hematólogo y profesor asistente de pediatría en la Universidad de Emory, en Atlanta.
La vitamina K es necesaria para la coagulación normal de la sangre. En los niños más grandes y en los adultos, las bacterias de los intestinos producen mucha de la vitamina K que el cuerpo necesita. Pero no es así en el caso de los bebés.
Y la leche del seno no suministra la suficiente vitamina K, independientemente de lo cuidadosa que sea la madre con respecto a su dieta, señaló Sidonio.
"Toda la col rizada del mundo no será suficiente", añadió.
Esa es la razón por la que, desde 1961, los recién nacidos estadounidenses han recibido de manera rutinaria una inyección de vitamina K antes de dejar el hospital.
Pero algunos padres han empezado a oponerse a la inyección. En 2013, mientras trabajaba en el Hospital Pediátrico de la Universidad de Vanderbilt, en Tennessee, Sidonio presenció varios casos de hemorragia por deficiencia de vitamina K, uno detrás de otro.
Resultó que ninguno de los bebés habían recibido la inyección de la vitamina K. Finalmente, Sidonio y sus colaboradores encontraron 7 casos de deficiencia de vitamina K en un periodo de 8 meses; en 5 de los casos los bebés sufrieron hemorragias gastrointestinales o cerebrales.
Una investigación realizada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. halló una tendencia "alarmante", dijo Sidonio. Entre los padres cuyos bebés nacieron en centros de maternidad privados cerca de Vanderbilt, el 28 por ciento habían rechazado la inyección de vitamina K.
No está claro con qué frecuencia se producen dichas negativas a nivel nacional, porque no hay sistemas de seguimiento para ello, comentó Sidonio.
Pero la tendencia no se reduce a Tennessee. En la última edición de la revista Journal of Emergency Medicine, unos médicos de Ohio describen su propia experiencia con la deficiencia de vitamina K.
Los padres trajeron a su bebé de 10 semanas a la sala de emergencias, diciendo que cada vez "se quejaba" más durante las dos últimas semanas. Esa mañana, la madre había observado unas manchitas de sangre en las heces del bebé.
Los análisis de sangre revelaron una anemia severa (una carencia de glóbulos rojos sanos) y una TC mostró manchas de sangre acumulándose fuera del cerebro. Finalmente, se diagnosticó al bebé una deficiencia de vitamina K, después de que los médicos supieran que la familia se había negado a la administración de la inyección de vitamina K y la vacuna de la hepatitis B, que se da normalmente a los recién nacidos.
La Dr. Karyn Kassis es una de las médicas de emergencia que trataron al bebé en el Hospital Pediátrico Nacional, en Columbus.
Afortunadamente, dijo, detuvieron la hemorragia alrededor del cerebro (con una infusión de vitamina K) antes de que llegara a ser grave. Tales hemorragias cerebrales pueden llevar a daños permanentes o incluso a la muerte.
Entonces, ¿por qué los padres deciden que no se administre la inyección de vitamina K?
A veces los padres que no desean que se vacune a su bebé podrían decir: "nada de inyecciones", y los profesionales quizá piensen que eso incluye a la vitamina K, dijo Kassis.
También hay padres que desean que el parto sea completamente "natural", y se oponen a la vitamina K basándose en eso.
Pero muchos padres se oponen a la inyección de la vitamina K porque creen erróneamente que es peligrosa, dijo Sidonio.
"En internet hay muchas historias sobre la vitamina K", indicó. "Creo que estos padres simplemente están obteniendo una información errónea".
El mito principal es que la inyección provoca leucemia, según Sidonio. Dijo que el mito se extendió a partir de un solo y "viejo" estudio que reportó una correlación entre las dos cosas, un vínculo que se ha refutado en los estudios de seguimiento.
La situación es casi la misma con respecto a la vacuna SPR y el autismo, indicó Sidonio. Un estudio de los años 90, que más tarde se descubrió que era fraudulento, planteó la posibilidad de que la vacuna SPR provocara autismo. Y a pesar de que los años de investigación no muestran tal conexión, algunos padres todavía creen que el riesgo es real.
Las autoridades sanitarias dicen que las consecuencias de esa desconfianza se manifestaron en los recientes brotes de sarampión.
De forma parecido, Sidonio dijo que los médicos de emergencias están viendo ahora las consecuencias del rechazo de la vitamina K.
Kassis sugirió que si los padres tienen preguntas sobre la inyección de la vitamina K, que hablen con un médico en quien confíen.
Sidonio enfatizó 3 cuestiones: La inyección de la vitamina K es segura, barata y efectiva. "No hay ninguna razón por la que los padres se arriesguen a rechazarla", dijo.
FUENTES: Karyn Kassis, M.D., M.P.H., emergency medicine, Nationwide Children's Hospital, Columbus, Ohio; Robert Sidonio Jr., M.D., assistant professor, pediatrics, Emory University School of Medicine, Atlanta; July 2015 Journal of Emergency Medicine.