Las preocupaciones sobre los "súper gérmenes" de los hospitales han resaltado la necesidad de prevenir la propagación de gérmenes en los ámbitos de la atención sanitaria. Pero un informe reciente revela una perturbadora falta de conocimiento sobre algo tan básico como la limpieza adecuada de la habitación de un paciente.
Muy pocas investigaciones abordan las mejores formas de desinfectar e higienizar las superficies duras de una habitación de hospital, informan unos investigadores en la edición del 11 de agosto de la revista Annals of Internal Medicine.
"Básicamente encontramos que hay estudios disponibles para orientar las acciones, pero hay muchos menos de lo que se esperaría sobre un tema tan importante", comentó el autor líder, el Dr. Craig Umscheid, profesor asistente de medicina y epidemiología de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia.
En cualquier momento dado, más o menos uno de cada 25 pacientes de hospital tiene una infección que contrajo en el hospital, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. Se estima que en 2011 ocurrieron 721,000 infecciones relacionadas con la atención sanitaria, que condujeron a unas 75,000 muertes, anotaron los autores en la información de respaldo.
El lavado de las manos recibe mucha atención para la prevención de la propagación de gérmenes, pero desinfectar las superficies duras en la sala de exámenes o en la habitación del hospital puede ser igual de importante, dijo Umscheid. Muchos gérmenes peligrosos se propagan al tocar las encimeras, los suelos, las mesas para las bandejas, los barandales de las camas, el soporte IV, los conmutadores de la luz, los sanitarios e incluso los botones para llamar a las enfermeras.
Muchos expertos creen que apenas el 50 por ciento de las superficies típicamente se desinfectan durante la limpieza de la habitación del paciente, según las notas de respaldo.
Para este informe, los investigadores revisaron 80 estudios publicados entre 1998 y 2014.
Los investigadores solo encontraron cinco ensayos aleatorios controlados que exploraban las mejores formas de desinfectar las superficies. La mayoría eran estudios tipo antes/después, en que los gérmenes se midieron en una superficie antes y después del uso de un producto de limpieza.
Menos del 35 por ciento de los estudios se concentraron en las tasas de infección o de propagación de enfermedades debido a las superficies sucias, señalaron los investigadores.
También encontraron que la mayoría de los estudios solo examinaban la efectividad de un único producto o método de limpieza, en lugar de compararlo con otros.
"Hay muchos métodos disponibles, pero simplemente no hay ensayos que comparen de forma directa a uno contra otro y observen los resultados que importan a los pacientes", dijo Umscheid.
El equipo identificó varios estudios que mostraban que las tasas de C. difficile, la causa más común de infecciones gastrointestinales adquiridas en el hospital, se habían reducido con el uso de desinfectantes basados en lejía, pero que un producto basado en dióxido de cloro no era efectivo para reducir las tasas de contaminación e infección.
17 estudios sobre nuevas tecnologías de limpieza (como dispositivos que emiten rayos ultravioleta o vapor de peróxido de hidrógeno) reportaron hallazgos positivos, mientras que tres demostraron reducciones en las tasas de infección.
Los investigadores también encontraron cierta evidencia que respalda el uso de superficies resistentes a la contaminación, como barandales de cama recubiertos de cobre.
Los estudios que intentan evaluar las mejores estrategias de limpieza en el hospital son difíciles de realizar, apuntó Victoria Richards, profesora asociada de ciencias médicas de la Facultad de Medicina Frank H. Netter MD de la Universidad de Quinnipiac en North Haven, Connecticut.
"Un hospital es un lugar ajetreado y caótico", dijo Richards. "Hay muchos individuos distintos que entran en muchas habitaciones diferentes, tocando superficies variadas. El ambiente mismo dificulta mucho la conducción de una investigación".
Las autoridades de los hospitales confían mucho en las recomendaciones de los fabricantes al elegir productos de limpieza, comentó Donna Armellino, vicepresidenta de prevención de infecciones del Sistema de Salud North Shore-LIJ, en Nueva York.
Esas recomendaciones con frecuencia se enfocan más en cómo un producto de limpieza afecta a una superficie, y simplemente dan por sentado que es un medio efectivo de matar gérmenes, señaló Armellino.
"Desde el punto de vista del equipo médico, básicamente buscan ver qué sustancias son compatibles con la superficie de ese equipo médico específico", dijo. "¿Manchará el plástico o dañará la superficie del metal?".
Al mismo tiempo, Armellino dijo que la amenaza que plantean las superficies contaminadas no es tan terrible como la que representan las manos sin lavar o los instrumentos médicos sucios.
"Me preocuparían más los artículos que penetran en la piel o entran en contacto con la membrana mucosa, en lugar de los que entran en contacto con la piel intacta", planteó.
Patti Costello, directora ejecutiva de la Asociación para el Ambiente de la Atención Sanitaria (Association for the Healthcare Environment), tuvo objeciones respecto a la metodología del estudio.
"Este estudio parece un compendio de investigaciones anteriores, y no provee ninguna información nueva", dijo. Su organización, un grupo de membresía individual de la Asociación Americana de Hospitales (American Hospital Association), enfatiza la educación, el entrenamiento y la certificación continuos que demuestran un compromiso con una desinfección correcta y constante, señaló Costello.
"Los hospitales se toman la limpieza y la desinfección de las superficies muy en serio", añadió.
FUENTES: Craig Umscheid, M.D., MSCE, assistant professor, medicine and epidemiology, University of Pennsylvania Perelman School of Medicine, and senior associate director, ECRI Institute-Penn Medicine Agency for Healthcare Research and Quality-funded Evidence-Based Practice Center; Victoria Richards, Ph.D., associate professor, medical sciences, Frank H. Netter MD School of Medicine, Quinnipiac University, North Haven, Conn.; Donna Armellino, R.N., DNP, vice president, infection prevention, North Shore-LIJ Health System, New York; Patti Costello, executive director, Association for the Healthcare Environment; Aug. 11, 2015, Annals of Internal Medicine