Una investigación reciente sugiere que el tamaño de la cintura depende en cierta medida de bacterias específicas que habitan en el intestino.
En el estudio, que contó con la participación de unos 900 adultos holandeses, se encontró que algunas bacterias intestinales podrían ayudar a determinar no solo los niveles de grasa corporal, sino también las concentraciones sanguíneas de colesterol HDL y triglicéridos.
El colesterol HDL es el “bueno” que ayuda a mantener un corazón sano; los triglicéridos son otro tipo de grasa en la sangre que, en exceso, pueden contribuir a enfermedades cardíacas.
Este es el primer estudio que ofrece “pruebas sólidas” que vinculan las bacterias intestinales con los niveles de colesterol y triglicéridos, señaló la investigadora principal Jingyuan Fu.
Aunque no demuestra que las bacterias alteran directamente las grasas en la sangre de las personas, subrayó Fu, profesora asociada de Genética en el Centro Médico Universitario de Groninga, en los Países Bajos.
Así que aún es demasiado pronto para recomendar el uso de complementos probióticos para la prevención de las enfermedades del corazón, señalaron los investigadores. Sin embargo, estos resultados se suman a la creciente evidencia de que el microbioma intestinal desempeña un papel importante en la salud humana.
El término “microbioma” se refiere a los billones de bacterias y otros microbios que habitan de forma natural en el intestino.
Una investigación reciente reveló que estos microorganismos hacen mucho más que apoyar una buena digestión: ayudan en todo, desde la función inmune hasta la metabolización de fármacos para la producción de vitaminas, compuestos antiinflamatorios e incluso sustancias químicas que transmiten mensajes entre las células del cerebro.
Los estudios también sugieren que cuando el microbioma carece de diversidad puede contribuir a problemas de salud como la obesidad, el asma y la diabetes tipo 1.
Este último estudio "aporta información importante para nuestra comprensión del microbioma intestinal y los riesgos de salud, en particular, de las enfermedades cardiovasculares", señaló la Dra. Lea Chen, gastroenteróloga e investigadora del microbioma del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York (NYU) en la ciudad de Nueva York.
Los hallazgos, que aparecen en la edición del 10 de septiembre de Circulation Research, se basaron en 893 adultos de entre 18 y 80 años. El equipo de Fu analizó muestras fecales para obtener una instantánea del microbioma intestinal de cada persona.
En general, los investigadores encontraron 34 tipos de bacterias que se relacionaban con los triglicéridos y los niveles de HDL de la gente, y con el índice de masa corporal (IMC), una medida del peso en relación con la altura.
Los investigadores estimaron que el microbioma intestinal era responsable entre un 4 por ciento y 6 por ciento de la variación en el índice de masa corporal, los niveles de triglicéridos y de HDL del grupo que participó en el estudio.
Este efecto es “modesto”, apuntó Chen. Además, no está claro en absoluto si el microbioma es la causa.
"Las bacterias intestinales identificadas podrían provocar cambios en el IMC o el colesterol, o simplemente podrían ser el subproducto de estos factores", señaló Chen, que no formó parte del estudio.
Se sabe que algunas de las bacterias descritas en el estudio están implicadas en el metabolismo de los ácidos biliares que afectan a los niveles de colesterol. Tanto Chen como Fu destacaron que se necesitan realizar más investigaciones para comprender cómo actúan las distintas bacterias intestinales en relación con el colesterol y otros factores de riesgo de enfermedades cardíacas.
"En estos momentos, este campo está todavía en pañales", apuntó Fu.
Los investigadores aún no saben cómo definir un microbioma “saludable”. Pero los estudios sugieren que la vida moderna puede estar disminuyendo la diversidad del microbioma intestinal del estadounidense típico, y que esta falta de diversidad puede relacionare con mayores riesgos de enfermedades.
¿Qué hace que un microbioma sea menos diverso?
Los expertos sospechan que la cesárea y la falta de lactancia materna son dos factores: la cesárea priva a los recién nacidos de las bacterias beneficiosas del canal del parto, mientras que la leche materna favorece el crecimiento de bacterias intestinales.
Se cree que las dietas plagadas de alimentos procesados también son responsables.
Lo esencial, de acuerdo con Fu, es que el microbioma intestinal se puede modificar mediante la dieta, a diferencia de la edad, los genes y otros factores de riesgo de enfermedades cardíacas. Aunque aún no está claro exactamente qué cambios podrían ser saludables para el corazón.
Por ahora, Chen sugiere que la gente siga hábitos alimenticios probados, tales como una dieta rica en frutas, verduras, pescado, granos con alto contenido de fibra y otros alimentos “integrales”.
FUENTES: Jingyuan Fu, Ph.D., associate professor, genetics, University Medical Center Groningen, the Netherlands; Lea Chen, M.D., gastroenterologist, NYU Langone Medical Center, New York City; Sept. 10, 2015, Circulation Research