La función mental podría deteriorarse con mayor rapidez en los adultos mayores que tienen unos niveles bajos de vitamina D, sugiere un estudio reciente.
Entre las más de 380 personas a quienes los investigadores siguieron durante un promedio de cinco años, las que sufrían de demencia tenían los niveles más bajos de vitamina D.
"No está claro qué podría estar haciendo la vitamina D", dijo el autor del estudio, Joshua Miller, presidente del departamento de ciencias de la nutrición de la Facultad de Ciencias Ambientales y Biológicas de la Universidad de Rutgers en New Brunswick, Nueva Jersey.
"Hay evidencias sólidas de que la vitamina D entra en las células del cuerpo, incluso en el cerebro", comentó Miller, así que tal vez la vitamina D proteja al cerebro de desarrollar las placas y nudos que se asocian con la enfermedad de Alzheimer.
Lamentablemente, "hay muchas probabilidades de que la mayoría de personas mayores de 75 años de EE. UU. tengan una deficiencia de vitamina D", anotó.
Miller advirtió que no hay pruebas de que tomar complementos de vitamina D ralentice el deterioro mental, y que este estudio solo mostró una asociación entre ambos factores.
"Todo lo que podemos decir es que los complementos podrían resultar útiles", dijo. "Y las desventajas de tomar complementos son muy pequeñas".
El informe aparece en la edición en línea del 14 de septiembre de la revista JAMA Neurology.
La ingesta diaria recomendada de vitamina D para los adultos mayores es de entre 600 y 800 unidades internacionales (UI), según los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU. La vitamina D, también conocida como la vitamina de la luz solar, se encuentra en alimentos fortificados, como la leche, el jugo de naranja, los cereales y el yogurt. El pescado, las yemas de los huevos y el hígado también contienen la vitamina.
Miller y sus colaboradores definieron cuatro niveles de vitamina D en la sangre:
- Deficiencia: menos de 12 nanogramos por mililitro (ng/mL)
- Insuficiencia: desde 12 a menos de 20 ng/mL
- Nivel adecuado: entre 20 y menos de 50 ng/mL
- Nivel alto: 50 o más ng/mL
Los investigadores encontraron que la mayoría de personas del estudio tenían unos niveles de vitamina D demasiado bajos: el 26 por ciento tenían deficiencia de vitamina D y el 35 por ciento tenían insuficiencia de vitamina D. Los negros y los hispanos tenían los niveles más bajos de vitamina D, en comparación con los blancos.
Los negros y otras minorías tienen unas concentraciones más altas de melanina, lo que hace que su piel sea más oscura, pero esto inhibe la síntesis de la vitamina D, explicaron los investigadores.
Además, la ingesta de vitamina D en la dieta proviene sobre todo de los productos lácteos, y los grupos minoritarios tienden a consumir unas cantidades bajas de alimentos lácteos, añadieron los autores.
La edad promedio de los participantes del estudio fue de más de 75 años. Al principio del estudio, el 17.5 por ciento de los participantes tenían demencia, casi un 33 por ciento tenían algunos problemas de pensamiento y memoria (deterioro cognitivo leve) y el 49.5 por ciento eran mentalmente normales.
Los niveles de vitamina D eran más bajos entre los que sufrían de demencia (16 ng/mL), en comparación con los que tenían un deterioro cognitivo leve (20 ng/mL) y los participantes mentalmente normales (19.7 ng/mL), encontró el equipo de Miller.
Durante el seguimiento, las tasas de deterioro en la memoria, el pensamiento y las habilidades de resolución de problemas fueron más altas entre los que tenían deficiencia o insuficiencia de vitamina D que entre los que tenían unos niveles adecuados de la vitamina, hallaron los investigadores.
Los niveles de vitamina D no se vincularon significativamente con el declive en la memoria de las cosas y eventos almacenados en la memoria a largo plazo, ni con la capacidad de percibir relaciones visuales y espaciales, según el estudio.
El Dr. Sam Gandy, director del Centro de Salud Cognitiva del Hospital Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York, dijo que "los niveles de vitamina D se deben revisar al menos una vez en las personas a partir de los 55 años de edad, y deben ser parte de cualquier evaluación sobre el deterioro mental".
Pero Gandy, que no participó en el estudio, no cree que las personas mayores deban tomar complementos de vitamina D por defecto.
"No llegaría a recomendar el uso general de complementos en todo el mundo", dijo. "Pero sin duda, todos deben revisar sus niveles al menos una vez en la mediana edad, y si hay algún problema mental".
FUENTES: Joshua Miller, Ph.D., professor and chair, department of nutritional sciences, Rutgers University School of Environmental and Biological Sciences, New Brunswick, N.J.; Sam Gandy, M.D., Ph.D., director, Center for Cognitive Health, Mount Sinai Hospital, New York City; Sept. 14, 2015, JAMA Neurology, online