¿Podrá alguna vez perder peso ser tan fácil como tragarse una pastilla? Una investigación preliminar sugiere que probablemente sí.
Se están realizando pruebas para evaluar el potencial de un balón gástrico que se encuentra dentro de una cápsula de tamaño estándar vinculada a un minúsculo catéter.
Una vez se traga, la cápsula baja al estómago, donde el recubrimiento se disuelve. El balón liberado se llena de agua destilada tamponada a través del catéter, que se saca por la boca.
Si todo va según el plan, el balón de agua del tamaño de un pomelo (de 19 onzas [56 centilitros]) llena el estómago y controla significativamente la cantidad de alimentos que alguien puede comer antes de sentirse satisfecho.
Tras unos cuatro meses, el balón se desinfla automáticamente, momento en el cual su delgado recubrimiento se excreta de forma natural.
El dispositivo, llamado Elipse y fabricado por Allurion Technologies de Wellesley, Massachusetts, aún tiene que ser evaluado en pacientes estadounidenses para que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. le otorgue su aprobación. Los investigadores dicen que en el mejor de los casos no estará disponible en Estados Unidos hasta dentro de dos o tres años.
Pero una investigación inicial con 34 pacientes de la República Checa y Grecia sugiere que la intervención no invasiva parece ser segura y efectiva.
En cuatro meses, los pacientes perdieron en promedio un 37 por ciento de su exceso de peso (unas 22 libras [10 kilos] cada uno), informan los investigadores.
El dispositivo se considera como un adyuvante para perder peso, no una cura, anotaron los expertos.
"Como los pacientes se acostumbran a sentirse llenos mucho más rápidamente con el dispositivo, aprenden a controlar las porciones y se habitúan a comer menos", apuntó el autor del estudio, el Dr. Ram Chuttani, director de gastroenterología y endoscopias intervencionistas del Centro Médico Beth Israel Deaconess, en Boston. "Anticipamos que los mejores hábitos de alimentación que los pacientes desarrollen conllevarán que no vuelvan a recuperar una cantidad significativa del peso que hayan perdido, incluso cuando ya no tengan el balón".
El ensayo fue financiado por Allurion, y los resultados se presentaron el jueves en la Semana de la Obesidad, en Los Ángeles. La reunión anual es organizada por la Sociedad Americana de Cirugía Metabólica y Bariátrica (American Society for Metabolic and Bariatric Surgery) y la Sociedad de la Obesidad (Obesity Society). Como las investigaciones presentadas en reuniones no han pasado por la rigurosa revisión profesional que requieren los estudios publicados, por lo general se consideran como preliminares.
Chuttani dijo que desde hace unos 15 años unos balones gástricos de silicona y más gruesos han estado disponibles fuera de Estados Unidos. Este año, la FDA aprobó dos sistemas tradicionales de balones gástricos, que requieren de una endoscopia (un procedimiento mínimamente invasivo) para ser implantados en el estómago.
Ese no es el caso de Elipse, que se describe como "libre de procedimientos".
El seguimiento anterior de los pacientes de balón gástrico tradicional sugiere que hay beneficios a largo plazo. Por ejemplo, Chuttani dijo que tras un año los pacientes generalmente no han recuperado más o menos la mitad del peso que perdieron mientras tenían el balón. Esa cifra se reduce a alrededor del 30 por ciento cinco años tras el procedimiento, dijo.
Los efectos secundarios típicos de los balones gástricos tradicionales incluyen náuseas y vómitos, lo que también sucedió a los participantes del ensayo de Elipse, dijeron los investigadores.
El Dr. John Morton, jefe de cirugía bariátrica y mínimamente invasiva de la Universidad de Stanford en Palo Alto, California, dijo que un método no invasivo podría en última instancia ser útil para un grupo más grande de adultos obesos, dado que los métodos invasivos por lo general se reservan para los pacientes gravemente obesos, cuyo índice de masa corporal (IMC) es de 35 o más.
Elipse, al contrario, tiene como objetivo a los pacientes con un IMC de incluso 27, dijo Morton, que también es presidente de la Sociedad Americana de Cirugía Metabólica y Bariátrica. Un IMC de 27 es sobrepeso, pero no obesidad. El IMC es un estimado de la grasa corporal basado en la estatura y el peso.
"Sabemos que el riesgo de mortalidad y enfermedad comienza a aumentar con un IMC de alrededor de 30", dijo Morton.
Un método que "prometa una intervención más temprana para abordar el inmenso problema de salud pública de la obesidad" sería una herramienta adicional magnífica, afirmó.
Sin embargo, Morton anotó que los nuevos resultados provienen de un estudio reducido y que se necesita más investigación. "Pero hasta ahora parece bastante seguro y razonablemente efectivo. Creo que es muy promisorio", concluyó.
FUENTES: Ram Chuttani, M.D., director, endoscopy, and chief, interventional gastroenterology, Beth Israel Deaconess Medical Center, Boston; John Morton, M.D., president, American Society for Metabolic and Bariatric Surgery, and chief, bariatric and minimally invasive surgery, Stanford University; Nov. 5, 2015, presentation, Obesity Week, Los Angeles