Los urólogos son mucho más propensos que los médicos de atención primaria a realizar unas evaluaciones para el cáncer de próstata conocidas como pruebas del antígeno prostático específico (APE), según un nuevo estudio.
En la prueba, se toma una muestra de sangre que se envía a un laboratorio para revisar los niveles de una proteína producida por las células de la glándula prostática.
Las pruebas del APE declinaron en general después de que el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. desaconsejara la evaluación rutinaria de todos los hombres en 2011. Pero la nueva investigación encuentra que el declive fue más marcado entre los médicos de atención primaria que entre los urólogos.
Entre 2010 y 2012, las pruebas del PSA se redujeron de alrededor de un 36 por ciento a un 16 por ciento de las visitas al médico de atención primaria, pero apenas de más o menos un 39 por ciento a un 34 por ciento de las visitas al urólogo, hallaron los investigadores.
Esa discrepancia podría reflejar unas percepciones distintas sobre los beneficios de las pruebas entre los médicos, señalaron los autores en el estudio, que aparece en la edición en línea del 8 de febrero de la revista JAMA Internal Medicine.
El declive más grande en las pruebas del APE entre los médicos de atención primaria también podría deberse a las directrices conflictivas sobre las evaluaciones del cáncer de próstata y a las diferencias en los factores demográficos o las expectativas de los pacientes, sugirieron los autores del estudio.
"Este hallazgo enfatiza la necesidad de continuar el diálogo interdisciplinario de ahora en adelante, para lograr un consenso más amplio sobre las pruebas de detección del cáncer de próstata", concluyeron los investigadores, del Hospital Brigham and Women's, en Boston.
El equipo de investigación, dirigido por el Dr. Quoc-Dien Trinh, usó la Encuesta nacional sobre la atención médica ambulatoria para examinar las pruebas del APE un año antes y un año después de la publicación de las recomendaciones del grupo de trabajo.
El estudio incluyó a casi 1,200 visitas preventivas al consultorio, realizadas por hombres de 50 a 74 años de edad que no habían sido diagnosticados con un cáncer ni con ninguna otra afección de la próstata. 1,100 de esas visitas fueron a médicos de atención primaria. Los demás fueron examinados por un urólogo, un médico especializado en el tracto urinario.
FUENTE: JAMA Internal Medicine