Beneficio temporario

El ejercicio podría ayudar a las personas que ya tienen pérdida de la memoria

Pero los efectos solo duraron el tiempo que continuó la actividad, encontró un estudio

Fuente: MedlinePlus

Las personas mayores que tienen problemas de la memoria y del pensamiento podrían obtener un ligero beneficio a partir del ejercicio, sugiere un nuevo estudio.

Las personas que hicieron ejercicio mostraron cierta mejora en una prueba de las habilidades de pensamiento y memoria, en comparación con las que no hicieron ejercicio, encontraron los investigadores canadienses.

"Hallamos que hacer ejercicio aeróbico de intensidad moderada, como caminar a un paso vivo, tres veces por semana mejoró significativamente la función cognitiva en los adultos mayores con problemas de la función cognitiva debido a una enfermedad que afecta a los vasos sanguíneos pequeños en el cerebro", señaló la investigadora líder, Teresa Liu-Ambrose, profesora asociada de la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver.

Las personas del estudio tenían un declive mental provocado por el estrechamiento de los vasos sanguíneos en el cerebro, la segunda causa más común de demencia tras la enfermedad de Alzheimer, comentó Liu-Ambrose.

Aunque la mejora en la función mental fue modesta, fue similar a la vista en estudios que evaluaban fármacos para las personas con el mismo problema, dijo Liu-Ambrose. "Pero la diferencia fue menor que la que se considera como la diferencia clínicamente importante mínima", dijo.

"Aunque se necesitan estudios futuros para replicar y confirmar nuestros hallazgos, dados los beneficios bien establecidos del ejercicio, así como el hecho de que hay pocas opciones de tratamiento disponibles para las personas con esta afección, el ejercicio aeróbico parece ser una opción de tratamiento razonable con unos efectos secundarios y un costo mínimos", añadió.

Para el estudio, Liu-Ambrose y sus colaboradores trabajaron con 70 personas con una edad promedio de 74 años que tenían problemas "leves" de pensamiento y memoria.

La mitad de los participantes hicieron clases de ejercicio de una hora tres veces por semana durante seis meses. La otra mitad recibió información sobre el declive mental y una dieta saludable, pero no información sobre la actividad física.

Se evaluó a los participantes al inicio y al final del estudio, y una vez más seis meses después. Las pruebas evaluaron has habilidades generales de pensamiento, las habilidades de función ejecutiva (como la planificación y la organización) y qué tan bien podían manejar las actividades cotidianas. En una prueba de 11 puntos, los participantes del estudio que hicieron ejercicio mejoraron casi 2 puntos, encontró el estudio.

Pero seis meses tras dejar el ejercicio, sus puntuaciones no eran distintas que las de los que no hicieron ejercicio. Y no hubo una diferencia entre los grupos en las pruebas de la función ejecutiva o las actividades cotidianas, añadieron los investigadores.

El ejercicio tuvo otros beneficios, encontraron. Las personas que hacían ejercicio tenían una presión arterial más baja, y también les fue mejor en una prueba sobre la distancia que podían caminar en seis minutos, que mide la salud cardiaca general. Reducir la presión arterial también podría ayudar a evitar el declive mental, porque la hipertensión es un factor de riesgo del deterioro mental, apuntaron los investigadores.

La Dra. Alexandra Foubert-Samier trabaja en el Instituto de Enfermedades Neurodegenerativas de la Universidad de Burdeos, en Francia. Destacó que "este estudio encontró algunos resultados interesantes sobre la práctica de actividades físicas contra el declive cognitivo, pero estudios futuros deben confirmarlo. Hay que tener cuidado con el alcance de estudios como este, aunque es alentador.

Es posible que las actividades físicas protejan del declive mental, pero se necesitan otros estudios para probarlo", dijo Foubert-Samier, coautora de un editorial que acompañó al estudio.

"De cualquier forma, la actividad física es buena para la salud, sobre todo para proteger de los factores de riesgo cardiovasculares", señaló.


♦ Fuentes: Teresa Liu-Ambrose, Ph.D., associate professor, University of British Columbia, Vancouver, Canada; Alexandra Foubert-Samier, M.D., Ph.D., Institute of Neurodegenerative Diseases, Bordeaux University, France; Oct. 19, 2016, Neurology