Alteración de la microbiota y de la conducta ingestiva

¿Los edulcorantes artificiales podrían aumentar la obesidad?

Los productos no conducen a una pérdida significativa de peso, e incluso se vinculan con el aumento de peso

Fuente: MedlinePlus

Los edulcorantes artificiales podrían ser menos útiles de lo que muchos creen para ayudar a las personas a perder peso y a evitar los problemas de salud asociados con el exceso de peso, sugiere una nueva revisión de las evidencias.

El aspartamo, la sacarina, la sucralosa y otros edulcorantes artificiales no condujeron a una pérdida significativa de peso en más de mil participantes de siete ensayos clínicos, señaló la investigadora líder, Meghan Azad. Los ensayos clínicos se consideran el "estándar de excelencia" de la investigación médica, añadió Azad, profesora asistente de pediatría en la Universidad de Manitoba en Winnipeg, Canadá.

Al mismo tiempo, los datos combinados de 30 estudios observacionales en que participaron más de 400,000 personas mostraron que los edulcorantes artificiales se asocian con la obesidad, la hipertensión, la diabetes tipo 2 y los problemas de salud cardiaca. Pero los estudios observacionales no pueden probar una relación causal.

Esos resultados son "más o menos lo opuesto de lo que estos productos buscan", dijo Azad. "Debe hacer que la gente piense y se cuestione si de verdad es necesario comer esos edulcorantes artificiales".

Pero es posible que esta revisión de las evidencias esté culpando a los edulcorantes artificiales de problemas de salud que se pueden atribuir a una dieta por lo demás mala o a otras opciones malsanas de estilo de vida, argumentó el Consejo de Control de las Calorías (Calorie Control Council). El grupo representa a la industria de la comida y las bebidas bajas en calorías y de calorías reducidas.

"Los edulcorantes bajos en calorías son una herramienta que ayudan a ofrecer un sabor dulce sin calorías, para abordar un aspecto de la ingesta calórica", comentó en una declaración el presidente del consejo, Robert Rankin. "Las preferencias del gusto son un componente importante de los hábitos dietéticos, pero una gestión exitosa del peso amerita una estrategia bien redondeada".

Esas estrategias deben tomar en cuenta no solo las preferencias dietéticas, sino también la actividad física y las consideraciones médicas, añadió Rankin.

En su revisión, Azad y sus colaboradores exploraron más de 11,000 estudios publicados, y al final enfocaron su revisión en siete ensayos clínicos y 30 estudios a largo plazo.

Los siete ensayos clínicos combinados mostraron que los edulcorantes artificiales no tenían ningún impacto en el índice de masa corporal (IMC) de una persona, reportaron los investigadores. El IMC es una medida de la grasa corporal basada en la estatura y el peso.

Al mismo tiempo, los 30 estudios observacionales mostraron que durante un seguimiento promedio de 10 años, las personas que usaban edulcorantes artificiales de forma regular tendían a desarrollar problemas de salud asociados con el exceso de peso.

"Ahora mismo, el azúcar es el centro de atención como el culpable de causar obesidad y diabetes", dijo Azad. "Se le dice a todas las personas que no coman azúcar, y punto. Así que es una suposición razonable que se puede usar un sustituto del azúcar. Esto plantea que quizá no se deba hacer esa sustitución inmediata antes de que tengamos evidencias".

Las teorías sobre por qué los edulcorantes artificiales quizá no ayuden a perder peso tienden a girar en torno a dos escuelas de pensamiento, dijo Azad.

Una escuela sostiene que los edulcorantes podrían influir de forma malsana en la conducta de las personas que hacen dieta.

Por ejemplo, una persona que toma un refresco sin calorías quizá sienta que puede comer alimentos ricos en calorías, anotó Azad. Los edulcorantes artificiales también podrían fomentar el gusto por lo dulce de una persona, haciendo que sea más probable que se consienta comer alimentos azucarados.

La otra escuela plantea que los edulcorantes artificiales podrían influir en el cuerpo en sí, de alguna manera que todavía se desconoce, dijo Azad. Los edulcorantes podrían alterar la forma en que los microbios intestinales funcionan en la digestión de los alimentos, o quizá cambiar el metabolismo del cuerpo con el tiempo al enviar repetidamente señales falsas de que se está consumiendo algo dulce.

Pero Azad concurrió en que los estudios que vinculan los edulcorantes artificiales con problemas de salud tienen limitaciones.

"En realidad, la moraleja de este estudio es que necesitamos más investigación, porque no hay muchas evidencias sobre los efectos a largo plazo", señaló.

Lauri Wright, profesora asistente de nutrición y dietética en la Universidad del Norte de Florida, dijo que los estudios podrían haber descuidado otras cosas que influyen en el peso, como el ejercicio o la dieta en general.

"Creo que en la práctica dietética nunca pensamos que tan solo cambiar a sustitutos del azúcar resultará en una pérdida significativa de peso", dijo Wright, vocera de la Academia de Nutrición y Dietética (Academy of Nutrition and Dietetics).

"Una dieta y un estilo de vida saludables están conformados por muchos factores en conjunto. Simplemente beber refrescos de dieta en lugar de refrescos regulares no es la respuesta para la mayoría de personas", añadió.

Además, muchas personas comienzan a utilizar edulcorantes artificiales porque ya tienen sobrepeso y quizá ya hayan desarrollado diabetes. "Esos tipos de factores confunden lo que vemos en estos estudios observacionales", dijo Wright.

No hay evidencias de que los edulcorantes artificiales alteren la forma en que el cuerpo procesa el azúcar, anotó, y algunas investigaciones han mostrado que los sustitutos del azúcar no hacen que las personas tengan deseos de comer más dulces.

"No les digo a mis pacientes que eviten los refrescos de dieta", dijo Wright. "Creo que han sido bien evaluados, y un consumo normal no me preocupa".

El estudio aparece en la edición del 17 de julio de la revista CMAJ (Canadian Medical Association Journal).


FUENTES: Meghan Azad, Ph.D., assistant professor, pediatrics, University of Manitoba, Winnipeg, Canada; Lauri Wright, Ph.D., assistant professor, nutrition and dietetics, University of North Florida; July 17, 2017, CMAJ (Canadian Medical Association Journal)