La depresión es común en las personas con cáncer, aunque con frecuencia se pasa por alto, sugiere un nuevo estudio.
Los investigadores evaluaron la depresión en 400 pacientes tratados por cáncer entre 2013 y 2016 en el Centro Oncológico del Hospital Universitario de Newark, en Nueva Jersey. Tenían entre 20 y 86 años de edad, con una edad promedio de 55 años.
Se encontró depresión en un 40 por ciento de los pacientes, y 3 de cada 4 de esos pacientes nunca fueron diagnosticados ni tratados por la afección, encontraron los investigadores.
El estudio fue presentado el domingo en la reunión anual de la Sociedad Americana de Radiooncología (American Society for Radiation Oncology), en San Diego. Los hallazgos presentados en reuniones generalmente se consideran preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
"La prevalencia de la depresión sigue siendo alta en los pacientes con cáncer, sobre todo los que reciben tratamiento en un centro oncológico urbano, además de los que se identifican como mujeres o cuya enfermedad ha provocado discapacidad", apuntó el autor del estudio, Jason Domogauer, estudiante de medicina y doctoral en la Facultad de Medicina de Nueva Jersey de la Universidad de Rutgers, en Newark.
"Algo alarmante es que esos pacientes sigan sin diagnóstico ni tratamiento, lo que indica una laguna importante en la atención del cáncer y una oportunidad de mejorar los resultados de los pacientes", planteó en un comunicado de prensa de la sociedad.
Entre un 15 y un 25 por ciento de los pacientes con cáncer tienen depresión, una tasa que es entre 2 y 3 veces mayor que en la población general de EE. UU., según el Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU.
Domogauer dijo que el diagnóstico y el tratamiento son clave. "Nuestros hallazgos apuntan a una necesidad clara de acción, incluyendo pruebas de la depresión durante las visitas del paciente (tanto en la primera como en las siguientes), la iniciación de tratamientos de salud mental para los pacientes identificados, y una mayor colaboración con proveedores de salud mental en los centros de tratamiento del cáncer", señaló.
"Esos esfuerzos son particularmente importantes para los pacientes en centros urbanos, las mujeres y los que no pueden trabajar debido a la enfermedad", dijo Domogauer.
FUENTE: American Society for Radiation Oncology