Aislamiento social y soledad

Pérdida auditiva relacionada con la edad, depresión y declive cognitivo

La disminución de la audición aumenta el riesgo de depresión

Autor/a: Bret R. Rutherford, M.D., Katharine Brewster, M.D., Justin S. Golub, M.D., Ana H. Kim, M.D., Steven P. Roose, M.D.

Fuente: Sensación y psiquiatría: Vinculando la pérdida auditiva relacionada con la edad a la depresión tardía y el declive cognitivo

Objetivo: Investigaciones recientes han vinculado la pérdida auditiva relacionada con la edad a un deterioro en el desempeño en los dominios cognitivos y al aumento del riesgo de diagnóstico de demencia.

Los datos que vinculan el deterioro de la audición a la depresión tardía incidente son más mixtos, pero sugieren que la disminución de la audición aumenta el riesgo de depresión. Estas situaciones se pueden explicar con mecanismos comportamentales, como el hecho de que los adultos mayores se retiren de situaciones en las que pueden tener dificultad para oír y comunicarse, lo que puede contribuir al desarrollo del aislamiento social, la soledad y consiguientes declive cognitivo y depresión.

A un nivel neutral, la pérdida auditiva crónica conlleva una activación reducida en las vías auditivas centrales, lo que resulta en una activación compensatoria aumentada en la red de control cognitivo, una conectividad auditiva-límbica disfuncional y una atrofia inducida por ‘desaferentación’ en las regiones cerebrales frontales.

Estos cambios patológicos disminuyen el desempeño cognitivo y aumentan el riesgo de depresión, reduciendo la reserva cognitiva, aumentando la disfunción ejecutiva y alterando la reactividad y la regulación emocionales normativas.

Con base en los datos disponibles y con la información de este modelo, se proponen sugerencias basadas en la evidencia para los clínicos que tratan a adultos mayores y se adelanta una agenda de investigación para facilitar el desarrollo de tratamientos psiquiátricos adecuados a la edad, desarrollados racionalmente, para adultos mayores con pérdida auditiva relacionada con la edad.

Ante todo, se debería investigar el tratamiento de la pérdida auditiva como una forma de mejorar los resultados cognitivos y depresivos en estudios bien diseñados que incorporen evaluaciones psiquiátricas exhaustivas, aleatorización, documentación objetiva de adherencia y análisis de mediadores de tratamiento que facilitarán el desarrollo terapéutico posterior. Igualmente, es necesario que el modelo propuesto se evalúe con estudios de neuroimágenes multimodales que integren evaluaciones audiométricas, neuropsicológicas y clínicas.