Los ácidos grasos omega 3 han ganado popularidad en los últimos años como complemento dietético para la prevención del deterioro cognitivo característico de las demencias. Estos ácidos grasos se encuentran en una elevada proporción en algunos pescados (salmón, sardina) y mariscos, así como en las nueces y otros frutos secos y en algunos aceites vegetales como el de soja, entre otros alimentos vegetales. Pero las expectativas creadas sobre la capacidad de estos ácidos grasos de reducir o retrasar la pérdida de memoria y otros deterioros cognitivos ha disparado las ventas de suplementos dietéticos de omega 3, particularmente en Estados Unidos, donde casi el 10% de la población los consume.
En todo el mundo se estima que hay unos 50 millones de personas que sufren demencia, y cada año hay 10 millones más de nuevos casos, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Como, hoy por hoy, no existe ningún tratamiento eficaz para curar o retrasar la demencia, se ha puesto mucho énfasis en identificar factores de riesgo modificables que pudieran ayudar a prevenir esta enfermedad degenerativa. Entre estos posibles factores, además de la inactividad física, el tabaquismo, el consumo de alcohol y el aislamiento social, está el consumo reducido de ácidos omega 3. Quizá por ello muchas personas han mostrado en la encuesta de Nutrimedia su interés por conocer si estos suplementos ayudar a prevenir la demencia.
Mensaje probablemente falso |
Evaluación
El mensaje evaluado se considera probablemente falso por dos razones fundamentales: por un lado, las pruebas científicas son muy limitadas, pues esta cuestión solo se ha estudiado en un ensayo clínico; y, por otro, el grado de certeza de los resultados de la investigación disponible es bajo.
Con estos limitados resultados y el bajo grado de confianza que merecen, hay que concluir que los suplementos de omega 3 podrían ayudar poco o nada a reducir el riesgo de sufrir una demencia.
Qué dice la ciencia
En conjunto, con los escasos estudios disponibles no existen pruebas convincentes que avalen la eficacia de los suplementos de ácidos grasos omega 3 en la prevención de la demencia. En consecuencia, hacen falta nuevos estudios y de más calidad para dilucidar esta cuestión.
Otro aspecto relacionado que interesaría conocer es el efecto de estos suplementos sobre el deterioro cognitivo leve, que se considera como la primera manifestación de una enfermedad degenerativa y conllevaría, por tanto, un riesgo de progresión hacia la demencia. Pues bien, sobre este asunto la ciencia tampoco puede decir nada, pues no se han encontrado ensayos clínicos aleatorizados que evaluasen el efecto de la suplementación de ácidos grasos omega 3 en el deterioro cognitivo leve.
En cuanto a los efectos de suplementos de los ácidos grasos omega 3 sobre la función cognitiva (el conjunto de procesos mentales que nos permiten realizar una tarea cotidiana, desde recordar hasta planificar y mantener la atención), los resultados de los estudios son inciertos, es decir, no permiten afirmar ni negar que mejoren esta función cerebral.
Confianza en los resultados de la investigación
La confianza o grado de certeza de los resultados sobre los efectos de los suplementos de omega 3 en la demencia es baja mientras que la de los efectos sobre la función cognitiva es muy baja. En el primer caso, la certeza es baja porque el único ensayo clínico disponible tiene problemas relacionados con su ejecución; en el segundo, la certeza es muy baja porque los resultados son, además, imprecisos y proceden de pruebas indirectas En relación con los posibles efectos sobre el deterioro cognitivo leve, no se puede decir nada porque no se han identificado estudios.
Algunos mensajes clave
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