El sarampión se declaró eliminado en Estados Unidos hace dos décadas. Pero desde el pasado otoño, el Estado de Nueva York hace frente al que se considera el peor brote en su historia reciente.
Las autoridades lo atribuyen a dos factores: el rechazo a las vacunas y la importación del virus desde otros países. También hay casos confirmados en Nueva Jersey así como en Oregón y Washington al otro extremo del país. |
Los casos confirmados superan ya los 180 enfermos en Nueva York.
Las autoridades sanitarias se están concentrando en concreto en la comunidad judía ultraortodoxa, por la rápida propagación del virus. Urgen a las familias que como prevención vacunen a sus hijos. Se da la circunstancia de que Israel está haciendo frente también a un brote, por eso se pide especial atención a los viajes al país y Europa.
Desde octubre contrajeron el sarampión 58 niños en los barrios de Borough Park y Williamsburg en Brooklyn, donde la población judía ortodoxa es muy alta. El primer niño se contagió tras viajar a Israel. “No estaba vacunado”, señalan las autoridades, “contagió a otros que tampoco lo estaban y que no viajaron”. “Es importante que la familia se proteja ante de viajar”, reitera la responsable de salud de Nueva York Oxiris Bardot.
En el condado neoyorquino de Rockland, que también tiene una alta población judía ortodoxa, llevan registrados más de un centenar de casos. Y a estos se suman una treintena en Ocean County, en Nueva Jersey. Todos combinados suman la mitad de los casos reportados en todo el país. “El sarampión es evitable”, insisten las autoridades, que están distribuyendo panfletos por las congregaciones y colegios.
La vacuna de sarampión, las paperas y la rubeola está recomendada para niños entre 12 y 15 meses de edad, pero es obligatoria entre los cuatro y seis años para asistir a la guardería o el colegio. Los padres, sin embargo, pueden acogerse a razones religiosas para evitarla. De acuerdo con los medios locales, el 80% de los niños en Rockland no estaban vacunados cuando afloró el brote en otoño pasado.
El sarampión tarda entre diez y 12 días en dar la cara. “Es altamente contagioso y cualquier que no esté vacunado puede contraer el virus”, insisten los responsables sanitarios de Nueva York, que mantienen reuniones con los líderes religiosos y los pediatras de la comunidad ortodoxa para que les ayuden a concienciar a sus fieles de los riesgos que corren sus hijos y otros niños.
La ciudad de Nueva York llegó a ordenar antes del receso navideño a los directores de los colegios en las zonas afectadas que pidieran a los estudiantes que no vacunados a permanecer en sus casas. Algunos alumnos llevan meses sin ir a la escuela. Eso, como señala desde la organización ultraortodoxa Agudath Israel, crea tensión porque algunos padres se que niegan a vacunar a sus hijos.
Estas comunidades viven aisladas y rechazan cualquier intromisión externas a sus reglas. Pero hay líderes menos extremos en Williamsburg que están aconsejando a los miembros de sus congregaciones seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) advierte que uno de cada mil niños que enferma de sarampión puede morir.