El científico francés Luc Montagnier, premio Nobel de Medicina 2008 por su descubrimiento conjunto del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) murió a los 89 años, según confirmó el 10 de febrero el alcalde del suburbio de París donde estaba hospitalizado.
Montagnier falleció en el Hospital Americano en Neuilly-sur-Seine, precisó el alcalde, Jean-Christophe Fromantin, confirmando un informe publicado por el diario local Francesoir.
Su figura estaba rodeada de controversias. De hecho, el científico vio mermar su prestigio en los últimos años de su vida debido a su adherencia a numerosas corrientes pseudocientíficas.
Recientemente había adherido a la teoría de que el virus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19 habría sido diseñado por el hombre en un laboratorio y contendría algunos genes del VIH -1. También fue crítico con las vacunas contra la COVID-19, cuya eficacia y seguridad ya fue probada en miles de millones de personas a nivel mundial.
Según informó el diario El País, un año después de ganar el Nobel, el investigador había sostenido (sin evidencias) que el agua podía recordar unas supuestas ondas electromagnéticas emitidas por el ADN de virus y bacterias. Montagnier también había sugerido comer papaya fermentada contra el párkinson.
La viróloga francesa Françoise Barré-Sinoussi, codescubridora del VIH y ganadora del Nobel junto con Montagnier, se había negado a opinar sobre su colega en una entrevista durante 2017. “No voy a hablar de Montagnier. No hablo de él. Él es libre para decir lo que quiera”, afirmó Françoise Barré-Sinoussi.
Ese mismo año, más de un centenar de académicos franceses de ciencia y medicina se rebelaron contra Montagnier, después de que afirmara que las vacunas “envenenaban” a los niños. “No podemos aceptar que uno de nuestros colegas utilice su Premio Nobel para difundir, fuera del campo de su competencia, mensajes peligrosos para la salud, despreciando la ética que debe regir la ciencia y la medicina”, habían escrito los catedráticos en una carta abierta.