Investigadoras del CONICET y de la Universidad de San Martín (UNSAM) dieron un paso adelante hacia el desarrollo de “HPV test”, un kit de diagnóstico rápido para el Virus del Papiloma Humano (VPH), el principal agente etiológico del cáncer de cuello de útero (CCU). La herramienta estará compuesta por una tira reactiva (similar a un test de embarazo) dotada de anticuerpos capaces de detectar proteínas del VPH que constituyen marcadores de CCU, el segundo cáncer más diagnosticado en mujeres entre 35 y 64 años en Argentina.
Este tipo de tumor también representa una preocupación a nivel de salud pública mundial con 604 mil nuevos casos y 342 mil muertes reportadas al año, y la gran mayoría se diagnostica en países de bajos ingresos.
En este contexto, un artículo, publicado recientemente en PLoS ONE, reveló el desarrollo de un inmunoensayo con una alta capacidad para detectar la oncoproteína E6 de uno de los tipos de VPH de alto riesgo oncogénico y de mayor prevalencia mundial: el VPH18. En este trabajo, las investigadoras del CONICET y de la UNSAM comprobaron la idoneidad para diagnóstico de los anticuerpos monoclonales seleccionados, los cuales a futuro serán utilizados para la puesta a punto de “HPV test”.
“Tras analizar varias muestras de células positivas para VPH, comprobamos que nuestro test detecta con alto grado de precisión la oncoproteína E6, la cual representa un marcador apropiado para el desarrollo de herramientas de diagnóstico y prevención del cáncer de cuello de útero”, afirma Daniela Castillo, líder del desarrollo e investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIBIO, CONICET-UNSAM).
El VPH se transmite por vía sexual y si bien en la mayoría de los casos estas infecciones permanecen asintomáticas y son eliminadas por el sistema inmune en un período de doce a veinticuatro meses, se estima que el 5% de las mujeres infectadas con algunos tipos de VPH contraen infecciones persistentes que pueden generar lesiones precancerosas. El tiempo estimado desde que se producen estas lesiones hasta que se desarrolla el cáncer de cuello de útero es entre 10 y 20 años.
“Este margen temporal posibilita la prevención de la enfermedad mediante pruebas de tamizaje”, destaca Castillo.
A pesar de la disponibilidad de vacunas profilácticas que protegen contra la infección por los tipos de VPH de alto riesgo oncogénico, se espera que la carcinogénesis ligada al VPH siga siendo un problema de salud importante en las próximas décadas. “Es por ello que los programas de tamizaje son fundamentales para el control de la carcinogénesis cervical en poblaciones con acceso limitado a la vacunación y en generaciones mayores de mujeres que ya han estado expuestas a la infección por tipos de VPH de alto riesgo oncogénico”, explica la investigadora del CONICET.
Método tradicional y test moleculares
El método tradicional para el tamizaje del cáncer de cuello uterino ha sido la citología cervical o prueba de Papanicolaou (PAP), la cual se recomienda realizar anualmente y consiste en la detección de cualquier anomalía morfológica de las células del cuello de útero, que puede ser indicio de lesiones precancerosas.
El PAP es un test de baja sensibilidad (40% aproximadamente) con lo cual tiene una alta tasa de falsos negativos. Por eso, en Argentina, además del PAP, también se han comenzado a implementar en paralelo test moleculares para la detección altamente sensible de tipos de VPH de alto riesgo, aunque su utilización es dependiente de la cobertura del proveedor de salud. “Los test moleculares disponibles en el mercado permiten detectar el ADN de los tipos de VPH de alto riesgo oncogénico. Lo que ocurre es que un resultado positivo no es necesariamente indicio de progresión a carcinogénesis ya que más del 90% de las infecciones se resuelven solas por el propio sistema inmune de la paciente”, explica Castillo.
Por el contrario, un método de tamizaje que detecte la oncoproteína E6, un marcador de progresión carcinogénica presente en altos niveles en células cervicales pretumorales, tendrá un alto valor predictivo positivo. “Esto permitirá identificar con precisión a aquellas mujeres con mayor riesgo a desarrollar cáncer, evitando así un sobrediagnóstico y el consecuente sobretratamiento de lesiones transitorias. En el caso de obtener un resultado positivo, se evaluará la lesión de cada paciente en función de una biopsia y examen histológico, para decidir el tratamiento según corresponda”, puntualiza Castillo.
Actualmente, existe solo un método para la detección de la oncoproteína E6 de VPH16 y VPH18 (OncoE6 Cervical Test) que se encuentra comercialmente disponible y se fabrica en el exterior. “Disponer localmente de kits de diagnóstico para VPH que faciliten el acceso a las poblaciones socialmente vulnerables es clave a la hora de prevenir este tipo de cáncer”, enfatiza la investigadora del CONICET.
El trabajo, recientemente publicado en PLoS ONE y liderado por Castillo, forma parte de un proyecto que tiene como objetivo el desarrollo de una tira reactiva por inmunocromatografía de flujo lateral (similar a un test de embarazo casero) que permita la detección, mediante anticuerpos monoclonales, de las oncoproteínas de los tipos VPH de alto riesgo oncogénico de mayor prevalencia en nuestro país y en el resto de Latinoamérica: VPH16, VPH18, VPH31 y VPH45.
Las investigadoras del CONICET y de la UNSAM continúan trabajando en la obtención de la batería completa de anticuerpos monoclonales que en conjunto reconozcan las oncoproteínas E6 de los tipos de VPH de interés, para comenzar con la puesta a punto de la tira reactiva.
“Nuestra meta es, una vez desarrollado, insertar en el mercado el kit rápido de diagnóstico de VPH por tira reactiva que analice muestras de hisopados cervicales. Un kit point of care de bajo costo y de fácil utilización como el que proponemos, ayudará a la prevención del cáncer de cuello de útero y, a su vez, disminuirá el impacto socio-económico de la enfermedad en las poblaciones socialmente vulnerables”, indica Castillo. Y agrega: “Un test, como el que estamos desarrollando, podría complementar a la prueba de PAP en caso de requerirse. Aunque a futuro esperamos que, cuando sea probado como un test confiable, habiendo analizado un elevado número de casos, pueda reemplazarlo”.
Del reciente estudio, descrito en PLoS ONE, también participaron Natalia Contreras, becaria posdoctoral de la UNSAM en el IIBIO, y Julieta Roldán, actualmente investigadora del INTA.