Cheryl Mehrkar con la doctora Stephanie H. Chang. Foto cortesía del personal del NYU Langone
Cheryl Mehrkar tienen 57 años y es médica, de modo que sabía muy bien lo que le estaba pasando. El 18 de octubre, luego de varios meses de evaluaciones, fue añadida a la lista de trasplantes. Cuatro días después, Stephanie H. Chang, directora quirúrgica del Programa de Trasplante de Pulmón del Instituto de Trasplante Langone de la Universidad de Nueva York, estuvo a cargo del equipo quirúrgico que pasará a la historia de la medicina por haber realizado el primer trasplante de pulmón doble totalmente robótico del mundo. Pero había que esperar la evolución de Cheryl, así que la alegría fue enmudecida hasta pasado un mes.
El desafío de este trasplante no residía tanto en la utilización de tecnología avanzada (ya veremos por qué), sino en adaptarla. "Necesitábamos mejorar la técnica, y que fuera lo suficientemente corta y eficiente para que pudiéramos hacer dos (pulmones) en un corto período sin ningún daño a los nuevos órganos", señaló Chang a la prensa.
El proceso quirúrgico fue aparentemente “sencillo”: los cirujanos realizaron unas pequeñas incisiones entre las costillas, lo que permitió que el robot, que tiene el ilustre apellido Da Vinci, saque uno de los pulmones, preparara el sitio quirúrgico y colocara el pulmón sano. Del mismo modo trabajó con el segundo. Pero nada de todo esto es sencillo.
El robot
El robot quirúrgico Da Vinci fue desarrollado por la empresa norteamericana Intuitive Surgical y aprobado por la FDA en 2000. Está diseñado para realizar cirugías mínimamente invasivas y lleva ese nombre como homenaje a Leonardo da Vinci, quien en 1495 diseñó el primer robot capaz de imitar los movimientos humanos del cuello, los brazos y la mandíbula. Para el acto quirúrgico lo controla un cirujano, y consta de una consola, una torre de visión y un carro quirúrgico con brazos robóticos.
• La consola es el centro de mando y está fuera del campo estéril. Allí se ubica el cirujano, quien maneja un endoscopio y los instrumentos con los ojos, las manos y los pies, mediante dos controladores principales y pedales. El sistema interpreta los movimientos del cirujano y los traduce a escala con movimientos precisos de los instrumentos.
• En el carro quirúrgico están los brazos para instrumentos y el brazo para la cámara, y el sistema utiliza la tecnología de centro de control: un punto fijo alrededor del cual se mueven los brazos, lo que permite que el sistema manipule los instrumentos ejerciendo la mínima presión en el cuerpo del paciente. La persona a cargo del carro trabaja en el área estéril, ayudando al cirujano con el intercambio de instrumentos.
• En la torre de visión está la unidad central de elaboración y procesamiento de la imagen, lo que se realiza por medio de una pantalla táctil de 24 pulgadas y un sistema de video en alta definición.
En el caso de Cheryl Mehrka se utilizó la versión Xi del Da Vinci, lanzada en 2014 y que, a la funcionalidad de un sistema de brazos quirúrgicos suspendidos, añade una plataforma móvil; ello permite colocar el carro quirúrgico en cualquier posición alrededor del paciente. Además, permite al cirujano una visión tridimensional real del área quirúrgica gracias a un endoscopio de doble óptica, que permite capturar imágenes en 3D; procesamiento doble de imagen y doble monitor, lo que mejora la calidad y la profundidad de la imagen en la consola del cirujano, y un zoom de 10 aumentos, que permite una vista ampliada y detallada del campo quirúrgico. Esta tecnología facilita movimientos intuitivos y alinea perfectamente el eje visual del cirujano con sus movimientos manuales. Además, asegura que los movimientos que el cirujano realiza en los controles se reflejen con precisión en las herramientas quirúrgicas, mejorando el control y la precisión durante la cirugía.
Poco más de un año antes…
Cheryl Mehrka y el equipo que dirigió su cirujana, la doctora Chang, marcaron un hito en la cirugía robótica de pulmón: pero hay un antecedente fundamental. El 28 de febrero de 2023, en el Hospital Universitario Vall d'Hebron de Barcelona, lograban superar la dificultad técnica por la que, hasta ese momento, ningún equipo quirúrgico del mundo había podido realizar un trasplante de pulmón totalmente robótico: reemplazaban un pulmón enfermo por uno sano a Xavier, un hombre de 65 años con fibrosis pulmonar sin tener que realizar la convencional y muy invasiva gran apertura en el pecho, separar costillas y abrir el tórax, explicaba dos meses después Albert Jáuregui, jefe del Servicio de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar del Vall d'Hebron: “el gran problema de abrir el tórax cuando se hace un trasplante pulmonar es que es un abordaje muy agresivo con un postoperatorio muy delicado”, señala. Y agrega: “hacía tiempo pensábamos cómo hacer que esta cirugía tan agresiva fuera menos invasiva, pero siempre nos encontrábamos con la misma problemática: no se nos ocurría por dónde sacar el pulmón enfermo e introducir el nuevo; finalmente, al doctor Iñigo Royo Crespo, especialista del Servicio de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar, se le acudió explorar una vía de acceso que se utiliza para operar el cáncer de pulmón y el timus: la cirugía subxifoide”.
El hicieron a Xavier una incisión de ocho centímetros por debajo de la xifoide, una pequeña extensión cartilaginosa de la parte inferior del esternón, y por encima del diafragma; allí colocaron un separador de partes blandas para mantener el lugar abierto y limpio durante la cirugía: sería la puerta para sacar y meter el pulmón. A diferencia de la de la zona entre las costillas, la piel es muy elástica, de modo que ocho centímetros bastaban. Poco más de un año después –y según los reportes-, para el doble trasplante de Cheryl Mehrkar se hicieron pequeñas incisiones entre las costillas. A partir de allí, de manera semejante -acelerada y perfeccionada- se logró con el Da Vinci Xi devolverle la posibilidad de respirar por sí sola.