El 24 de marzo, la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid), del Gobierno de Perú, publicó una alerta en la que anunciaba haber recibido “notificaciones de casos de sospechas de reacciones adversas graves” relacionados con suero fisiológico 9 ‰, solución para perfusión, fabricado por la empresa local Medifarma SA. En ese sentido, la Digemid ha dispuesto como medida de seguridad sanitaria “la inmovilización inmediata de todas las unidades pertenecientes al lote del producto farmacéutico observado”.
Pero era tarde, pues ya se contaban las víctimas, como mínimo, desde hacía días: el 18 de marzo una joven que había acudido a una clínica de Lima con una cuadro gripal, quedó con muerte cerebral; el 20 había muerto una bebé en esa misma clínica, donde además convulsionó hasta quedar –también- en coma, con muerte cerebral, una mujer a la que le habían extirpado un tumor de mama. Las tres habían recibido suero fisiológico intravenoso, operación casi de rutina en casos de internación hospitalaria, porque permite administrar medicamentos y tratar la deshidratación, entre otras funciones. Dos días después, en una clínica de Cusco, otra mujer presentó los mismos síntomas (dificultad para respirar, convulsiones y daño neurológico); murió el mismo día de la publicación de la alerta.
Son datos de Salud con lupa, un medio peruano especializado en verificación de datos sobre salud pública, da cuenta de que el desastre, aparentemente, había empezado antes.El 28 de marzo, cuando el panorama era un poco menos oscuro, informaba: “Según el director regional de Salud de La Libertad, Aníbal Morillo, la primera víctima falleció el 28 de febrero en Trujillo, y la segunda, el 11 de marzo. Ambas perdieron la vida sin que se notificara oportunamente —en el plazo de 24 horas— la gravedad de sus casos ni su posible relación con el suero fisiológico comercializado por Medifarma”.
Alud de problemas |
Era la punta de un iceberg: desde entonces, se habían detectado un entramado de deficiencias de vigilancia y de omisiones que, además de la muerte de al menos cuatro personas, han causado daños, hasta ahora –de nuevo, como mínimo- a otras 17. Las pruebas de control de calidad que se realizaron luego de que se reportaran las terribles reacciones adversas confirmaron en el lote 2123624 del suero de Medifarma hasta seis veces más cantidad de sodio del recomendado para el organismo humano.
Sigamos la historia: tres días después de disparada la alerta por parte de la Digemid, el 27 marzo, le laboratorio fabricante del suero emitió un comunicado y reconoció públicamente, incluso en su página de Linkedin, “incumplimiento interno” en sus protocolos de producción y control de calidad del lote 2123624 del suero fisiológico fatal. En el comunicado asegura además haber procedido a “la total inmovilización del lote del producto” y a una “exhaustiva investigación”; también que han “identificado las responsabilidades internas y adoptado las medidas correctivas que corresponden”.
Ese mismo día, el Ministerio de Salud (Minsa), por su parte, también emitió un comunicado de prensa en el que expresaba, entre otras consideraciones, lo siguiente: “La Digemid ha actuado con diligencia de acuerdo a los protocolos vigentes. Emitió las alertas sanitarias oportunamente y procedió con el cierre del área de fabricación de este producto. El producto perteneciente a este lote no ha sido adquirido por el Minsa y no se encuentra en ninguno de sus establecimientos ni en los dependientes de los gobiernos regionales a nivel nacional”.
No es un dato menor, pues pocos días después, durante una conferencia de prensa, el ministro de Salud, César Vásquez, resaltó que luego de recibir los insumos que se adquieren por licitación, hacen su propio control de calidad, y agregó: “Por eso no han pasado ninguno de estos frascos fallados, o frascos asesinos, a nuestros hospitales. Y ha sucedido esto en la parte privada porque la empresa privada no hace un control de calidad. Por su parte, se ha confiado en el supuesto control de calidad que está obligado a hacer el fabricante”, agregó.
Pero sigamos la cronología: el 28 de marzo el Ministerio radicó ante la Séptima Fiscalía Penal de Lima la denuncia penal contra Medifarma. Mientras tanto siguió muriendo gente: el lunes 7 de abril falleció la paciente que estaba en coma en Cusco.
Intentando dar respuestas |
La cuestión es que comunicados y denuncias están lejos de solucionar la crisis sanitaria: Perú necesita con urgencia suero no riesgoso, pero el sistema público de salud se vio obligado a retirar del mercado 22,5 millones de unidades de suero fisiológico —aproximadamente, el 47% del total previsto para 2025—, y el país no cuenta con alternativa inmediata para su reemplazo.
En un intento de dar respuesta al problema, el 4 de abril el Ministerio emitió un decreto de urgencia por el que se permite, de manera excepcional, el uso del suero fisiológico de Medifarma que ya se encuentra en hospitales y no pertenecen al lote 2123624 (según aseguró el ministro en le conferencia de prensa); la compra directa de 120 mil frascos a la empresa B. Braun Medical Perú, y la importación de suero fisiológico sin registro sanitario en Perú, bajo ciertas condiciones, entre otras, que tenga registro sanitario en el país de origen.
Por fin, el 6 de abril la solidaridad latinoamericana dio la primera buena noticia. Según informa el sitio del Ministerio, se produjo una alternativa que el decreto no podía prever: “Perú recibió la primera carga de 14.025 unidades de suero fisiológico 0,9 %, de un total de 250.000 que donó la República del Paraguay, insumo esencial para la atención médica en los establecimientos de salud del país. El primer envío fue transportado desde Asunción a Lima por la Fuerza Aérea del Perú (FAP), a bordo de una aeronave Hércules. El resto de la donación ingresará al territorio nacional por vía terrestre”, informa el texto, y añade: “El Ministerio de Salud expresa su más sincero agradecimiento al Gobierno y al pueblo de Paraguay por este gesto de solidaridad, que refleja el espíritu de hermandad y cooperación que une a ambas naciones, y que contribuye significativamente al fortalecimiento del sistema de salud peruano”.
Pero es seguro que los coletazos de esta dramática historia seguirán por bastante tiempo. Es de desear que, al menos, no sigan aumentando las víctimas.