¿Qué tanto sabemos sobre ella?

Obesidad: sondeo muestra que la discriminación y la desinformación persisten

Una encuesta reveló que el 90% de las personas con sobrepeso se sintieron discriminadas y el 40% de ellas aún piensan que su condición está solo asociada con la voluntad. Expertas de la Sociedad Argentina de Nutrición derribaron mitos.

Autor/a: Celina Abud

Fuente: IntraMed

En Argentina, 9 de cada 10 personas con sobrepeso u obesidad se sintieron discriminadas y, por más que cada vez exista más información sobre las causas multifactoriales de esta enfermedad, 4 de cada 10 personas que la presentan aún consideran que tener esta condición se debe a su falta de voluntad.  Así concluyó un reciente sondeo argentino realizado en el marco del mes de la obesidad y difundido en una conferencia de prensa en la sede de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).

El relevamiento, conducido Neuronal Crafted Data (el área de data intelligence de Urban Grupo de Comunicación), se llevó adelante en octubre de 2024 e incluyó a 350 participantes, mayores de 18 años (81% mujeres y 19% hombres) que manifestaron tener exceso de peso y haber realizado al menos una consulta con un profesional de la salud por esta causa.

Confiamos en que este trabajo sea el inicio para profundizar en las percepciones y desafíos alrededor de la obesidad en nuestro país, y así contribuir a mejorar la salud”, sostuvo Gabriel Barasch de Neuronal Crafted Data, quien indicó que otro de los resultados preocupantes de la encuesta es que que solo 3 de cada 10 consideran que el sobrepeso y la obesidad son prevenibles, cuando en verdad hay estrategias efectivas para evitar su desarrollo.

Otro aspecto relevante es que 6 de cada 10 personas con sobrepeso u obesidad consideran que sostener resultados en el tiempo es el factor más importante para el éxito del tratamiento. Sin embargo, 5 de cada 10 personas se desaniman y abandonan el tratamiento cuando no logran los resultados esperados.

Por último, en línea con el punto anterior, el relevamiento (solicitado por Novo Nordisk Pharma Argentina) evidenció que 4 de cada 10 personas con sobrepeso u obesidad desconocen la existencia de herramientas farmacológicas para su tratamiento.

Hablar de la obesidad como enfermedad

La necesidad de prevenir o abordar la obesidad no es una cuestión estética, sino una problemática de salud que puede tener implicancias complejas al incrementar el riesgo futuro de desarrollar enfermedades como las cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer, además de impactar negativamente en la salud mental y la calidad de vida.

En ese sentido, la doctora Ana María Cappelletti, coordinadora del Grupo de Trabajo de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), resaltó que “no hay que confundir hablar de la obesidad como enfermedad con gordofobia, porque no es lo mismo decir que es una enfermedad que estigmatizarla”.

¿Pero cómo se aborda este tema en el consultorio? “En general, siempre le pregunto a un paciente, que llega por primera vez, ‘¿en qué te puede ayudar?’ o ‘¿qué te preocupa?’ Pueden contestarme ‘vine porque me mandaron’ o ‘vine a buscar ayuda’. La entrevista requiere un enfoque diferente según la disposición del paciente, pero el objetivo es el mismo: tenemos que lograr conocer su historia personal. Con frecuencia, a los pocos minutos, el paciente muestra todas las etiquetas. Si logramos que se vaya libre de todas ellas, ya logramos nuestro primer objetivo”, indicó Cappelletti.

Por su parte, la doctora Virginia Busnelli, actual presidenta de la SAN, indicó que el compromiso de la entidad que preside está en “educar al profesional porque hay mucho por aprender en materia de obesidad y nosotros siempre buscamos brindar información de calidad, tanto para los médicos como para la comunidad”.

Dras. Ana María Cappelletti y Virgina Busnelli.

Cinco puntos urgentes para incorporar

• Enfoque emocional y personalizado. “La obesidad no es solo perder peso. Sabemos que debemos enfocarnos en la educación (alimentaria y del movimiento) y no en la restricción. Esto se logra de manera progresiva y paulatina. Pero para conseguir que los hábitos se sostengan en el tiempo no hay una hoja de ruta válida para todos. Por tanto, los profesionales tenemos que dar lugar a las emociones del paciente, escuchar cada relato para ver cómo incluir los cambios de acuerdo a su situación coyuntural”, indicó Busnelli.

• La prevención de la obesidad comienza “desde el útero”. La doctora Cappelletti remarcó: “Hoy sabemos que la salud de una persona comienza aún antes de su gestación e involucra no solo a la futura madre, sino también al padre. El estilo de vida de cada uno de ellos va hacer a que la genética que traiga la persona por nacer se exprese de una determinada manera, que favorezca la salud o que, al contrario, favorezca la enfermedad metabólica. Eso se llama epigenética y tiene que ver con cómo el ambiente influye en la expresión de los genes. Sabemos que los cambios epigenéticos son heredables por cuatro generaciones, por lo cual no solo somos responsables de nuestros genes, sino también de los genes de nuestra descendencia. Una persona con sus dos padres con obesidad tiene altas chances de presentar esa condición a lo largo de su vida. Pero los profesionales enfantizamos en que genética no es destino. Por eso es necesario acompañar al paciente y brindarle información sobre el origen multifactorial de esta condición, en la que no solo incide comer peor y moverse menos, sino también la contaminación ambiental y el estrés. E insistir, para no volver a caer en el estigma de culpar a los familiares, en que el manejo de la obesidad es responsabilidad de todos, de las sociedades científicas, de la industria, de los médicos y de una comunidad que mantenga el tema en agenda".

Por su parte, la doctora Busnelli sostuvo: “La obesidad es una enfermedad que vuelve disfuncional el tejido adiposo. Cuando está establecida, ese tejido adiposo libera hormonas que regulan, modifican y cambian el control del hambre y la saciedad (y eso excede la voluntad del paciente). Además implica una inflamación de los centros del cerebro, precisamente de la corteza cerebral, con la que se toman las decisiones. Por eso decimos que la obesidad es una enfermedad compleja para todos los órganos”. Además, agregó que esta condición “tiende a perpetuarse, ya que cuando una persona comienza a perder peso, su propio organismo activa mecanismos compensatorios cuyo objetivo es recuperar el peso perdido, por lo cual la obesidad protege a la obesidad”.

• Alternativas “de precisión”. La presidenta de la SAN indicó que se han introducido fármacos específicos basados en la medicina de precisión, lo que permite tratamientos más personalizados, según las características y necesidades del paciente. “La diferencia que existe en posibilidades de uso de fármacos se asocia a las diferencias fenotípicas de los pacientes. Hoy podemos elegir alternativas de acuerdo a si tienen diabetes o no, enfermedad metabólica, psiquiátrica o si tiene alteraciones en la conducta alimentaria, ya que algunos fármacos pueden incidir en este comportamiento. La posibilidad de conocer bien al paciente permite indicar la alternativa ‘a medida’”, remarcó.  

Y agregó: “Algunos fármacos también tienen la particularidad de cambiar cómo el alimento impacta en el cerebro de las personas, porque un mismo producto apetecible repercute de manera diferente en las personas que tienen obesidad que en las personas delgadas. Y ciertos medicamentos permiten cambiar esa huella y llevar a las personas a elegir mejor a largo plazo. Además, ciertas terapias disponibles simulan péptidos que van a generar saciedad”.

Para complementar, la doctora Cappelletti dijo que “la medicación es un pilar más del tratamiento, que se basa siempre en los cambios de estilo de vida” y que, en la consulta médica “puede abordarse la problemática de forma integral –pero también individualizado- para diseñar e implementar en conjunto un plan sostenible”.

• Incertidumbre, un factor ambiental en crecimiento. A tan solo 45 días del confinamiento obligatorio a causa del Covid-19, la Sociedad Argentina de Nutrición había lanzado una encuesta online a la cual respondieron 3500 personas. Concluyó que, en ese corto período de tiempo, el 30% de los relevados había aumentado entre 5 y 7 kilos.

Es que la incertidumbre no solo llevó a las personas a comer mayores cantidades, sino que también por cuestiones de salud mental, muchos debieron tomar psicofármacos que promueven el aumento de peso. “En relación a los tiempos inciertos, parecería ser que los alimentos que tenemos a disposición se convierten en una certeza. Por ese motivo tenemos que trabajar con las emociones del paciente que lo ligan al acto de comer. Un paciente puede irse de una consulta convencido a dejar de comer por distracción, pero desligar ciertas emociones de la ingesta es algo que lleva tiempo”, remarcó Busnelli.

Sin embargo, sabemos que la incertidumbre no es solo de los consultantes. Los médicos también están estresados, muchos necesitan del pluriempleo y disponen de consultas de pocos minutos, lo que complica la atención. La presidenta de la SAN remarcó que el rol de esta sociedad científica es “educar de forma continua a los profesionales de la salud para que en esa pequeña consulta tengan las herramientas para empezar a abordar un paciente con obesidad de la mejor manera posible”.

• Hablar claro. “Necesitamos que la obesidad sea vista como enfermedad y que esto no está determinado por la opinión de un médico, sino que es un facto científico”, indicó Cappelletti. Por ello recordó que abordarla no es una cuestión estética, sino una manera de prevenir el riesgo futuro de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cánceres. Por ello, preocupan diversas encuestas de la SAN realizadas entre 2005 y 2019 que  indicaron que en ese período el exceso de peso creció de forma exponencial, precisamente un 75%. Por ende, las profesionales indicaron que tratarla no es una cuestión de gordofobia, sino un tema de salud pública.

Pero claro, existen estrategias para hablar debidamente para erradicar todo tipo de estigmas. Por ejemplo, no se debe decir “obeso”, sino “persona con obesidad”; no se debe pensar a la enfermedad como una consecuencia de “comer menos y moverse más”, sino como una condición compleja que requiere un “cambio de estilo y apoyo constante”, o bien evitar hablar de “talles especiales” o “mujeres reales”, sino referirse a “talles de mujeres” y no hacer chiste sobre los cuerpos.