Los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón 1 (GLP-1) se utilizan para promover la pérdida de peso y tratar la diabetes tipo 2. Pero cuando una persona que los estaba tomando deja de hacerlo, las señales de hambre que había suprimido, a menudo regresan.
Un nuevo estudio encuestó a más de 120 000 personas, con y sin diabetes tipo 2, que tomaban un medicamento del tipo GLP-1. Se consideraba que todos tenían sobrepeso u obesidad y el 61 % tenía diabetes tipo 2.
Los investigadores encontraron que la mitad de los participantes interrumpieron el tratamiento en el plazo de un año tras iniciarlo, y casi tres cuartas partes lo hicieron en el segundo año. La caída fue incluso mayor entre los que no tenían diabetes tipo 2.
Mantener el peso no es tan simple como ignorar los antojos de comida. Algunas investigaciones sugieren que al cuerpo humano no parece gustarle perder peso y trabaja activamente contra ello.
Una explicación es lo que los investigadores llaman la teoría del punto de ajuste, que sugiere que cada persona tiene un rango de peso específico que su cuerpo naturalmente trata de mantener. Una cascada de respuestas biológicas se activa a medida que el cuerpo intenta "defender" su peso: el intestino comienza a segregar hormonas que estimulan el apetito y hacen que la comida tenga un sabor más gratificante. Al mismo tiempo, el cuerpo quema menos calorías mientras descansa.
Este patrón de recuperación de peso se refleja en ensayos clínicos y estudios que siguieron a las personas después de terminar el tratamiento. Un ensayo clínico de 2022 siguió a unas 200 personas que habían tomado semaglutida durante más de un año y habían perdido un promedio del 17 % de su peso corporal. Cuando un subconjunto de estos participantes dejó de recibir el medicamento, recuperaron alrededor del 12 % de su peso en un año.
Aun así, experimentaron una pérdida neta de peso del 5 %, una cifra considerada clínicamente significativa. Tan solo un 3 % de pérdida de peso puede tener un beneficio significativo para la diabetes, la hiperglucemia y la dislipidemia.
Otros estudios pintan un panorama similar. En un breve ensayo de 2021, las personas que dejaron de tomar semaglutida después de 20 semanas recuperaron la mayor parte del peso perdido después de casi un año, pero aún así terminaron aproximadamente un 4 % por debajo de su peso inicial.
En otro estudio de 2023, en el que se administró tirzepatida, un medicamento más nuevo que se dirige al GLP-1 y al polipéptido insulinotrópico (GIP) dependiente de glucosa, los participantes mantuvieron casi el 10 % de su peso un año después de dejar de tomar el medicamento. Pero en todos estos ejemplos, no está claro si la pérdida de peso se mantendría a largo plazo.
Algunos médicos consideran que cambiar las dosis podría ayudar a las personas a mantener sus objetivos de peso una vez que los alcancen. Los primeros datos presentados en mayo de 2024 en el Congreso Europeo sobre Obesidad sugieren que la reducción gradual de la medicación a lo largo de nueve semanas conduce a un peso corporal estable seis meses después.
En vez de desarrollar una rampa de salida de dosis, otros expertos argumentan que estos medicamentos deben tratarse como cualquier otro medicamento para enfermedades crónicas. Es decir, que hay que continuarlos sin suspenderlos.
Una multitud de factores contribuyen a las altas tasas de interrupción, pero uno se destaca como la razón principal: el costo. Las personas sin diabetes tipo 2 tienen más dificultades para obtener cobertura de seguro para estos medicamentos. Y, en general, las aseguradoras tampoco cubren el medicamento para la prediabetes.
Las personas con unos ingresos más altos son más propensas a seguir con el medicamento. También las personas que luchan contra los efectos secundarios gastrointestinales son más propensas a dejarlo.
Aún así, por qué alguien dejaría de tomar y reiniciaría estos medicamentos es una pregunta matizada. Podría ser una combinación de acceso renovado, cambios en la cobertura del seguro y factores médicos. Es probable que las percepciones de las personas sobre el peso y la obesidad también jueguen un papel importante.