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Un chatbot para hacer terapia, una enzima para el párkinson y tofacitinib para la epilepsia

Distinguir lo relevante en la avalancha de noticias científicas es difícil. En IntraMed, destacamos algunos avances de las últimas semanas que podrían tener impacto futuro en la práctica clínica.

Autor/a: Leonardo Biolatto

Fuente: IntraMed

Sabemos que el tiempo es valioso y que estar al día con los desarrollos más relevantes en salud puede ser un desafío. Por ello, esta selección es una guía curada de noticas que, en el futuro próximo, pueden convertirse en realidad para el ejercicio de los profesionales de la salud.

Proteasa de laboratorio para degradar proteínas anormales del párkinson

Fuente: Targeted degradation of α-Synuclein using an evolved botulinum toxin protease

Las enfermedades como el párkinson y ciertos tipos de cáncer tienen en común la presencia de proteínas que carecen de una estructura definida. Son conocidas como proteínas intrínsecamente desordenadas (IDP, por sus siglas en inglés). Hasta ahora, la mayoría de los tratamientos farmacológicos diseñados para atacar estas estructuras han fallado.

Un equipo de científicos de la empresa Scripps Research logró un avance al desarrollar una proteasa diseñada para degradar IDPs, como la α-Sinucleína, implicada en el párkinson. La estrategia podría transformar el tratamiento de otras patologías degenerativas también.

La técnica utilizada fue la evolución dirigida. Consiste en modificar proteínas con mutaciones sucesivas y una selección de las variantes mejoradas. En este caso, partieron de la proteasa natural de la toxina botulínica, que normalmente degrada la proteína SNAP-25.

La meta fue redirigir esta precisión para atacar a la α-Sinucleína, sin afectar otras proteínas en el organismo. Así nació Proteasa 5, una enzima que demostró su capacidad para degradar selectivamente la α-Sinucleína cuando se probó en células humanas. Y lo hizo sin causar toxicidad o interferir con funciones celulares esenciales. Esto resolvería uno de los mayores problemas que enfrentaban los intentos anteriores: la falta de especificidad.

Ahora, el equipo tiene que lograr que la proteasa cruce la barrera hematoencefálica. Una ventaja a su favor es que, al partir de la toxina botulínica, ya se cuenta con un historial de seguridad en humanos. Por lo tanto, es una plataforma terapéutica prometedora.

Tratamiento de los trastornos mentales con IA

Fuente: Randomized Trial of a Generative AI Chatbot for Mental Health Treatment

Un chatbot terapéutico impulsado por inteligencia artificial, llamado Therabot, mostró resultados prometedores en el tratamiento de trastornos mentales comunes, como la depresión, la ansiedad y los trastornos alimenticios. El estudio clínico de aval fue realizado por investigadores de la Escuela de Medicina Geisel de Dartmouth, Estados Unidos, con 106 personas diagnosticadas con trastorno depresivo mayor, trastorno de ansiedad generalizada o un trastorno de la conducta alimenticia.

A través de una aplicación móvil, los participantes se comunicaban con Therabot, respondiendo preguntas sobre su estado emocional o iniciando conversaciones espontáneamente cuando necesitaban hablar. El desarrollo del chatbot comenzó en 2019, con un enfoque centrado en la colaboración continua con psicólogos y psiquiatras. El sistema utiliza prácticas de terapia cognitivo-conductual, ofreciendo respuestas abiertas y naturales según lo aprendido de un conjunto de datos basado en intervenciones probadas. Si un usuario expresa pensamientos suicidas o contenidos de alto riesgo, Therabot sugiere de inmediato comunicarse con líneas de ayuda, como el 911, o líneas de prevención de suicidio.

Los resultados del estudio clínico fueron los siguientes:

  • Los pacientes con depresión mostraron una reducción promedio del 51 % en los síntomas, lo que se traducía en una mejora significativa en el estado de ánimo y el bienestar general.
  • Quienes sufrían ansiedad generalizada reportaron una disminución del 31 % en los síntomas, muchos de ellos pasando de niveles moderados a leves, o incluso por debajo del umbral clínico.
  • En el caso de los trastornos de la conducta alimenticia, los usuarios de Therabot experimentaron una reducción del 19 % en la preocupación por la imagen corporal y el peso, superando al grupo de control.

A pesar de los resultados alentadores, los investigadores enfatizaron que la supervisión clínica sigue siendo esencial. El equipo de la Escuela de Medicina de Dartmouth continúa refinando el Therabot para abordar escenarios de alto riesgo, priorizando el respaldo de parte de profesionales capacitados.

Un fármaco para la artritis que reduce las convulsiones

Fuente: Disease modification upon 2 weeks of tofacitinib treatment in a mouse model of chronic epilepsy

El fármaco conocido como tofacitinib detuvo las convulsiones en ratones con una condición similar a la epilepsia. Además, tras la experimentación, restauró la memoria a corto plazo y de trabajo en los sujetos. Y, como si fuera poco,redujo también la inflamación cerebral causada por la patología.

La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más comunes en todo el mundo. Existen múltiples causas para su aparición, incluyendo una lesión cerebral, un trauma o un accidente cerebrovascular. En muchos casos, el cerebro pierde la capacidad de regular su propia actividad eléctrica, lo que provoca convulsiones repetitivas.

Un equipo de investigadores utilizó métodos avanzados de ciencia de datos para analizar cómo se expresan miles de genes en millones de células cerebrales, tanto en ratones epilépticos como en aquellos sanos. Descubrieron que una proteína llamada STAT3, clave en la vía de señalización JAK, desempeñaba un papel central en la actividad cerebral afectada por las convulsiones. Lo sorprendente fue que este mismo mecanismo se identificó en tejidos cerebrales humanos de pacientes con epilepsia.

En su investigación, el equipo encontró un estudio de Taiwán que relacionaba la artritis con una mayor incidencia de epilepsia; los pacientes que tomaban antiinflamatorios durante más de cinco años mostraban una menor prevalencia de la enfermedad. Esto los llevó a considerar que los fármacos inhibidores de JAK, como el tofacitinib, eran posibles tratamientos para la epilepsia.

Los científicos, entonces, administraron tofacitinib a ratones que previamente habían sufrido daño cerebral para inducir convulsiones. Inicialmente, el tratamiento no mostró resultados positivos. Sin embargo, cuando el fármaco se administró durante un período de 10 días, en el momento en que las convulsiones comenzaban a reaparecer tras un intervalo de calma, los efectos fueron notorios: los ratones permanecieron libres de convulsiones durante dos meses y recuperaron la memoria y las habilidades cognitivas que habían perdido. 

El tofacitinib ya cuenta con la aprobación de la FDA para su prescripción en la artritis. Ello facilitaría el camino hacia los ensayos clínicos en humanos con el fin de probar su eficacia clínica.