Antecedentes
Los hallazgos de estudios previos sobre los niveles maternos de 25-hidroxivitamina D [25 (OH) D] durante el embarazo y el trastorno del espectro autista (TEA) en la descendencia son inconsistentes.
Métodos
La asociación entre los niveles maternos de 25 (OH) D durante el embarazo y el TEA de la descendencia se examinó utilizando datos de un registro poblacional a nivel nacional con un diseño de estudio de casos y controles anidado.
Los casos de TEA ( n = 1558) nacieron entre 1987 y 2004 y recibieron un diagnóstico de TEA en 2015; los casos se emparejaron con un número igual de controles.
Los niveles maternos de 25 (OH) D durante el embarazo se midieron mediante un inmunoensayo cuantitativo de sueros maternos recolectados durante el primer trimestre y principios del segundo y archivados en el biobanco nacional de la cohorte de maternidad finlandesa.
La regresión logística condicional examinó la asociación entre los niveles de 25 (OH) D de la madre y el TEA de la descendencia.
Resultados
En el modelo ajustado, hubo una asociación significativa entre el aumento de los niveles de 25 (OH) D materna transformada logarítmicamente y la disminución del riesgo de TEA en la descendencia (razón de probabilidades ajustada [aOR] 0,75; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,62-0,92, p = .005).
Los análisis por quintiles de los niveles maternos de 25 (OH) D revelaron un aumento de las probabilidades de TEA en los 2 quintiles más bajos, <20 (ORa 1,36, IC del 95% 1,03–1,79, p = 0,02) y 20–39 (OR 1,31, 95% CI 1.01–1.70, p = .04), en comparación con el quintil más alto.
El aumento del riesgo de TEA se observó en asociación con 25 (OH) D deficiente (<30 nmol / L) (ORa 1,44, IC del 95% 1,15-1,81, p = 0,001) e insuficiente (30-49,9 nmol / L) materna niveles (ORa 1,26, IC del 95% 1,04-1,52, p = .01) en comparación con niveles suficientes.
Discusión
Este estudio basado en registros a nivel nacional reveló una asociación entre el nivel bajo de 25 (OH) D de la madre durante el embarazo y un riesgo elevado de TEA diagnosticado en la descendencia. La asociación fue significativa cuando se analizó la vitamina D como variable lineal y categórica.
El ajuste de numerosos factores de confusión potenciales no alteró las asociaciones. Dado el gran tamaño de la muestra, además de otras fortalezas metodológicas, estos hallazgos en nuestra opinión proporcionan la evidencia más sólida hasta la fecha de un vínculo entre la deficiencia prenatal de vitamina D y el TEA en la descendencia.
Varios mecanismos pueden explicar la asociación entre los niveles bajos de vitamina D materna y el TEA de la descendencia. El desarrollo del cerebro fetal es un proceso complejo influenciado por el genotipo y los factores ambientales de un individuo, incluido el ambiente intrauterino. Los niveles bajos de vitamina D son el resultado de una exposición solar inadecuada, una ingesta dietética inadecuada de vitamina D y factores de riesgo fisiológicos como la obesidad y el color de la piel.
Los receptores de vitamina D están ampliamente distribuidos en neuronas del SNC, neuronas periféricas y células cerebrales no neuronales. La presencia del receptor de vitamina D en el SNC sugiere un papel significativo de la vitamina D en el desarrollo estructural y funcional y la madurez en el desarrollo del cerebro.
La vitamina D afecta la función cerebral a través de la regulación de la señalización del calcio, acciones neurotróficas y neuroprotectoras, diferenciación neuronal, maduración y crecimiento. Los presentes hallazgos sugieren que la deficiencia de vitamina D en el útero puede afectar negativamente la programación fetal, aumentando el riesgo de desarrollo posterior de TEA.
Nuestros hallazgos son consistentes con los resultados de los dos estudios holandeses de la Generación R, cada uno de los cuales incluyó varios miles de parejas de madre e hijo y utilizaron la Escala de Respuesta Social (SRS) para los rasgos relacionados con el autismo.
Además, la vitamina D materna en el presente estudio se midió durante la gestación temprana y media, y es posible que la ventana de riesgo asociado con la exposición permanezca abierta durante el período posnatal.
Un estudio basado en la cohorte de nacimientos del norte de Finlandia sugirió que la falta de suplementos de vitamina D durante el primer año de vida se asoció con un mayor riesgo de esquizofrenia en los hombres. Aunque no se ha probado la misma asociación para el TEA, es probable que la exposición pueda estar relacionada con una gama más amplia de trastornos del desarrollo neurológico.
Conclusiones Estos hallazgos sugieren que la deficiencia materna de vitamina D está relacionada con un mayor riesgo de TEA. Si los estudios futuros confirman la asociación, esto tendrá importancia para la salud pública, ya que la deficiencia de vitamina D se puede prevenir fácilmente. Además, proponemos que la deficiencia materna de vitamina D y el riesgo de TEA en la descendencia deben estudiarse en grupos de riesgo con tasas más altas de TEA, por ejemplo, inmigrantes y niños nacidos prematuramente. Los estudios futuros deben examinar si la deficiencia materna de vitamina D está asociada con una sintomatología específica de TEA. Además, el trabajo adicional puede ayudar a dilucidar la interacción entre las variantes genéticas y la vitamina D materna en el riesgo de TEA. |