Dirigida por Claudia Llosa

Una película que acorta las distancias

El largometraje “Distancia de rescate”, basada en la novela homónima de Samanta Schweblin, muestra lo que el libro solo sugiere. Cómo por su propia naturaleza o por una intención, el recurso audiovisual golpea.

Autor/a: Celina Abud

(Advertencia: puede contener spoilers)

 “Distancia de rescate. Así llamo a esa distancia variable que me separa de mi hija y me paso la mitad del día calculándola”, dice Amanda, uno de los personajes principales de Distancia de rescate (2014), la primera novela de la cuentista argentina Samanta Schweblin y de su adaptación cinematográfica de Netflix (2021), a cargo de la directora peruana Claudia Llosa. Este concepto hace referencia a la distancia que separa a una madre de su cría para mantenerla a salvo de cualquier peligro. Pero también sugiere que cuando una mujer concreta el deseo de ser madre debe cargar también con el miedo de que algo malo podría pasarle a la cría como costo colateral.   

Ese terror invisible se refleja en el largometraje, que cuenta la historia de dos mamás, Amanda y Carola, protagonizadas por María Valverde y Dolores Fonzi. Aunque en la adaptación, las imágenes exponen aspectos que la narración de Schweblin no nombra, pero sugiere. Porque la cuentista se vale de la clave fantástica para narrar episodios que bien podrían tener su origen en la vida real. En Distancia de rescate, elige la palabra “veneno” -que coquetea con la metáfora y también con la literalidad- para referirse al drama de los agrotóxicos, sin nombrarlos. Mientras que en la película, Llosa (quien también dirigió en 2009 “La teta asustada”) nos acerca ese peligro, parece sumergirnos en la belleza de esos campos, tan velada por las catástrofes ambientales.

No es la primera vez que Schweblin le da un tinte fantástico a episodios posibles. Como ejemplo, basta leer su cuento “Conservas”, incluido en Pájaros en la boca (2008), en el que la narradora habla de un procedimiento experimental que bien podría ser un aborto, sin decir nunca esa palabra.

Además de abordar el drama de los agrotóxicos con metáforas de “gusanos que entran en contacto con el cuerpo”, la novela (al igual que el cuento “Conservas”) toca el tema de la maternidad. De hecho, en entrevistas previas, Schweblin había dicho que, para escribirla encontró inspiración “en medio de una crisis política, debido a la regulación de agroquímicos en el campo de la soja”, pero también vino de un lugar más personal, mientras se preguntaba si quería o no ser madre.

Como hilo conductor de su obra, la cuentista parecería mantener una distancia con sus personajes, tal vez “de rescate”, o quizá “distancia de timidez”, el fenómeno descripto por Gilles Clément en “Breve Historia de un jardín” por el cual los árboles adultos disponen sus ramas de manera que puedan garantizarse un espacio de “respeto” entre ellos.

Pero lo más probable es que esa lejanía podría tener que ver con el “efecto de distanciamiento”, una forma de teatro creada por Bertol Brecht que postula que la obra se debe centrar en las ideas y no en intentar sumergir al público en un mundo ilusorio, para evitar catarsis. Para Brecht, se requería de un distanciamiento emocional con respecto a lo que se mostraba para que así el espectador pudiera reflexionar de una manera crítica y objetiva, en lugar de identificarse.

Pocos días atrás, Schweblin publicó un texto en el diario La Nación –tal vez el primero autobiográfico que le conocemos– sobre cómo su abuelo, el artista plástico Alfredo de Vincenzo, la formó en secreto como artista: “El abuelo me había regalado el primer cuadernillo de lo que sería nuestro ‘diario de entrenamiento’ (…) Al final de cada jornada tomábamos juntos las notas del día, qué habíamos hecho, visto y aprendido. Había una sola regla: no se podían escribir cosas como ‘fue muy lindo’, o ‘me gustó’, o ‘estaba cansada’. Las opiniones de este tipo solo se permitían si se describían al detalle, la escritura era un ejercicio de precisión”.

No caben dudas que Schweblin maneja los recursos del cuento con una precisión que pocos poseen. Como efecto adverso, hay cierto público que le reclama a la escritora el hecho de no “embarrarse”. Algo que sí – tal vez por el recurso audiovisual per se, o quizás por la mirada de Llosa – hacen los personajes de Distancia de rescate en la película. Abundan las escenas en que Amanda, junto con su pequeña hija, se pierden entre los cultivos y se llenan de tierra, en el que Amanda, junto con Carola, se sumergen en un río de seguro contaminado. Por último, un avión primero sugiere y una imagen final más tarde confirma la presencia de agrotóxicos. Y, con los gusanos (antes metafóricos y ahora filmados en plano detalle), la directora peruana muestra a la naturaleza en su completa exuberancia como un personaje más.

El guión de la película fue escrito a cuatro manos entre la misma Schweblin (desde Berlín) y Llosa (desde Barcelona), gracias al zoom que acortó las distancias. Si bien costó convencer a la autora argentina de realizar una adaptación, Llosa lo logró por su convicción y por haber explorado la maternidad en todas su películas. “Samanta puso en palabras algo que todos conocemos, el equilibrio que implica la maternidad: esa necesidad de darle libertad a mi hijo para que se convierta en un individuo pero, al mismo tiempo, la necesidad de estar ahí para protegerlo”, había dicho la directora en entrevistas previas.  

Por fuera de las fórmulas de Brecht, Llosa, en cierto modo, hizo carne las palabras de Schweblin antes de filmarlas y los resultados están a la vista. Existe un gran respeto por los climas y las voces narradoras (un diálogo en un tiempo definido entre Amanda y un “niño maestro” que parece guiarla hacia la resolución de un misterio en clave fantástica, aunque con un fuerte anclaje real). Pero, si se toman en cuentas los detalles, existen diferencias entre el libro y el film. ¿Por qué? Porque Llosa también apuesta a lo visceral, a las sensaciones que se generan en el cuerpo al momento del visionado.  

Con esta versión, Distancia de rescate se desdobla. Así como la novela se acerca más a la escritura de precisión concordante con la formación de la autora, la película de Llosa parece romper con el pacto de Brecht. Para quienes hayan consumido ambas, una se impondrá por sobre la otra, sin duda. Pero eso ya es una cuestión que tiene que ver exclusivamente con la demanda del espectador.


Ficha Técnica:

Distancia de rescate (Perú/Chile/España/Argentina/Estados Unidos, 2021)

Dirección: Claudia Llosa.

Guión: Samanta Schweblin y Claudia Llosa, basado en la novela homónima de Samanta Schweblin.

Protagonistas: María Valverde, Dolores Fonzi, Germán Palacios, Guillermo Pfening, Emilio Vodanovich.

Referencia:

•”Samanta Schweblin. Visitas nocturnas a Isla Maciel, hurtos y viajes sin pagar: cómo su abuelo la formó en secreto como artista”, por Samanta Schweblin, Diario La Nación, 23 de octubre de 2021.