Manejo médico, quirúrgico y radioterapia

Tratamiento actual de los queloides

Estudio en un centro médico terciario académico, con alto volumen de casos, con más de una década de experiencia.

Autor/a: Akinbiyi T, Kozak GM, Davis HD, Barrette LX, Rios-Diaz AJ, Maxwell R, Tilahun ED, Jones JA, Broach RB, Butler PD

Fuente: Am J Surg 2021; 221(4): 689-696

Indice
1. Texto principal
2. Referencias bibliográficas
Introducción

Los queloides son tumores proliferativos benignos caracterizados por una respuesta celular excesiva al trauma de la piel, que se extienden más allá de los bordes de la lesión cutánea original. A pesar de las numerosas opciones de tratamiento, no hay una única modalidad terapéutica universalmente aceptada y, a menudo, se emplean en la actualidad múltiples abordajes para mejorar los resultados y minimizar la recidiva [1]. 

Las terapias comunes incluyen: manejo tópico conservador (esto es, coberturas de silicona, esteroides, imiquimod), inyecciones intralesionales (corticosteroides, 5.FU, interferón), terapia con oxígeno hiperbárico, injerto de grasa autóloga, terapia láser, crioterapia, resección quirúrgica, y radioterapia [2-10].

En la actualidad, los tratamientos más ampliamente utilizados para los queloides son la resección quirúrgica, inyección de esteroides, o radioterapia [11,12]. La recidiva clínica representa un indicador común del fracaso del tratamiento.

La resección quirúrgica como monoterapia lleva a tasas de recidiva del 45%-100%, haciéndola una modalidad de primera línea imperfecta [13,14]. Mientras que el uso de modalidades no quirúrgicas como tratamiento complementario después de la resección quirúrgica puede llevar a una reducción de la recidiva, los requerimientos de uso a largo plazo pueden hacer que el cumplimiento sea un desafío.

Recientemente, la radioterapia postoperatoria, como un complemento de la resección, ha demostrado tasas tempranas de éxito positivas y durabilidad en numerosas series de casos y meta-análisis [1,15,16].

A pesar de ello, los estudios actuales pueden carecer de un tamaño adecuado de la muestra, dosificación estandarizada, y seguimiento a largo plazo. Adicionalmente, las características específicas del queloide, técnica quirúrgica, dosis de radiación, y técnica radioterapéutica, pueden todos jugar un rol en la recidiva del queloide [17].

Este estudio tuvo como objetivo examinar más a fondo la eficacia de la terapia médica, resección quirúrgica, y radioterapia post resección, en el tratamiento de pacientes con queloides, en un centro médico terciario académico, con alto volumen de casos, con más de una década de experiencia.

Métodos

> Diseño y población del estudio

Este estudio retrospectivo de cohorte fue aprobado por el Comité Institucional de Revisión de la Universidad de Pensilvania. La población de pacientes fue identificada utilizando PennSeek [18], una herramienta web institucional para buscar los registros médicos electrónico (RME). A través del PennSeek, se seleccionaron pacientes adultos (> 17 años) con el código correspondiente al queloide (L73.0) de la International Classification of Diseases, 10th edition, Clinical Modification (ICD-10-CM), que fueron tratados médicamente y/o quirúrgicamente en la División de Cirugía Plástica, o en el Departamento de Dermatología, dentro del University of Pennsylvania Health System, entre el 1 de enero de 2008 y el 1 de agosto de 2017 (115 meses). Aquellos con menos de 1 año de seguimiento, y los pacientes tratados con otros agentes tópicos y orales (en el grupo de manejo médico), fueron excluidos.

Obtención de datos

Una vez identificados los pacientes, el RME fue revisado por 2 autores y los datos relevantes fueron obtenidos del registro médico. Para asegurar el control de calidad y la integridad de los datos, 2 autores adicionales revisaron 25 historias clínicas seleccionadas elegidas al azar, para confirmar la precisión.

Luego, los pacientes fueron divididos en 3 grupos basado en el tratamiento del queloide: sólo manejo médico (MM), resección quirúrgica con o sin manejo médico (RQ), y resección quirúrgica combinada con terapia radiante postoperatoria (RQ+TR).

Características de los pacientes: demográficas, clínicas y específicas del tratamiento

Las covariables extraídas de los RME incluyeron datos demográficos (edad, género, raza, etnicidad), factores clínicos (estatus de fumador, localización, tamaño, cantidad de queloides, recidiva, queloide previo), características operatorias tales como cierre quirúrgico (primario, transferencia de tejido adyacente, injerto de piel, otras), duración de la cirugía, y uso complementario de terapia corticosteroide (pre, intra o postoperatoria), y características de la radiación, incluyendo tamaños de fracción, cantidad de fracciones, dosis biológicamente eficaz (DBE, a/b = 2,08) [17], y tiempo postoperatorio hasta la radiación.

Grupos de tratamiento y medición de resultados

El MM fue definido como tratamiento del queloide limitado a corticosteroides tópicos y/o intralesionales (pero sin cirugía ni radioterapia). La RQ fue definida como la resección local amplia estándar del queloide, con o sin terapia corticosteroide previa o concomitante, pero sin radioterapia.

La RQ+TR fue definida como el tratamiento inmediato (dentro de las 24-48 hs) con terapia radiante después de la resección quirúrgica del queloide. La radioterapia se administró de manera fraccionada basada en las preferencias del radioterapista oncólogo. Los tratamientos involucraron 3 a 4 sesiones en días consecutivos con tamaños de fracción de 300-800 cGy.

La medición del resultado primario para el grupo de MM fueron los cambios en la sintomatología y apariencia del queloide, dado que la recidiva no era aplicable. Los cambios tanto cosméticos como sintomatológicos fueron asignados basado en la documentación en el RME. Las mediciones primarias en los grupos de RQ y RQ+TR fueron las tasas recidiva y de complicaciones.

Análisis estadístico

La unidad de análisis fue a nivel de la lesión, por lo tanto, los pacientes tratados con múltiples queloides simultáneos se contaron como queloides individuales. Se utilizaron las estadísticas descriptivas para caracterizar los datos demográficos y clínicos del queloide.

Todas las variables categóricas fueron comparadas usando las pruebas de chi-cuadrado o exacta de Fisher (para conteos ≤ 10). Los datos continuos normalmente distribuidos fueron comparados utilizando pruebas t, y los datos continuos no normalmente distribuidos fueron comparados usando la prueba rank-sum de Wilcoxon o la de Kruskal-Wallis, según lo apropiado.

Se empleó una curva de Kaplan-Meier para graficar la sobrevida libre de recidiva entre los grupos de RQ y RQ+TR. Se utilizó una curva de incidencia acumulada para ilustrar el momento en que la mitad de los pacientes recidivaron (p50).

Se utilizó un modelo de regresión logística escalonada multivariada para determinar los factores independientemente asociados con la recidiva y las complicaciones, mientras se controlaban los factores de confusión.

Las covariables incluidas en esos modelos fueron: edad, género, raza, estatus de fumador, y localización del queloide (identificada a priori basado en su utilidad clínica y bibliografía), además de cualquier factor con p < 0,2 dentro de los análisis univariados entre los grupos de RQ y RQ+TR. T

odos los análisis estadísticos fueron realizados usando el programa Stata/MP, versión 15.1 (College Station, TX). La significación estadística fue establecida a priori en p < 0,05.

Resultados

Un total de 284 lesiones queloides fue incluido en este estudio durante un período de reclutamiento de 9,6 años, con una mediana para el tiempo de seguimiento de 15,4 meses (rango intercuartil [RIC]: 5,5-30,6).

La mediana para la edad de los pacientes fue de 39,1 años (RIC: 26,1-53,0). Del total de queloides, 194 estaban en mujeres (68,1%), 194 eran afroamericanos (68,1%), y 65 eran fumadores activos o pacientes que tenían antecedentes significativos de consumo de tabaco (22,8%).

Cuando se buscaron las características específicas del queloide, 136 (47,7%) lesiones pertenecían a pacientes con antecedentes de queloides previos, y 95 (33,3%) tuvieron un queloide que había recidivado después de un tratamiento previo.

Doscientas nueve lesiones estaban en pacientes con sólo 1 queloide (73,3%), mientras que 21 (7,4%) estaban en pacientes con 3 o más lesiones. La mediana para el área de superficie del queloide fue de 9,4 cm2 (RIC: 3,5-24).

Cuando se compararon las características basales entre los 3 grupos en estudio, la población de MM fue significativamente más añosa en relación con las cohortes de RQ y RQ+TR (41,6 versus 33,4 y 36,8 años, respectivamente; p = 0,03).

Adicionalmente, el grupo de RQ+TR tuvo mayor probabilidad de tener antecedentes de queloides previos, en comparación con los grupos de MM y RQ (73,7% vs 22,1% y 47,9%, respectivamente; p < 0,01), de tener ya un tratamiento previo fracasado (recidiva) (61,1% vs 12,6% y 25,5%, respectivamente; p < 0,01), y de tener queloides significativamente más grandes (mediana 13,8 cm2 vs 6 cm2 y 6,1 cm2, respectivamente; p < 0,01).

De los 78 queloides en los que estaban disponibles los datos cosméticos en el grupo de MM, 30 (25,6%) tuvieron una mejoría sustancial, 46 (59%) una leve mejoría, y 12 (15,4%) no mejoraron con el tratamiento.

Cincuenta y una lesiones en la cohorte de MM tuvieron datos sobre los cambios en la sintomatología con el tratamiento. De ellos, 17 (33,3%) tuvieron una mejoría sustancial, 20 (39,2%) una mejoría leve, y 14 (27,4%) no tuvieron mejoría. Se requirió un promedio de 1,7 y 1,5 inyecciones para lograr al menos alguna mejoría estética y sintomatológica, respectivamente.

Para el grupo de RQ, el cierre primario fue el tipo más frecuente de cierre. La media de la duración de la cirugía fue de 51,5 minutos (± 36,3). Los pacientes en el grupo de RQ recibieron más terapia corticosteroide pre y postoperatoriamente que los del grupo RQ+TR, p = 0,01 y p < 0,01, respectivamente.

La mediana de la cantidad de sesiones de radiación por paciente en el grupo RQ+TR, fue de 3,0 (RIC: 3-3). Los datos de la DBE estuvieron disponibles en 95 pacientes, con una mediana de 51,1 Gy (RIC: 43,7-69,9).

Sesenta y cinco pacientes recibieron dosis fraccionadas de 500 cGy o menos. Cuando se los comparó con el grupo RQ+TR, el grupo de RQ tuvo significativamente más pacientes femeninas (75,5% vs 56,8%, respectivamente; p = 0,01), y un porcentaje más alto de inyecciones intralesionales pre y postoperatorias (p = 0,01 y p < 0,01, respectivamente).

Recidivas

Las tasas de recidiva entre los grupos de RQ y RQ+TR fueron del 37,2% vs 37,9%, respectivamente. Adicionalmente, el tiempo medio para la recidiva fue también similar entre los dos grupos (290,0 días vs 316,5 días; p = 0,41).

Los grupos con y sin recidiva fueron comparados para determinar si había diferencias significativas en términos de características demográficas y específicas del queloide. Sólo el género (54,9% vs 72,9%, respectivamente (p = 0,01), difirió significativamente.

Las curvas de sobrevida e incidencia acumulada de Kaplan-Meier demostraron las recidivas para ambos grupos, RQ y RQ+TR. El 50% de todas las recidivas ocurrió en la marca de 12 meses, y cerca del 80% en la marca de 24 meses.

Después de determinar las variables potencialmente significativas, se realizó una regresión logística multivariable paso a paso, para determinar qué factores afectaron significativamente la recidiva y las complicaciones.

El género masculino y el uso de esteroides postoperatorios se asociaron con aumentos en las recidivas, con odds ratios (OR) de 3,25 (95% intervalo de confianza [IC]: 1,36-7,76; p = 0,01) y de 9,54 (95% IC: 4,12-22,06; p < 0,01), respectivamente.

Los queloides que recidivaron durante el estudio, tanto del grupo de RQ como del grupo de RQ+TR, fueron comparados entre sí en búsqueda de otras diferencias en las características demográficas y específicas del queloide y de la cirugía, y los resultados de complicaciones.

Las recidivas positivas en el grupo de RQ+TR tuvieron significativamente más queloides que habían tenido un fracaso del tratamiento previo (recidivados) (69,4% vs 34,3%, respectivamente; p < 0,01), un tamaño medio mayor (17,0 cm2 vs 6,4 cm2, respectivamente; p = 0,02), así como más cierres quirúrgicos no primarios (44,5% vs 20,0%, respectivamente; p < 0,01), que las recidivas positivas en el grupo de RQ.

Las recidivas positivas en el grupo de RQ tenían un uso mayor de esteroides preoperatorios que en el grupo de RQ+TR (40,0% vs 16,7%, respectivamente; p = 0,03).

Para investigar más a fondo los factores que conducen a la recidiva, los queloides en los grupos de RQ y RQ+TR fueron separados en aquellos que recidivaron y los que no recidivaron, y fueron comparados dentro de sus respectivos grupos.

En el grupo de RQ, los queloides que recidivaron tuvieron menos pacientes femeninos en relación con los que no recidivaron (62,9% vs 83,1%, respectivamente; p = 0,03), más cierres primarios que los que no recidivaron (80,0% vs 61%, respectivamente; p < 0,01), y una tasa mayor de terapia esteroide postoperatoria que los que no recidivaron (77,2% vs 39%, respectivamente; p < 0,01).

Los queloides en los que había fracasado el tratamiento previo no tuvieron una probabilidad mayor de recidivar después del tratamiento resectivo. En el grupo de RQ+TR, las recidivas positivas tuvieron una mayor probabilidad que los queloides que no recidivaron, de haber recibido terapia corticosteroide postoperatoria (63,9% vs 13,6%, respectivamente; p < 0,01).

Los queloides en los que había fracasado el tratamiento previo no tuvieron una probabilidad mayor de recidivar después del tratamiento radiante. Las recidivas tuvieron intervalos de tiempo más cortos entre la resección quirúrgica y el comienzo de la radioterapia que los queloides que no recidivaron (25,0 hs vs 29,5 hs, respectivamente; p = 0,01).

Resultados del tratamiento radiante

Las dosis de radiación mayores a 500 cGy tuvieron una disminución estadísticamente significativa en la recidiva (p < 0,01), con 33 (91,7%) recidivas en pacientes que recibieron una dosis ≤ 500 cGy/fracción, versus 3 (8,3%) recidivas en pacientes que recibieron una dosis > 500 cGy/fracción. También se evaluó la administración de radiación como DBE, con una media de ésta en el grupo con recidiva de 51,1 Gy (RIC: 42,7-51,1) versus 51,1 Gy (RIC: 51,1-69,9) en el grupo sin recidiva, representando una diferencia estadísticamente significativa (p < 0,01).

Complicaciones

El grupo de RQ+TR tuvo significativamente más complicaciones que el grupo de RQ (17,9% vs 6,3%, respectivamente; p = 0,01). Para ambos grupos (RQ y RQ+TR), los queloides recidivados y no recidivados tuvieron tasas de complicación similares. Con respecto a las complicaciones, las diferencias en el tipo de cierre fueron estadísticamente significativas (p = 0,02).

Los intervalos de tiempo entre la resección quirúrgica y el comienzo de la radioterapia no afectaron la tasa de complicaciones. Al observar el efecto de la dosificación o de la DBE sobre las complicaciones, no se encontró una diferencia estadísticamente significativa. Ninguna complicación requirió hospitalización o intervención quirúrgica.

La localización de los queloides en las extremidades y los tamaños grandes, estuvieron asociados con aumento de complicaciones, con OR de 19,51 (95% IC: 3,13-121,77; p < 0,01) y 1,0 (95% IC: 1,0-1,0); p = 0,02), respectivamente.

Discusión

Los queloides han planteado durante mucho tiempo un atolladero de tratamiento para los médicos, con múltiples opciones disponibles, datos de resultados mixtos e inconsistentes, y pocos datos objetivos de las características específicas de los queloides que presagian resultados de tratamiento favorables.

Este estudio presenta hallazgos de una revisión retrospectiva de una experiencia de casi 10 años tratando queloides primarios y recidivados, en un centro de atención terciario urbano de gran volumen.

El resultado principal estudiado fue la tasa de recidiva después de la RQ versus la RQ+TR inmediata. Estudios previos han examinado la eficacia de la RQ sola en el tratamiento de los queloides, y encontraron tasas de recidiva del 30% al 92% [19-24]. Esos resultados históricos pobres llevaron al interés en otras modalidades y tratamientos complementarios, incluyendo la radioterapia.

Un estudio temprano de Cosman y col., comparó las tasas de recidiva de los queloides después de la RQ sola o combinada con terapia con rayos x (800 r en 4 dosis, durante 4-8 semanas). Encontraron resultados mejorados con la adición de la radioterapia (31,9%), comparado a sin radioterapia (48%), alimentando el interés en la terapia radiante [20].

Estudios más recientes observando la RQ combinada con radioterapia inmediata han reportado tasas de recidiva oscilando desde el 9% al 71,9% [1,16,21,25-28], sugiriendo además mejores resultados versus la monoterapia de RQ.

Los autores del presente trabajo encontraron tasas similares de recidiva entre la RQ (37,2%) y la RQ+TR (37,9%), respectivamente. Similarmente, el tiempo hasta la recidiva para ambos grupos fue también equivalente, aunque hubo una tendencia hacia tiempos más prolongados en el grupo con radioterapia. Una posible explicación para ese hallazgo inesperado es la distribución no randomizada de los queloides dentro de los grupos de tratamiento.

El grupo de RQ+TR tuvo porcentajes desproporcionadamente más altos de pacientes con antecedentes de queloides previos, un queloide activo que ya había recidivado, y queloides mucho más grandes; factores que se cree que transmiten peores resultados del tratamiento [20]. El grupo de RQ+TR también tuvo más hombres, lo que se encontró que era un predictor significativo de recidiva en este estudio.

Es posible que los cirujanos reconocieran los queloides que probablemente iban a fracasar con la monoterapia quirúrgica y remitieron a esos pacientes a radioterapia adyuvante. Como tal, el grupo de RQ+TR tuvo queloides más complejos y la tasa esperada de recidiva podría ser más alta. Por lo tanto, la recidiva similar puede apoyar la superioridad de la cirugía con radiación inmediata sobre la cirugía sola.

Kal y col., demostraron la disminución de la recidiva como una función de la DBE más allá de los 10 Gy, con tasas de recidiva < 10% con valores de DBE por arriba de 30 [29]. Los resultados del presente estudio se correlacionan bien con esto, con fracciones de tamaño de 500cGy o mayores llevando a un descenso significativo de la tasa de recidiva. Igualmente, una DBE más alta se asoció con disminución de la recidiva, con una DBE media de 54 Gy.

Dado que se piensa que la formación de queloides se debe a la presencia de fibroblastos demasiado activos durante la cicatrización temprana de la herida [17], este resultado parece esperado, ya que la administración de más energía daría como resultado menos fibroblastos activos en el sitio de la resección y, en consecuencia, una menor propensión a recidivar.

Adicionalmente, las diferencias en la manera en que es administrada la radiación pueden afectar los resultados del tratamiento. La radioterapia con haz de electrones ha mostrado ser efectiva en el tratamiento de los queloides [1,30], pero se han usado otras modalidades de administrar la radioterapia y pueden brindar resultados superiores [1].

El momento y la frecuencia de la radiación pueden impactar también sobre la tasa de recidiva. El esquema de dosificación más común en la institución de los autores fue 3 sesiones sobre días contiguos con 500 cGy/fracción. Otros estudios han utilizado protocolos similares con buenos resultados [30].

Una de las mayores preocupaciones con la radioterapia postoperatoria inmediata es un aumento en las complicaciones. Las tasas de complicaciones fueron significativamente más altas en el grupo de RQ+TR versus el grupo de RQ. Sin embargo, los aumentos en la dosificación no se asociaron con mayores complicaciones. Eso sugiere que la dosis máxima segura de radiación debe ser utilizada para limitar la recidiva. Asimismo, ninguna de las complicaciones que fueron documentadas fueron mayores, y todas fueron tratadas no operatoriamente.

Adicionalmente, hubo una relación inversa entre el tiempo desde la resección a la radiación y la recidiva, llevando los retardos más cortos a una tasa estadísticamente más alta de recidiva. Hasta donde saben los autores, ese hallazgo no ha sido demostrado en la bibliografía y puede ser un fenómeno de azar. Es contrario a otros estudios que han encontrado que las demoras prolongadas llevan a mayores recidivas [25]. La significación de esto no es clara.

El MM de las lesiones queloides se reserva a menudo para los pacientes que no son candidatos para otros tratamientos, o que quieren minimizar el dolor, el tiempo y el perfil de complicaciones. Este estudio encontró también que los pacientes tratados con MM tuvieron una mayor probabilidad de ser más añosos que los de los otros dos grupos.

Los datos demostraron que hay al menos alguna mejoría, tanto cosmética como sintomatológica, con las inyecciones de corticosteroides. Por lo tanto, el MM es apropiado para aquellos no aptos o no interesados en terapias más invasivas, dado que existe la probabilidad de mejora con mínimos efectos colaterales. Adicionalmente, probablemente no existe un beneficio adicional después de 3 inyecciones.

Se encontró en este estudio que el género masculino es un factor de riesgo para la recidiva (OR 3,25) tanto en el grupo de RQ como en el de RQ+TR, independiente de otros factores.

Otra bibliografía que ha encontrado que el sexo femenino se asocia con mejores resultados del tratamiento de los queloides con láser Nd:YAG [31], concuerda con los resultados de este estudio [32]. Ni la edad, raza, ubicación del queloide, estatus de fumador, antecedente de formación previa de queloides o de fracaso de tratamiento previo de un queloide, fueron factores de riesgo para la recidiva.

En particular, el hallazgo de que la localización en la cabeza y el cuello no es un factor de riesgo es sorprendente, dado que se lo ha vinculado con una tasa más alta de formación primaria de queloides.

En cuanto a las complicaciones, sólo la ubicación en las extremidades y el tamaño grande del queloide, fueron factores de riesgo, con OR de 19,52 y 1,0, respectivamente. La significación de la localización en la extremidad puede deberse a una tensión aumentada durante el cierre, debido al tejido blando limitado.

En el grupo de RQ el uso de inyecciones de corticosteroides pre e intraoperatorios no afectó las tasas de recidiva o complicaciones. Las inyecciones postoperatorias de corticosteroides no se asociaron con aumento de las complicaciones, pero sí con un aumento de la recidiva. Las inyecciones postoperatorias fueron identificadas como un factor de riesgo para la recidiva con una OR de 9,53.

Si bien es posible que los esteroides posoperatorios estén relacionados causalmente con un aumento de la recidiva, este hallazgo puede estar relacionado con que los cirujanos tengan más probabilidades de emplearlos en queloides de mayor riesgo, que tenían de forma independiente más probabilidades de recidivar.

Otra posible explicación es el uso de inyecciones postoperatorias cuando los médicos notaron una recidiva temprana en el período postoperatorio. Dado que cualquier corticosteroide administrado después de la cirugía, ya sea 1 día o 1 año después, se agrupó, esto podría sesgar al grupo hacia la recidiva.

El tipo de cierre quirúrgico afectó tanto la tasa de recidiva como la de complicaciones. Una explicación posible es que la resección para los queloides que podía ser cerrada primariamente fue insuficiente, quedando mucho tejido queloide residual.

Los datos disponibles son insuficientes para comprobar eso, pero el resultado puede sugerir que resecciones más agresivas son beneficiosas para limitar la recidiva. El tipo de cierre se asoció también con mayores complicaciones en el grupo de RQ. Sin embargo, con sólo 6 queloides en ese grupo, el número puede ser muy pequeño para sacar conclusiones significativas.

Este estudio demostró que, mientras que los afroamericanos fueron la etnicidad predominante, los resultados de su tratamiento fueron equivalentes a los de otras etnicidades. La bibliografía previa ha documentado extensamente la correlación entre el aumento de la pigmentación y la tendencia al queloide [24]. De manera similar, manuscritos anteriores no han encontrado una correlación estadísticamente significativa entre la raza y los tratamientos para los queloides [20].

No obstante, los autores de este trabajo están entre los primeros en comparar la resección quirúrgica sola, con la resección quirúrgica con radiación postoperatoria, usando protocolos contemporáneos.

También demostraron que los queloides que tenían un tratamiento resectivo previo fracasado, no tienen una mayor probabilidad de recidiva que los queloides sin tratamiento previo, o mayores complicaciones. Este hallazgo significa que las recidivas después de la resección previa aún deben recibir tratamiento adicional, y probablemente pueden beneficiarse de la resección quirúrgica combinada con radioterapia.

Finalmente, las curvas de Kaplan-Meier y de la incidencia acumulada sugieren mínimas recidivas después de la marca de 48 meses. Esto puede ayudar a aconsejar a los pacientes, ya que es poco probable que los queloides que no han reaparecido después de 4 años lo hagan.

Las fortalezas de este estudio incluyen una experiencia de cerca de 10 años, gran tamaño de la muestra, uso de tres modalidades comunes de tratamiento, y un tiempo medio general de seguimiento de 36,5 meses. Estudios previos han identificado que es probable que muchas recidivas ocurran dentro de los 13 meses [25,33].

Con una mediana para el período de seguimiento de 15,4 meses, este estudio probablemente capturó la mayoría de las recidivas. Otra fortaleza es la restricción a cirujanos plásticos y dermatológicos, para maximizar la probabilidad de incluir sólo queloides verdaderos.

La principal limitación de este trabajo involucra su diseño retrospectivo. Una probable consecuencia es que los cirujanos pudieron haber alterado su plan quirúrgico basado en si el paciente había recibido radioterapia.

Adicionalmente, los pacientes pudieron haber tenido recidivas pero no buscaron tratamiento adicional, o fueron tratados en otra institución, y no fueron incluidos en el análisis. Finalmente, como una experiencia de un único centro asistencial, los resultados pueden no ser generalizables a todas las poblaciones.

Conclusión

La radioterapia sigue siendo una terapia complementaria efectiva en el tratamiento de los queloides. Aunque no se encontró una disminución significativa en la tasa de recidiva entre los grupos tratados con cirugía comparado con cirugía más radioterapia, esto probablemente se atribuya a que la radioterapia se ofrece principalmente a pacientes de mayor riesgo, con antecedentes de queloides difíciles de manejar.

Si bien se observó un aumento de las complicaciones en los pacientes sometidos a radioterapia, estas consistieron principalmente en un retraso en la cicatrización de la herida y se manejaron de forma no operatoria. Además, se pueden considerar dosis más altas de radiación, ya que se ha demostrado que reducen las tasas de recidiva sin el consiguiente aumento de las complicaciones del tratamiento.

El tratamiento médico puede proporcionar al menos alguna mejora, tanto en la estética como en la sintomatología, pero debe reservarse para aquellos que no son candidatos a cirugía.

Comentario y resumen objetivo: Dr. Rodolfo D. Altrudi