Introducción |
La deficiencia de vitamina D se reconoce como una pandemia dado el volumen de personas afectadas y el número de enfermedades generadas por tal déficit.(1) Se estima que mil millones de personas tienen deficiencia o insuficiencia de vitamina D.(2,3)
Las vitaminas son compuestos orgánicos esenciales que no pueden ser sintetizados y deben ser ingeridos.(4) El término vitamina D se refiere a vitamina D2 (ergosterol) y/o vitamina D3 (colecalciferol), que son las versiones más abundantes y activas.(5) La vitamina D2 se obtiene de la dieta; la vitamina D3 se define como una pre-hormona porque es producida por el organismo.(6-8)
La vitamina D ha sido clasificada como una hormona debido a su regulación del metabolismo del calcio y fósforo junto con la hormona paratiroidea.(9) Dado que la deficiencia de vitamina D puede causar raquitismo y osteomalacia, esta vitamina es esencial para el mantenimiento de la salud ósea de niños y adultos.(10-11)
La 25-hidroxivitamina D (25[OH]D) es el metabolito más abundante y el mejor indicador del estado de la vitamina D. Los niveles bajos de 25(OH)D se asocian con varios factores como pigmentación de la piel, uso de protector solar, vestimenta, latitud, estación del año, contaminación del aire, disminución de la ingesta de alimentos, síndrome de malabsorción, obesidad, abstinencia a la exposición solar, embarazo, edad, insuficiencia renal o hepática.(12,13)
En niños y adolescentes, los niveles de 25(OH)D se asocian actualmente con la prevención de enfermedades inmunes, infecciosas, y relacionadas con marcadores cardiometabólicos.(2,14)
Para prevenir la hipovitaminosis, el Instituto de Medicina (IOM) estableció la cantidad diaria recomendada de vitamina D en 400 UI/día para el primer año de vida y 600 UI/día para niños de 1 a 18 años(15), al concluir que niveles de 25(OH)D de 20 ng/mL cumplen con los requisitos de al menos el 97,5% de la población en todos los grupos de edad.(16)
La Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN), recomendó utilizar valores de 25 (OH)D > 20 ng/mL como estándar para suficiencia y <10 ng/mL como deficiencia severa.(17)
Existe una falta de consenso en la literatura sobre lo que es considerado un nivel deficiente de 25(OH)D. Por lo tanto, la presente revisión tuvo como objetivo reunir los estudios realizados con niños de entre 6 y 12 años, escolares por definición, para definir un nivel deficiente de 25(OH)D.
Métodos |
Se realizó una revisión sistemática de la literatura en bases de datos electrónicas. Los criterios de inclusión fueron: 1) estudios realizados con niños de 6 a 12 años; 2) estudios con niños sanos; y 3) estudios que tuvieran los niveles vitamínicos y una deficiencia definida de vitamina D. El único límite utilizado en la búsqueda fue la edad (niños escolares). Los artículos no fueron limitados por año de publicación o idioma.
La revisión sistemática siguió los estándares recomendados por el modelo PRISMA (Elementos Principales para el Informe de Revisiones Sistemáticas y Meta-análisis).(18) El meta-análisis para estimar la media y la desviación estándar de la vitamina D en niños se realizó considerando un modelo aleatorio. Se consideraron los niveles de 25(OH) D antes de la suplementación para el mismo.
Resultados |
De los 191 artículos elegibles, 20 fueron excluidos por estar duplicados y 159 porque el tema no era relevante y/o el rango de edad del estudio no coincidía con los criterios de inclusión. Se seleccionaron 12 artículos para lectura completa y solo 6 cumplieron con todos los criterios.
Los artículos revisados difirieron en algunos aspectos, como los valores séricos de 25(OH)D considerados como deficientes, insuficientes o adecuados. Tres de los seis artículos consideraron la deficiencia como niveles inferiores a 20 ng/mL,(19-21) uno por debajo de 18 ng/mL,(22) otro por debajo de 15 ng/mL,(23) y el último por debajo de 11 ng/mL.(24) Por lo tanto, la mitad de los estudios analizados consideraron deficiencia como valores por debajo de 20 ng/mL.
En los artículos se halló una alta prevalencia de deficiencia de vitamina D. Teniendo en cuenta el valor más común citado como deficiencia de vitamina D (<20 ng/mL), el número de niños dentro del grupo de deficiencia aumentó considerablemente.
Entre los estudios que ofrecieron vitamina D mediante alimentos fortificados y/o suplementos orales, la dosis ofrecida osciló entre 100 UI a 300 UI/día. Un estudio realizó suplementación estacional con 13.700 UI durante siete días. Ningún estudio reportó efectos secundarios durante la suplementación.(19-24)
Los datos analizados estadísticamente se obtuvieron de estos seis estudios evaluados, con un total de 2618 niños de 6 a 12 años antes de la suplementación. En base a la prueba Q de heterogeneidad, los estudios fueron considerados heterogéneos. El valor medio de 25(OH)D se estimó en 18,11 ng/ml con un IC 95% de 11,90 ng/ml - 24,31 ng/mL.(25)
Discusión |
El valor medio de 25(OH)D en escolares en esta revisión se estimó en 18,11 ng/ml, y valores por debajo de 20 ng/mL definieron deficiencia en la mayoría de los estudios examinados. Esto significa que la mayoría de los niños están por debajo del nivel recomendado de 25(OH)D y necesitan algún tipo de suplementación o bien que la recomendación no es adecuada.
En adultos, la mayoría de los expertos definen los niveles de 25(OH)D por debajo de 20 ng/mL como deficientes. Un estudio halló que cuando la 25(OH)D sérica aumenta de 20 ng/mL a 32 ng/mL la absorción intestinal de calcio aumenta del 45% al 65%.
También se sabe que el aumento de 1,25-dihidroxivitamina D (1,25[OH]D) resulta en la síntesis de catelicidina, un péptido capaz de matar agentes infecciosos, aumentando la importancia de la vitamina D como inmunomodulador.
Cuando los niveles séricos de 25(OH)D están por debajo de 20 ng/mL, se evita que los monocitos o macrófagos desencadenen esta respuesta inmune.(2)
Los artículos revisados difirieron en el punto de corte de los valores de 25(OH)D para la clasificación de deficiencia de vitamina D. Sin embargo, tres de los seis artículos consideraron como deficiencia a niveles de 25(OH)D por debajo de 20 ng/mL. Definir lo que se considera niveles óptimos de 25(OH)D sigue siendo un desafío, como se observó en esta revisión. (19-24)
Entre los estudios que ofrecieron vitamina D a través de alimentos fortificados y/o suplementos orales, la dosis ofrecida varió de 100 UI a 300 UI/día y ninguno indicó efectos secundarios con los mismos.(19-24)
La suplementación es una buena estrategia para aumentar la ingesta de vitamina D; hallazgos recientes sugieren que la misma es más eficaz en personas que ya tienen una alta ingesta vitamínica en comparación con aquellos con bajo consumo (24,26,27).
Según estudios con adultos, el aporte de vitamina D junto con calcio sería una estrategia más eficaz para elevar los valores de 25(OH)D que el suministro de vitamina D sola.(21,28-30)
En los alimentos y suplementos dietéticos, la vitamina D existe tanto como colecalciferol o ergocalciferol procedente de plantas (vitamina D2). La vitamina D se encuentra en una cantidad limitada de alimentos, como los pescados grasos y sus derivados(31) que podrían ser una opción a utilizar como fuentes más altas de vitamina D para enriquecer la dieta de una población.(22)
Se sabe que la leche es un alimento más completo y nutritivo que el suplemento, porque contiene compuestos bioactivos y otros nutrientes que el suplemento no ofrece. Sin embargo, varios estudios han indicado que el uso de suplementos ha sido más prometedor que el de alimentos enriquecidos para la prevención de la hipovitaminosis D, particularmente en poblaciones vulnerables al invierno.(24,32) Se ha informado una baja ingesta de fuentes alimentarias de calcio y vitamina D en varios países en todos los grupos de edad.(21,33)
La intoxicación por vitamina D es extremadamente rara. En general, los casos reportados están relacionados con errores de administración de la suplementación. Los efectos relacionados con sobredosis son hipercalcemia (≥ 10,6 mg/dL) e hiperfosfatemia (5-6 mg/dL). Por lo tanto, se sugiere manejar la suplementación con precaución.(36)
Es importante señalar la necesidad de realizar más estudios en esta área para establecer un consenso de lo que se considera deficiencia de vitamina D.
Resumen y comentario objetivo: Dra. María Eugenia Noguerol