Por Kathryn Doyle
NUEVA YORK (Reuters Health) - La personalidad y la actitud frente a la vida pueden influir en el riesgo de desarrollar demencia, según muestra un estudio realizado en Finlandia.
Estudios previos habían asociado el cinismo, el enojo o la hostilidad con los trastornos cardíacos y la inflamación. La demencia podría ser otra consecuencia de una mala actitud.
"Esto tiene sentido porque otros estudios habían asociado la desconfianza cínica a, por ejemplo, una peor situación socioeconómica, lo que a la vez está relacionado con problemas de salud", dijo la autora principal, Anna-Maija Tolppanen, experta en neurología de la Universidad de Finlandia Oriental.
El equipo de Tolppanen definió cinismo como la creencia de que los demás actúan motivados por el egoísmo.
Los investigadores buscaron información sobre 1.500 finlandeses de entre 65 y 79 años en 1997. Examinaron las características, las actitudes y la demencia de los participantes en 1997 y entre ocho y 10 años después.
Los autores utilizaron un cuestionario de ocho preguntas que evalúa los niveles de cinismo en una escala de cero a 24 (a mayor valor, mayor cinismo). Sólo contaron con información completa de pesquisa y diagnóstico de demencia de menos de la mitad de los participantes.
Aquellos con los valores más altos en la escala (entre 15 y 24 puntos) tendían a pesar más y a fumar, según publica el equipo en la revista Neurology.
El grupo más cínico era el más pequeño, con 164 personas, comparado con el grupo "moderado" (246) y el menos cínico (212).
Pero hubo 14 diagnósticos de demencia en el grupo más pequeño, comparado con 13 y nueve en las otras dos cohortes, respectivamente. Eso se traduce en una diferencia de tres veces más riesgo de demencia entre los extremos.
Tolppanen aclaró que esto no prueba que una mala actitud provoque enfermedades. "Pero, junto con estudios previos, sugiere que nuestra personalidad influiría en nuestra salud", dijo.
Tras controlar el nivel socioeconómico, la edad, el sexo, el estado de salud y el tabaquismo, los autores no pudieron explicar la diferencia en el riesgo de desarrollar demencia entre los participantes más y menos cínicos.
Tampoco pudieron evaluar si el cinismo es un síntoma, en lugar de una causa, en las primeras etapas de la demencia.
El equipo asegura que se necesitan más estudios sobre poblaciones más grandes para identificar el papel del cinismo en el riesgo de desarrollar demencia. Pero destaca que las actitudes y el estilo de vida se pueden modificar y que si eso mejora el estado de salud y la calidad de vida, vale la pena intentarlo.
FUENTE: Neurology