Un nuevo libro que describe los distintos 'modelos' de Rehabilitación Psiquiátrica que se han empleado en la Argentina, desde la época colonial hasta la actualidad.
PRÓLOGO
“…ut operaretur”
“Tomó pues el Señor Dios al hombre, y púsole en el paraíso de delicias, para que le cultivase y guardase”. Gen.II, 15.
El trabajo no es un castigo sino una función esencial que el hombre recibe junto con su ser. Hasta es necesaria la creatividad y el hacer para que el ser humano se sienta completando su destino.
Sólo la pérdida de la libertad aliena al hombre de la carrera hacia sus objetivos. La enfermedad es la causa más frecuente de pérdida de la libertad y el camino a la salud pasa por recuperar la capacidad de trabajar.
En uno de los primeros hospitales psiquiátricos de Occidente, en Zaragoza, se observó que los enfermos del “estado llano” se recuperaban más rápidamente que los nobles, para quienes el trabajo era humillación.
Comentando las ideas de Santa Teresa sobre “la melancolía”, López Ibor también subraya el hecho de que durante la Edad Media hubo más melancolía entre los monjes que en la vida monástica más antigua, y señala que el monacato primitivo fundado por San Benito, había unido la oración y el trabajo. “El trabajo ya no es una carga, sino descarga, alivio. Es acción en el sentido del amor, que en la acción crece constantemente”. La santa de Ávila en el capítulo VII de Las Fundaciones, además del diagnóstico diferencial entre la melancolía y la acedía o tibieza, se ocupa del tratamiento que “las preladas han de dar”: “…que el mayor remedio que tienen es ocuparlas mucho en oficios, para que no tengan lugar de estar imaginando, que aquí está todo su mal”.
Este consejo es el antecedente de la terapia ocupacional actual. Pero ya debemos hacer la distinción con la laborterapia, que significa trabajo, con sentido, con exigencia y con remuneración. Es comparable con la distinción entre ejercicios y deportes, en el primer caso se trata de una rehabilitación física individual, en el segundo se busca la resocialización, la competencia y el trato con los demás en busca de un logro.
Los psicoterapeutas han delegado, tal vez apresuradamente, en los terapistas ocupacionales la tarea de rehabilitar sin reflexionar bastante sobre las profundas implicancias antropológicas y sociológicas del trabajo. Es inhallable en los tratados de psiquiatría algún capítulo que se ocupe de esta dimensión de la terapéutica. Tampoco se suele enseñar en los cursos de la especialidad y, con un poco de suerte, pueden visitarse algún taller protegido o mirar las actividades de un hospital de día más cercano.
El libro de Lucio Bellomo es el primero y único en nuestro país que recorre la historia de este importante aspecto de la asistencia psiquiátrica. Con un evidente esfuerzo docente recupera los antecedentes históricos de los que la psiquiatría argentina podría enorgullecerse si no fuera casi constante la decadencia y el olvido después de la desaparición, por biología o política, de los pioneros.
Los vaivenes que periódicamente sacuden las instituciones asistenciales psiquiátricas suelen originarse en románticas ideologías que pretenden negar la realidad de la patología. Estas utopías encandilan y entusiasman a los aficionados que carecen de la formación y la experiencia que solo se consiguen al lado de los enfermos. La clínica y la investigación van profundizando el conocimiento de los trastornos y sus causas. Mucho más queda por descubrir pero hay enfermedades que discapacitan permanentemente, deteriorando funciones cognitivas u operativas fundamentales. Cuando se puede detener el proceso patológico, o cuando éste deja de actuar naturalmente, la rehabilitación y resocialización deben ocupar la atención y los cuidados. Y lo laboral tiene que ser primordial.
Hay defectos que corregir. El Prof. Bellomo menciona el peculio, que es la remuneración oficial, igualitaria, que se otorga a los operarios pacientes en las instituciones donde hay laborterapia. El producto económico de los trabajos debe, por ley, ingresar a rentas generales. Es una regla administrativa que no tiene nada que ver con la justicia distributiva, ni con el estímulo resocializador que deberían regir. En España, el Dr. Javier Morales Belda impulsó la primera cooperativa de trabajo artesanal integrada por enfermos mentales internados. En el Sanatorio Conde de Romanones, en Guadalajara, se prohibía el trabajo alienante bajo el régimen de peculio. La cooperativa tenía su consejo de administración y llegó a alquilar un local en Madrid para vender sus alfombras, muebles y trabajos en hierro forjado. La segunda fue la del Hospital San Francisco de Asís, en Corrientes, año 1970.
El presente libro deberá ser leído y meditado. Los frutos de esa reflexión mejorarán la recuperación de los enfermos y su reinserción en las familias y la sociedad. Los que, pese a todos los avances terapéuticos, deban quedar protegidos por las instituciones asistenciales tendrán una calidad de vida más digna y satisfactoria.
Agradecimientos
Es mi deseo agradecer profundamente a todos los me instaron para escribir el presente libro. Ello fue producto de largas conversaciones con amigos, colegas psiquiatras y no psiquiatras, cuando comencé en septiembre de 2006 a confeccionar las primeras páginas. A todos los que me alentaron, a todos las personas que entrevisté, para recabar un infomación de confianza, que me dieron fuerzas y la ayuda necesaria para la tarea de investigación histórica en la difícil búsqueda de datos y recopilación bibliográfica en el difícil tema que trato, la Rehabilitación Psiquiátrica en la Argentina.
En primer lugar quiero agradecer a quienes fueron mis Maestros en esta compleja especialidad, citando al Prof. Dr. Antonio Duarte, al Prof. Dr. Omar Ipar, al Dr. Enrique Mo Gatti, al Prof. Dr. Vicente Cabello, al Prof. Dr. Diego Outes, al Prof. Dr.Emilio Bonnet, al Dr.Jorge García Badaracco -quien fuera Director de la Residencia Psiquiátrica y Jefe de Servicio de la Sala No. 3 en el Hospital Neuropsiquiátrico de Hombres- hoy Hospital Borda, donde fui Médico Residente en Psiquiatría, al Dr.Juan José Morgan (Jefe de Servicio No. 8, del mismo Hospital),y tantos otros- de los cuales obtuve información y la formación necesaria para considerar al enfermo mental como persona, en el sentido más amplio del término.
Al Dr. Humberto Mesones, quien colaboró para confeccionar el prólogo del presente libro, de manera espontánea como técnico, experto en dicha materia y como un cabal amigo. Mesones fue Primer Presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras, y ex Director de Salud Mental durante los años 1972-1973, y 1982-1983, quien tuvo la amabilidad y la paciencia de leer el texto exhaustivamente, y hacerme críticas valiosas, así como avisarme sobre detalles Institucionales, que nos los sabía o los tenía olvidado.
Al Alcaide Mayor Benegas, Director del Museo Argentino de la Penitenciaría ‘Antonio Ballvé’ sito en la histórica y famosa manzana donde estuvo La Residencia conteniendo los orates, a cargo entonces de los betlemitas, y donde hoy se halla ubicado el Museo de la Penintenciaría (Humberto Primo 358, Capital). Dicho Alcaide, me dio datos inestimables del lugar, la historia donde fueron alojados los primeros enfermos mentales trasladados desde el Cabildo, y desde allí a La Convalecencia’, hoy predio de los grandes hospitales psiquiátricos.
Al Dr. Dante Bordancini, Director Asociado de la Colonia Cabred, hoy Hospital Interzonal psiquiátrico ‘Colonia Domingo Cabred’ Open Door- Luján, así por sus valiosas entrevistas, así como el obsequio del Libro Anuario gestado por la Colonia en 1999, que participó de muchas gestiones y conoce muy bien el delicado problema tema Institucional por el que pasa la misma en la actualidad; al Lic. José Manuel Belloli a través del cual pude contactar con el citado Bornancini y a través de él con el Lic. Carlos Wertheimer.
Al Lic.Carlos Wertheimer, con quien mantuve largas conversaciones interiorizándome de su exitosa gestión como Director en la Hospital Interzonal-Colonia Cabred (1995-1999).
A la Sociedad de Matrimonio y Familia, de cuyo Presidente el Dr. Domagoj Seitz y demás integrantes obtuve el beneplácito para destacar este libro desde la citada Sociedad, en la Asociación Médica Argentina (AMA).
Al Sr.Juan Carlos Iroz en su calidad de Ex Director de los Talleres Protegidos, cargo que desempeñó desde 1969 hasta 2005, cuya tarea traté de plasmar en el presente trabajo, y que seguramente servirá para imitar como ejemplo para las futuras generaciones.
A la Licenciada María Luisa Camera, compañera de trabajo de Juan Carlos Iroz, que puso a mi disposición la obra de los Talleres Protegidos, así como la Ley Italiana original sancionada en 1978, por ella traducida.
Asimismo, agradezco la colaboración de la actual Directora de los Talleres Protegidos Dra. Gabriela Russo por su amable recepción.
A la Directora de la Biblioteca de la Facultad de Medicina Lic. María Teresa Di Vietro, que me facilitó muchas Tesis de los Grandes Maestros Argentinos, que fueron famosas en la Psiquiatría Argentina.
A los Bibliotecarios del Patrimonio Histórico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, facilitandome libros indispensables para rastrear los orígenes y fomación de los hospitales para enfermos mentales en la época Colonia.
Al Personal de la Biblioteca Nacional de Maestros, que me ayudó en la búsqueda bibliográfica de temas que creía imposible de hallar.
A los integrantes Directivos y ejecutores de la Casa de Mitad de Camino Judicial, Dr. Juan Carfi, Lic. Miriam Aragonés, y Lic. Cristina Oestlin, personas que se ofrecieron a darme durante la entrevista todos los detalles cronología histórica de la fundación y actual funcionamiento de la Institución citada.
Al Dr. Galmarini, Juez Camarista Civil, que tuvo la gentileza de recibirme en su despacho, y darme detalles de la creación de la Casa de Mitad de Camino Judicial. Ambos, los Directivos y el Dr. Galmarini, me transmitieron los éxitos y dificultades en la gestión para que se hiciera fáctica la gestión.
Al Dr. Roberto Saubidet ‘in memoriam’ que durante los años en que me desempeñé como Jefe del Pabellón san Juan – y él, como vecino Jefe del Pabellón Santa María en el Hospital- conversamos extensamente sobre los orígenes del Hospital Moyano, y que me diera datos históricos inestimables sobre el Ex Hospital Neuropsiquiátrico de Mujeres, hoy Moyano.
Al Dr. Néstor Marchant, Director del Hospital Moyano de 1982 a 2006 quiera fuera sucesor de Humberto Mesones Arroyo en la conducción de la Asociación Argentina de Psiquiatras.
A mis compañeros del Cuerpo Médico Forense durante mi estadía en éste Cuerpo Colegiado, durante casi 20 años.
A los familiares de UDAFEM [Unión de Amigos y Familiares de los Enfermos Mentales] que protocolicé el día 20 de diciembre de 1986 gracias a los Sres.Jorge y Rodolfo Antelo, así como a la esposa del último (Escribana) que me ayudaron a fundar ese pequeño dispositivo que funcionó durante tres años en mi Pabellón san Juan, que me ayudaron a encontrar muchos familiares de pacientes dados como perdidos, pues nunca más luego de la internación volvieron a visitarlos; lastimosamente, la experiencia tuvo que cortarse por razones ajenas a mi voluntad, como explico en el libro.
A las enfermas que, ancianas pero aún lúcidas y sin familia, líderes del Servicio San Juan desde antaño -como Teresita V y Angelita P - que me dieron datos fiables sobre el funcionamiento del Pabellón y la zona adyacente al mismo, como el Complejo Riglos y el Pabellón Santa María, desde 1950 en adelante.
A los médicos y enfermeras, y muchos otros que se acercaron al San Juan para colaborar y ayudarme en la dificil tarea de rehabilitar pacientes, en avanzado estado de cronificación. Las mismas son citadas, en el presente texto, durante diferentes lapsos de la prevención secundaria y terciaria de la enfermedad.
A mi esposa e hijos que me estimularon en la tarea así como también a todos aquellos que con su silencio pero laboriosa acción pudieron hacer factible esta obra, y que la misma pueda divulgarse y servir como testimonio de futuros modelos para la Rehabilitación de los enfermos mentales, en un momento crucial de la especialidad.
Vaya de un modo muy especial, mi eterno agradecimiento a mi Didacta el Dr.Celes Ernesto Cárcamo, ejemplo de sabiduría, honestidad y virtud.
Solo pido que este libro, cale hondamente adentro del afecto, intelecto y voluntad de cada lector, sea psiquiatra o no, pues me alimenta la esperanza de que una transformación pacífica por el tratamiento de la rehabilitación psiquiátrica, la psiquiatría pueda arrancar de su pasado,otorgando altas dignas donde se respeten los derechos y obligaciones de todos, las de los enfermos mentales y de la sociedad en su conjunto.
Espero, pensando que sea útil para todos los que tenemos, tuvimos y tendremos, que ver en el tratamiento de los enfermos mentales, para la realización de una útil resocialización, inclusión social y rehabilitación de los mismos..
Buenos Aires, septiembre, 2010 - Dr. Lucio Enrique Bellomo
Médico, doctor en Medicina. médico psiquiatra y legista.
Profesor adjunto de Psiquiatría de la UBA
Ex jefe de servicio del Pabellón San Juan del Hospital Braulio Moyano
Médico forense de la justicia nacianal
lebellomo@yahoo.com.ar