Era el 13 de septiembre de 2024 cuando científicos de Chile, Colombia, Perú, México, Argentina, Brasil, Costa Rica y Paraguay se reunieron en la ciudad de Medellín, encontraron que estaban de acuerdo y pusieron su firma en la “Declaración de Medellín sobre ciencias ómicas en Latinoamérica”.
La declaración, que suena casi como las Actas de la Independencia de nuestros países, resalta la importancia de contar, en América Latina y el Caribe (LAC), con un espacio que promueva la discusión, la formación, la investigación y el desarrollo de iniciativas en genómica humana y en otras ciencias ómicas. Como veremos más adelante, un proyecto con espíritu altruista y colaborativo, en el que resultan claves la calidad de la información y los aspectos bioéticos de los datos generados.
Señala también el documento que algunos países de la región cuentan ya con instituciones y organizaciones, tanto públicas como privadas, que han impulsado avances significativos en este campo, pero también que es necesario fortalecer la infraestructura y el talento humano para maximizar estos desarrollos. Los firmantes se comprometen, entonces, a trabajar en conjunto para consolidar ese potencial y maximizar su impacto positivo en la salud y en el bienestar de la población latinoamericana… Con ese desafío en la mira, el documento manifiesta su “intención conjunta, colaborativa y regional para crear la Alianza Latinoamericana para el Estudio de las Ciencias Ómicas LatinOMICS”. Y como primer paso, decidieron “designar un Comité de Gobierno Provisional que, de manera voluntaria, ad honoren (…) se convertirá en el comité promotor de LatinOMICS”.
De ese comité original forma parte Alejandra Mampel, profesora titular en el Instituto de Genética de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuyo, Mendoza, Argentina, e integrante de la Red Latinoamericana de Genética Humana (RELAGH), la -podríamos decir- “incubadora” donde creció y maduró esta idea, originariamente colombiana, cuenta a IntraMed la doctora Mampel.
“Cuando en 2003 se completó la secuencia del genoma humano, la genética dio un salto cualitativo: pasó de la mera descripción a la posibilidad de explicar lo que ocurre, sobre la base de los hallazgos moleculares. Esto nos permite entender los riesgos empíricos, hacer estudios poblacionales; y usar la información para accionar en favor de la salud. Y –lo que a mí me parece más importante-, conocer y comprender no solo en qué somos iguales, sino descubrir las diferencias”, señala, y resalta que eso ha permitido muchísimos avances, como las terapias génicas, sin ir más lejos. Para poder hacer esto en nuestra región, es importante conocer las particularidades, señala y advierte que, a pesar de ser la segunda región más diversa del mundo, después de África, su riqueza genética sigue siendo poco explorada a nivel global. Así las cosas, América latina tiene baja representación en los estudios genómicos internacionales, y eso limita el avance de la medicina personalizada y el diseño de tratamientos más efectivos para las poblaciones locales.
Por su parte, el genetista mexicano José Elías García Ortiz, presidente de la RELAGH, señala: “planteamos un camino hacia la soberanía científica, generando conocimiento propio y significativo para nuestras comunidades, pero que trascienda las fronteras. La propuesta combina lo local y lo global, y queremos que Latinoamérica se posicione como protagonista clave en el panorama científico internacional”.
Este fue el panorama que motivó el encuentro en Medellín, y a ese grupo de científicos de la RELAGH se sumaron muy pronto instituciones académicas y organizaciones del sector privado, entre ellas la aseguradora de salud SURA. Así, gracias a “un grupo de soñadores” –describe Mampel entusiasmada- nació LatinOmics. “De hecho, un poco en broma, nos autobautizamos ‘los ominics’”, agrega y sonríe… “Ahora nos vamos reuniendo en forma virtual con bastante frecuencia, y parte de ‘el sueño’ es volver a encontrarnos en 2025 en México”, cuenta y sigue soñando: “queremos sumar más gente, y que la academia también sea parte”.
Resalta que también es clave la participación del sector privado, y cuenta que -por ahora- la seguradora SURA hizo punta: “en SURA creemos que la ciencia es clave para construir un futuro más saludable y sostenible. Nos unimos a LatinOMICS para aprovechar el potencial de la genómica e incidir positivamente en las comunidades latinoamericanas”, indica por su parte Carlos Andrés Agudelo Restrepo, gerente de Biociencias de SURA.
Para poder empezar a trabajar de inmediato, crearon un Comité de Gobierno Provisional, integrado por dos codirectores (el mexicano José Elías García, doctor en genética humana y presidente de la RELAGH, y el colombiano Harvy Mauricio Velasco Parra, investigador en SURA). Funcionan también dos secretarías: una está a cargo de Mampel y la otra, del chileno Ricardo Verdugo Salgado, de la Universidad de Talca y la Universidad de Chile.
Un buen futuro |
Los ominics sueñan en grande: LatinOMICS se propone convertirse, para 2050, en la alianza líder en investigación y aplicación de las ciencias ómicas en la región. Ya está trabajando en la creación de bases de datos genómicas propias, para el desarrollo de investigaciones conjuntas y en la generación de capacidades locales en áreas como
• Enfermedades huérfanas y poco frecuentes, identificando mutaciones genéticas específicas de la región y buscando alternativas terapéuticas.
• Enfermedades crónicas no transmisibles, analizando el rol de la genética en la predisposición a enfermedades como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
• Farmacogenómica, estudiando cómo la variabilidad genética influye en la respuesta a los medicamentos en diferentes poblaciones latinoamericanas.
La alianza busca consolidar una red de colaboración científica sólida y sostenible a largo plazo, que –insiste Mampel- organice, normatice y regule los estudios genéticos en Latinoamérica, teniendo siempre en cuenta los aspectos ético/legales, y que pueda trabajar en docencia, para que la red crezca y se haga más robusta y eficiente. “Queremos invitar a todo el que quiera formar parte”, convoca, con entusiasmo, Mampel.
Pero no se trata solo de ciencia; para el mediano plazo se plantean trabajar en incidencia para visibilizar el rol clave de la genómica en la salud, y para generar políticas públicas, en especial, en la necesidad de soluciones costo-eficientes para el diagnóstico y el tratamiento de muchas enfermedades. Se abre un buen futuro para la ciencia y la salud latinoamericana.