Seis fallecimientos diarios

Chile: la mortalidad por cáncer de mama aumentó casi un 13 % en un año

Como todavía no funciona el Registro Nacional del Cáncer, es difícil saber con precisión cuántas mujeres viven con esta enfermedad.

 

En Chile, el cáncer de mama representa el 22% de los casos de tumores que afectan a las mujeres, y es el responsable del 12 % de las muertes por cáncer entre ellas. Para imaginar cómo es la realidad, pensemos que –según datos del Departamento de Estadísticas e Información de Salud– en 2023 fallecieron 2.263 mujeres por cáncer de mama, el mayor número de muertes por este cáncer desde que se tienen registros; en concreto, en comparación con 2022, las defunciones aumentaron un 12,87% a nivel nacional: seis mujeres fallecieron diariamente por esta enfermedad.

La cantidad precisa de casos es bastante más difícil de establecer, porque a pesar de que su creación forma parte de la Ley de Cáncer, sancionada después de muchos años de  esfuerzo, en especial de pacientes y sus familias, en 2020- el Registro Nacional de Cáncer sigue sin ser implementado y la información disponible en los registros poblacionales (parciales) del cáncer en sitios de la autoridad sanitaria muestra cifras con varios años de retraso.

“En Chile, las cifras que describen la situación epidemiológica del cáncer son obtenidas de centros centinelas en 7 de las 16 regiones administrativas del país, del programa de cáncer infantil y de algunos programas específicos, en tanto que la epidemiología del cáncer en instituciones de salud no estatales se desconoce en gran parte. Por lo anterior las estimaciones de la incidencia del cáncer en Chile se basan en datos de solo 2,2% de la población10, incluyendo la proyección IARC-GLOBOCAN 2020 11”, señala un artículo publicado por Carolina Villalobos et al sobrel la Distribución geográfica de la incidencia de cáncer en Chile.

Lo que, a pesar de todo, está claro, es que los casos de cáncer de mama van en aumento. Las tasas de incidencia han pasado de 28,9 por cada 100.000 mujeres en 2000 a 40,9 por cada 100.000 mujeres en 2020.

Y hay un grupo especialmente desafiante de los distintos tipos de cáncer de mama que va en aumento en general, y Chile no es la excepción: se trata del cáncer de mama triple negativo, y según una investigación realizada Andrea Manzano y Thomas Hofmarcher, con el patrocinio del Instituto Sueco de Economía de la Salud (IHE por sus siglas en inglés) sobre los desafíos y las oportunidades para mejorar la atención de mujeres con cáncer de mama triple negativo (CMTN) en América Latina, aproximadamente el 14% de los casos de cáncer de mama en Chile corresponde a este tipo, y aproximadamente 600 mujeres reciben este diagnóstico cada año. Y según el mismo estudio, las mujeres chilenas con CMTN tuvieron la tasa de supervivencia a 5 años más baja.  Se trata del Informe IHE 2023:6 “Mejorar los resultados para mujeres con cáncer de mama triple negativo en América Latina”.

La detección temprana es clave, pues –señalan los investigadores– la tasa de supervivencia en estadio I es del 90-100%, mientras que si el cáncer se encuentra en el estadio IV, es menor del 30%.

Qué es el CMTN

El término cáncer de mama triple negativo significa que el cáncer carece de tres marcadores tumorales, que ayudan a obtener información sobre el cáncer y a tomar decisiones sobre el tratamiento. Concretamente –según el sitio de la American Cancer Society– este cáncer no contienen receptores de estrógeno ni de progesterona, ni producen exceso de la proteína HER2 (tres marcadores típicos), por lo cual no son aplicables, por ejemplo, las terapias hormonales. Estos cánceres triple negativo tienden a ser más comunes en mujeres menores de 40 años o que tienen una mutación genética llamada BRCA1. En general, tiende a crecer y propagarse más rápido que los otros tres de tipo invasivo, lo que da como resultado menos opciones de tratamiento, y una peor prognosis. Las mujeres afroamericanas y las hispanas son más propensas a desarrollar un CMTN.

Y un artículo publicado en FORCE (organización que busca mejorar “las vidas de millones de personas y familias que enfrentan cánceres hereditarios”, según su presentación en su sitio web) señala: “el CMTN es un tipo de cáncer de mama agresivo y, a menudo, difícil de tratar. Las personas que tienen una mutación hereditaria en el gen BRCA1 corren un riesgo particularmente alto de desarrollar CMTN en comparación con otros tipos de cáncer de mama, aunque las personas con una mutación hereditaria en otros genes también se encuentran en riesgo. De hecho, en estos casos, las directrices sobre asesorías y pruebas genéticas se aplican para todas las personas diagnosticadas con CMTN sin importar la edad”.

Como dijimos, la detección temprana es clave, y las pruebas genéticas son un elemento fundamental, pero…

 

La accesibilidad

Un equipo de la escuela de Medicina de la Universidad Católica, liderado por Francisco Acevedo, Benjamín Walbaum y César Sánchez, llevaron a cabo una investigación que indica –entre otros datos epidemiológicos– que el 20% de los casos de cáncer de mama en Chile podrían tener una causa genética, pero que  “solo una pequeña fracción de pacientes con cáncer de mama con indicación de estudio genético germinal se estaría realizando (ese control) en Chile”.

“El asesoramiento genético es un componente esencial para pesquisar casos de familia de alto riesgo de cáncer hereditario de mama (…), promoviendo medidas preventivas y detección temprana, y así contribuir a disminuir la mortalidad por cáncer mamario en Chile”, señala el informe. Pero todo indica que aún se está lejos de ello: los investigadores señalan que en países de América latina, entre ellos, Argentina, Brasil, Colombia y México, se han incorporado recomendaciones de pruebas genéticas para mutaciones BRCA1/2 y de otros genes de predisposición al cáncer. “En Chile, los costos de las pruebas genéticas son extremadamente altos y el seguro público de salud no ofrece cobertura, lo que perjudica el acceso de los pacientes que acuden al sistema”, agregan, y que si bien en el centro privado los números son discretamente mejores, aun así es insuficiente. La investigación insumió 10  años (se recopilaron datos clínicos y patológicos entre 2012 y 2021), y es la primera en su tipo en América Latina.