También ayuda a controlar la resistencia a la insulina

Colombia: una baya andina tiene propiedades antioxidantes y anticanerígenas

Es el único país que obtiene dos cosechas al año de agraz. Múltiples investigaciones van sacando a la luz sus “virtudes” para tratar enfermedades.

Fuente: IntraMed

El agraz. Foto: Gentileza Nicol Torres, Unimedios

Los arándanos  -posiblemente por ser originarios de los Estados Unidos, donde se los conoce como blueberrys- se hicieron famosos en buena parte del mundo. Pero tienen una buena cantidad de “primos”, y el que hoy nos interesa  tiene varios  nombres, además de agraz: mortiño, grosella roja, camueza, vichacha, gongapa  Su hábitat natural  es América del Sur, especialmente,  Colombia, Jamaica, Venezuela y Perú. Posiblemente por eso, como distintivo de su “primo” famoso del Norte, su nombre científico es Vaccinium meridionale Swartz.  

La planta mide entre 1,5 y 7 metros de altura, y sus frutos son redondos, de aproximadamente 1,2 cm de diámetro. Tiene color verde en la etapa de crecimiento, y, como sus “primos”, se tornan morados cuando maduran. La visa productiva de la planta puede alcanzar los 80 años. Y Colombia tiene el privilegio de ser el único país que consigue dos cosechas al año: a finales de julio y de diciembre.

Los pueblos originarios colombianos ya le atribuían  al agraz o propiedades medicinales. Y lo interesante es que  la ciencia está confirmando que las tienen: se ha encontrado, entre otras “virtudes”  que contienen compuestos bioactivos, en particular los fenólicos (en especial unos pigmentos llamados antocianinas, a las que se les atribuyen propiedades antiinflamatorias, anticancerígenas y antioxidantes)  y ácido clorogénico, con capacidades antioxidantes, hipoglicemiantes, antivirales, hepatoprotectoras y nutraceúticas . Contiene, además, abundante  fibra dietética. Esto ha hecho del agraz tema de estudio en ámbitos diversos…

 

Desde la cosecha

Un equipo formado por  investigadores  de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y de la Universidad Industrial de Santander (UIS) ha confirmado en las variedades silvestres compuestos de interés para la salud, y trabajan para lograr su mejoramiento genético y así potenciar su cultivo. El equipo está a cargo de  Carlos Eduardo Narváez Cuenca, profesor titular de la Facultad de Ciencias de la UNAL, quien lleva más de 20 años investigando las propiedades químicas de diferentes alimentos.  El objetivo del proyecto identificar los genes específicos  de las plantas relacionados con los compuestos bioactivos de interés y con la fibra dietética, lo que permitirá  seleccionar los individuos más prometedores, que se usarán para utilizarlos como parentales (es decir,  transmisores de esos genes) en un macroprograma de mejoramiento del cultivo.

Según información publicada en  el sitio web de la Universidad Nacional  de Colombia, para demostrar las virtudes de estos frutos, que crecen  zonas boscosas, a entre 2.200 y 3.200 msnm, el equipo tomó muestras del fruta, tanto de plantas silvestres como  de cultivadas bajo condiciones más controladas,  las zonas de Santander, Boyacá y Cundinamarca, en la región andina.  Era importante que las bayas tuvieran el punto de madurez exacto, pies el contenido de fenoles y de antocianinas, y la actividad antioxidante, sufre cambios durante el desarrollo y la maduración. Una vez lavadas y en el laboratorio se sometió las bayas a un proceso de liofilización (técnica de secado en frío) para preservar los compuestos bioactivos; luego se molieron y se tamizaron, pues el objetivo es obtener el polvo fino que  es el que se utiliza para determinar el contenido (y el tipo) de fibra y el de compuestos fenólicos.

En el primer caso, hallaron en las muestras de agraz silvestre de la zona de Santander contienen niveles más altos que los de los frutos de cultivos comerciales. Y además, que el tipo de fibra varía según el municipio de origen: los frutos provenientes de Guaca (Santander) mostraron más fibra soluble, mientras que en los de Santa Bárbara (Antioquia)  había mayores niveles de fibra insoluble.  Para detectar compuestos fenólicos,  el polvo de agraz se mezcló con solventes especiales y, mediante la técnica de cromatografía líquida (que permite separar, identificar y cuantificar infinidad de compuestos presentes en muestras líquidas), establecieron que las variedades silvestres de agraz de Santander contenían niveles significativos de antocianinas y de ácido clorogénico. Esta información es muy importante, porque estudios anteriores ya han demostrado que esos componentes del agraz tienen aplicaciones muy concretas para tratar problemas serios de salud.

Cáncer

Se han demostrado ya las “habilidades” del jugo agraz para hacer frente al cáncer colorrectal. Un estudio liderado por Sandra S. Arango Varela, del Grupo de Investigación e Innovación Biomédica (GI2B) del Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM), Medellín halló  que el jugo de Vaccinium meridionale Swartz, combindo con aspirina, provoca mecanismos antiproliferativos y proapoptóticos in vitro , y también observaron, in vivo, efectos protectores contra el cáncer colorrectal inducido por AOM, una sustancia que se usa en investigación del cáncer para causar tumores del colon en animales de laboratorio. El artículo, publicado 2022 en ScienceDirect señala la importancia del “interés emergente en estrategias de control del cáncer colorrectal basadas en cambios dieta y de estilo de vida, la administración de antioxidantes y la quimioprevención, con el objetivo de prevenir el crecimiento del adenoma y su posterior desarrollo. Y muestra que el jugo de agraz,  en combinación con aspirina, mostró ser capaz de disminuir la viabilidad y la capacidad de clonación de SW480, células que - por sus propiedades proaptóticas- son ampliamente utilizadas como modelos para estudiar el carcinoma colorrectal y la progresión tumoral.  “La quimioprevención también se ve apoyada por la actividad sinérgica de los fitoquímicos, ya sea solos o combinados con agentes quimioterapéuticos, proporcionando una actividad anticancerígena potenciada y disminuyendo los efectos secundarios de los tratamientos farmacológicos”, añade el texto.

Hiperinsulinemia

Cuando el microbiólogo Yeisson Galvis Pérez decidió el tema de sus tesis para optar al grado de magíster en Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias, eligió investigar los efectos del agraz colombiano en la resistencia a la insulina. “¿Existen diferencias entre hombres y mujeres con Síndrome metabólico, en cuanto a los efectos del consumo de un néctar de agraz colombiano en la capacidad antioxidante, resistencia a la insulina y marcadores de oxidación e inflamación?”,  fue su punto de partida. Halló que, después de consumir la dosis de agraz establecida (200 ml de néctar, equivalente a los fenoles totales presentes en 200g de agraz fresco), se produjo una tendencia a aumentar los niveles de antioxidantes (hombres: +4 mg/AG/L mujeres: +15 mg AG/L; p=0,3279) y a disminuir los niveles de PCR-us  (una prueba ultrasensible para medir riesgo cardíaco) en ambos géneros (hombres: -0,4 mg/dL, mujeres: -0,7 mg/dL; p=0,505). “Además, las mujeres que incrementaron sus fenoles después de consumir agraz tuvieron una reducción significativa en la resistencia a la insulina (Homeostatic model assessment of insulin resistance- HOMA-IR = 4), la cual fue también significativamente diferente de los resultados en hombres (HOMA-IR: =7, p= 0,002)”, señala el texto en la conclusión.

Enfermedad cardiovascular

Ya magíster, y en coautoría con Jacqueline Barona Acevedo, magíster en Ciencias Básicas Biomédicas y doctora en Ciencias Nutricionales, como investigadora principal,  y Catalina Marín Echeverri,  microbióloga y –en ese momento- doctoranda en Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias, todos del grupo Grupo de Toxinología y Alternativas Terapéuticas y Alimentarias de la Universidad de Antioquia, Galvis Pérez publicó en Experimenta, una de las revistas de la Universidad de Antioquia hallazgos muy interesantes sobre los efectos del agraz en relación con la enfermedad cardiovascular. El equipo llevó adelante un  estudio  del que participaron  40  mujeres  y  26  hombres  con  síndrome  metabólico que tomaron diariamente jugo de agraz o placebo durante 30 días. Como era un  estudio  cruzado (las mismas  personas  recibieron  agraz  y placebo, pero  en  diferentes  momentos,  empezando al azar con cualquiera) –explica el texto- era necesario un periodo intermedio sin consumo  de ninguno, para  garantizar que  los  participantes  empezaran  la  siguiente  fase  sin  metabolitos  del  tratamiento anterior. También  se cuidó que no hicieran  cambios  drásticos  hábitos en  las  12  semanas  que  duró  el estudio. Antes de empezarlo,  y cada  cuatro  semanas,  se  les hicieron  análisis de sangre  y  orina , y  se  registraron  peso  corporal,  actividad  física,  dieta  y  presión  arterial. También se compararon los efectos del  consumo  de  agraz  entre  26  hombres  y  26  mujeres  con  edades  y  composición  corporal similar, para ver si respondían de manera diferente.

¿Los resultados? Comprobaron que el consumo de agraz durante  cuatro  semanas  había aumentado  significativamente  los  niveles  de  antioxidantes en la sangre y había protegido  el ADN de los efectos de sustancias oxidantes en las mujeres estudiadas. El 13 % de las mujeres, que habían arrancado el estudio con valores eleva-dos  de  triglicéridos  y  colesterol  HDL  bajo,  mejoraron  esas  condiciones  después  del  consumo de agraz. Recordemos que el HDL no sólo  saca  de las arterias el exceso de colesterol para que  sea  eliminado, sino que  transporta enzimas  antioxidantes,  una  de las cuales, llamada PON1, fue analizada en células cultivadas con suero de los participantes. “En el estudio observamos que, a mayor actividad antioxidante de PON1, hubo más salida de colesterol  después  de  consumir  agraz (…)  Notamos que, a medida que varias funciones de la HDL mejoraban, la inflamación  del  cuerpo  disminuía  después  del consumo de agraz”, señala el texto.

Pero esto  no es todo: como había ocurrido en la tesis, buscaron  si había diferencia en los efectos  entre  mujeres y hombres, y la respuesta también fue “sí”: después de consumir agraz, comparado con el placebo, el aumenta de los antioxidantes en fue  mayor  en  mujeres  que  en  hombres.  “En  contraste,  se  observó  que  el  agraz  disminuyó  los  niveles  de  triglicéridos,  pero  se  dio  una  mayor  reducción  en  hombres  que  en  mujeres.  Así,  se  evidenció que el género influyó en los efectos del consumo de agraz en este estudio”, resalta el trabajo y añade: “las  diferencias  observadas   entre   mujeres   y   hombres   en   el   tratamiento  sugieren  que  el  sexo  se  debe  considerar  no  solo  para  valorar  el  riesgo  de  enfermedad   cardiovascular,   sino   también   para  determinar  el  tipo  de  terapia  o  intervención”.   No es un dato menor.  Por el contrario: es el reclamo que se hace contra el modelo histórico de ensayo biomédico, que no ha tenido en cuenta las diferencias de sexo y de género: los sujetos de estudio suelen ser masculinos, ya se trate de animales de laboratorio o de seres humanos.

Y como si fuera poco

Las especies de Vaccinium meridionale Swartz contribuyen también a la diversidad biológica, porque están correlacionadas con la abundancia de mamíferos y aves presentes en los hábitats de su ocurrencia. Pero además, como su zona de desarrollo  se ubica en el piso montano (2.200-3.200 msnm), correspondiente al límite superior de la zona agroecológica de cultivos ilícitos como la coca y la amapola, representa una alternativa potencial para reconversión productiva de estos cultivos, destaca Clara Inés Medina Cano, investigadora de Agrosavia, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria .