Desde el año 2000, cada 29 de septiembre se celebra el Día Mundial del Corazón. Esta fecha fue establecida por la Federación Mundial del Corazón y la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el objetivo de concientizar a la población sobre la importancia de la salud cardiovascular y la prevención de enfermedades relacionadas. Adquirir hábitos saludables, como realizar actividad física, es vital para la prevención. Además, hoy existen herramientas, incluso dispositivos portátiles que pueden ayudar también. ¿Cómo está el panorama, entre lo clásico y lo moderno?
Mantener un corazón sano es clave para reducir el riesgo de padecer problemas cardiovasculares, que son una de las principales causas de muerte a nivel global. De acuerdo con la OMS, las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la causa principal de defunción en todo el mundo. Se estima que 17,9 millones de personas fallecieron en 2019 como consecuencia de una enfermedad cardiovascular, lo que representa el 32% de todas las muertes a escala mundial. Por eso, tanto la población (en materia de autocuidados), como los médicos (a la hora de prescribir y recomendar) deben tomar acciones.
¿Cuál es la importancia de mantenerse físicamente activo? |
Regular el colesterol, prevenir la hipertensión arterial y diabetes, y hasta tener un sueño reparador son algunos de los beneficios que aporta la actividad física. Se ha demostrado que las personas que no realizan suficiente ejercicio presentan un riesgo de mortalidad de un 20% a un 30% superior a las que son suficientemente activas, refiere el Dr. Alejandro Amarilla, cardiólogo, miembro de la Federación Argentina de Cardiología (FAC), especialista en el área de rehabilitación cardiovascular.
Mantenerse activo es fundamental para todos, más allá que se tenga alguna discapacidad o limitación al movimiento, debido a que fomenta la salud cardiovascular, incrementa la fuerza muscular y promueve la movilidad, facilitando la independencia en las actividades diarias. Además, mejora la coordinación y el equilibrio, reduciendo el riesgo de caídas. En el plano emocional, contribuye a la reducción del estrés y la ansiedad, elevando la autoestima y favoreciendo la inclusión social, de esta manera es que proporciona bienestar integral. Eso sí, una las principales premisas en relación a la actividad física es mantener la constancia, es decir hacer ejercicio regularmente, así como también reducir el tiempo de actividades sedentarias, esas pausas prolongadas de inactividad que deben intercalarse con pausas activas como ser utilizando las escaleras en el trabajo.
Las nuevas directrices de la OMS recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física de moderada intensidad y 75 minutos de actividad vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
“El ejercicio nos beneficia a todos, independientemente de la edad, sexo o capacidad física, por ello es importante adaptar la actividad física para que resulte en beneficio de todas las personas”, señala la Dra. Paola Courtade, médica cardióloga miembro de la FAC. De esta forma, por ejemplo, si la persona tiene una lesión de la médula espinal o parálisis cerebral, que entraría en el grupo de discapacidad motora, se recomienda la realización de estiramientos y movilidad para mantener la flexibilidad. También entrenamiento con pesos ligeros o bandas de resistencia. “Entre los deportes se pueden mencionar la natación o bien el ciclismo adaptado” dice la Dra. Natalia Salcedo, MN134274, médica cardióloga miembro de la FAC.
En el grupo de personas con discapacidad visual se aconseja la realización de actividad física junto a un acompañante. Como ejemplo se puede citar el ciclismo o la natación con indicaciones en la pileta.
En cuanto a la discapacidad auditiva, como ser la sordera o la hipoacusia, lo ideal es realizar actividades grupales con señales visuales y táctiles. Se debe contar con una rutina bien explicada y gráfica para que resulte más sencilla su realización.
Si se trata de personas con discapacidad intelectual, como ser el síndrome de Down o trastornos en el desarrollo, es importante realizar actividades que resulten divertidas y en equipos como puede ser bailar, jugar al fútbol o aquagym. Siempre es importante que los lugares en donde se realicen los ejercicios cuenten con rampas de acceso y supervisión para evitar lesiones o molestias en general. También hay que tener en cuenta una correcta nutrición y la hidratación durante el ejercicio.
Tecnología "de corazón": desde lo portátil a la IA |
"Hoy, gracias a estudios diagnósticos no invasivos de alta calidad y precisión, como ecocardiografías, resonancias magnéticas y tomografías, podemos detectar enfermedades en etapas muy tempranas, incluso antes de que aparezcan los síntomas", comento el Dr. Mariano Falconi, Director del Departamento de Posgrado y de la Carrera de Especialización en Cardiología de la Universidad del Hospital Italiano de Buenos Aires.
El médico explicó que estos avances permiten que los especialistas no sólo diagnostiquen condiciones de manera más precisa, sino también desarrollen tratamientos personalizados para cada paciente, mejorando los resultados a largo plazo. Por otro lado, también ayudan a descartar la presencia de enfermedad, evitando tratamientos innecesarios y preocupaciones infundadas, e incluso economizando recursos del sistema de salud.
Las principales consultas relacionadas con la salud cardiovascular suelen centrarse en factores de riesgo como hipertensión arterial, colesterol alto, diabetes, tabaquismo, sobrepeso/obesidad, sedentarismo y estrés. Como muchas de estas condiciones no presentan síntomas evidentes hasta que están avanzadas, es importante realizar chequeos periódicos y tomar medidas preventivas a tiempo. Pero cabe agregar a la vez que existen dispositivos que ayudan al paciente a un monitoreo constante.
Un ejemplo son los apps y wearables, tecnología al alcance de todos "Dispositivos como los teléfonos móviles permiten a las personas contar sus pasos y monitorear su actividad diaria. Caminar 30 minutos al día o alcanzar los 10.000 pasos (a partir de los 4000-5000 pasos ya hay beneficios) es un objetivo simple pero efectivo para reducir el riesgo cardiovascular", explicó el doioctor Falconi. “Hay algunas determinaciones más avanzadas, en general disponibles en smartwatches, tales como medidores de frecuencia cardíaca, detección automática de arritmias y saturación de oxígeno, entre otras, que también pueden ayudar a conocer el estado de salud cardiovascular y establecer planes para mejorar estas condiciones”, agregó.
A pesar de los avances, Falconi advierte que aún queda un largo camino por recorrer. "Si bien estas tecnologías están al alcance de muchos, una gran parte de la población no las utiliza por desconocimiento o desinterés. En un contexto en el que solo el 20% de los hipertensos en Argentina está correctamente tratado, se evidencia la necesidad de mayor conciencia y educación en salud cardiovascular. Por ende, es importante que las personas incorporen la utilización de estas herramientas orientativas para conocer de manera más objetiva sus parámetros de salud, y para que el profesional disponga de algún dato sobre el cual profundizar luego su investigación”, explicó.
Otro avance significativo es la integración de inteligencia artificial en la medicina cardiovascular. "La IA promete acelerar los diagnósticos y mejorar la precisión en la evaluación de imágenes cardíacas", afirmó Falconi. Aunque todavía se encuentra en sus primeras etapas, la posibilidad de detectar de manera muy precisa aspectos que escapan al ojo o análisis humano, procesar miles de datos en pocos segundos, evaluar imágenes con precisión mayor a la del ser humano y en tiempo récord, entre otras cualidades de esta tecnología, tienen el potencial de cambiar por completo el manejo de las enfermedades del corazón, anticipando problemas antes de que se desarrollen.