NUEVA YORK (Reuters Health) - Los pacientes con psoriasis moderada a grave necesitarían un tratamiento de largo plazo con varias terapias para aliviar los síntomas de esa afección cutánea y varios estudios demostraron que tanto los sistemas tradicionales como los más nuevos pueden elevar el riesgo de desarrollar ciertos cánceres.
El tratamiento de largo plazo con la llamada terapia PUVA está asociado con un aumento de los riesgos de melanoma maligno fatal y un cáncer de la piel no melanoma y menos mortal llamado carcinoma de células escamosas, señaló en Journal of the American Academy of Dermatology el equipo del doctor Jeffrey M. Weinberg, del Centro Hospitalario St. Luke''s-Roosevelt.
Durante la terapia PUVA, los pacientes reciben el fotosintetizador psoralen y luz ultravioleta A.
El tratamiento con radiación ultravioleta B (UVB), informó el equipo, no parece elevar el riesgo de desarrollar melanoma o tumores no melanoma.
El consumo de los fármacos metotrexato, ciclosporina o micofenolato mofetil está asociado con un aumento del los riesgos de desarrollar trastornos "linfoproliferativos", según estudios sobre pacientes con artritis reumatoidea y en informes de casos con psoriasis, señaló el equipo.
Los desórdenes linfoproliferativos aumentan la producción de linfocitos, que son los que responden a las infecciones.
Mientras que aún se desconoce si el uso de las terapias "biológicas" más nuevas genera riesgo de desarrollar un trastorno maligno, la literatura sugiere que los llamados "inhibidores del factor de necrosis tumoral (FNT)" podrían elevar levemente el riesgo de cáncer, como el de piel no melanoma y los de la sangre.
Los biológicos incluyen fármacos como el infliximab (Remicade), etanercept (Enbrel) y adalimumab (Humira).
Los revisores opinan que se necesitan más estudios para aclarar la "relación potencialmente grave" entre los tratamientos para la psoriasis y los cánceres.
En tanto, sostienen que los pacientes con psoriasis deberían contar con una historia clínica oncológica "detallada", los antecedentes clínicos familiares, un examen de piel y, "sobre todo", pruebas de sangre para identificar cualquier anormalidad sanguínea antes de iniciar las terapias más nuevas con biológicos o más tradicionales.
FUENTE: Journal of the American Academy of Dermatology, junio del 2009