"Behavioural Neuroscience"

Genes y ansiedad

Hallan una mutación genética que estaría asociada a tener una predisposición mayor.

Fuente: Clarín

Por: Valeria Román

El debate sobre cuánto pesa lo heredado y cuánto el entorno se reactualizó con las nuevas investigaciones para aclarar por qué el 25 por ciento de los adultos sufren algún trastorno de ansiedad, como las fobias a relacionarse con otros, el miedo al avión o a los animales, el estrés postraumático, entre otros desórdenes.

En la Universidad de Bonn, en Alemania, un equipo de científicos encontró una mutación genética que estaría asociada a una mayor predisposición a los trastornos de ansiedad. Su hallazgo se publicó en la revista especializada Behavioural Neuroscience.

Esa mutación se da en aproximadamente la mitad de la población, pero surte efecto en sólo una de cada cuatro personas que han heredado de sus padres dos copias de la misma. Esos individuos tienen un riesgo significativamente mayor que la media de la población de sufrir ansiedad y males relacionados como los trastornos postraumáticos y las enfermedades obsesivo-compulsivas.

¿Qué puede cambiar con esta investigación? "Mucho, pero debemos tener en cuenta que los trastornos de ansiedad son causados por una multiplicidad de factores, entre los cuales no sólo está la vulnerabilidad por la variación genética, sino también el modo en que cada persona fue criada, su personalidad específica y el entorno que lo rodea", respondió Enzo Cascardo, psiquiatra y presidente de la Asociación Argentina de Trastornos de la Ansiedad.

En tanto, el psiquiatra Alfredo Cía, que es también presidente honorario de la misma asociación, consideró que "el nuevo estudio forma parte de varios resultados que está brindando la investigación científica y que llevará pronto a que puedan darse medicamentos más adecuados para cada paciente".

Bajo el rótulo de trastorno de ansiedad, los psiquiatras agrupan entonces a las fobias sociales y a las fobias específicas, al desorden de ansiedad generalizada, a las obsesiones compulsivas y al estrés postraumático (para más detalles, se puede consultar en www.trastornosdeansiedad.org). Muchos de los pacientes son tratados con psicoterapias en combinación con medicación, como los moduladores de la serotonina. Pero los fármacos no siempre funcionan. "En un tercio de los pacientes, el tratamiento de primera línea no consigue su efecto", según Cia.

Ante ese problema, la ciencia está siguiendo distintos caminos para abarcar a todos los pacientes. En el caso del estudio en Alemania, el científico Christian Montag se centró en un gen conocido como COMT, que controla una enzima que se desintegra y debilita la señal emitida por la dopamina, un neurotransmisor clave del cerebro. El gen se presenta en dos variantes, met158 y val158, y las personas más proclives a la ansiedad son las que han heredado de ambos progenitores dos copias de la variante del primero de esos genes.

Se realizó un experimento con voluntarias. Les mostraron imágenes desagradables en grado diverso, mientras las sometían a un ruido muy alto para medir el reflejo de susto. Esa reacción resultó ser más fuerte entre las que habían heredado ambas copias del gen met158. 


Identifican una variante genética asociada a la ansiedad.

JANO.es

El descubrimiento ofrece una explicación bioquímica de por qué algunas personas encuentran más difícil regular sus umbrales emocionales.
 

Investigadores de la University of Bonn (Alemania) han descubierto una variante genética asociada a la ansiedad. Los científicos, que publican su trabajo en “Behavioral Neuroscience”, han identificado una variante común de un gen que regula el neurotransmisor dopamina y que confiere a sus portadores una reacción refleja exagerada ante la visión de imágenes desagradables.
 
El descubrimiento ofrece una explicación bioquímica de por qué algunas personas encuentran más difícil regular sus umbrales emocionales. Su sensibilidad podría, en combinación con otros factores hereditarios y ambientales, hacerles más propensos a los trastornos de ansiedad.
 
Los investigadores seleccionaron a 96 mujeres, con una media de edad de 22 años, del Giessen Gene Brain Behavior Project que investiga las causas moleculares de las diferencias individuales en la conducta.
 
Los investigadores determinaron primero qué participantes portaban los alelos del gen COMT, que codifica una enzima que descompone la dopamina, debilitando su señal. Los científicos llamaron a sus dos alelos Val158 y Met158. Dependiendo de la etnia, más o menos la mitad de la población porta una copia de cada uno. El resto de la población está dividido entre quienes portan dos copias de Val158 y dos copias de Met158.
 
Después los investigadores midieron la intensidad de la respuesta de reacción de cada participante al unir electrodos a los músculos oculares que, ante un estímulo emocional, se contraen y provocan el parpadeo. Los participantes vieron entonces imágenes agradables como animales o bebés, neutrales como un secador, o aversivas como armas o víctimas heridas en la escena de un crimen.
 
Estas personas observaban un total de 12 imágenes de cada tipo durante 6 segundos cada una. Mientras las observaban, sonaba de forma aleatoria en el tiempo un sonido durante 35 milisegundos. Cuando los participantes pestañeaban, mostrando una reacción emocional, un amplificador recogía los registros de los electrodos y enviaba la información al ordenador para su análisis.
 
Las personas que portaban dos copias del alelo Met158 del gen COMT mostraban una mayor respuesta de reacción en las imágenes desagradables que los portadores de las otras dos copias del alelo Val158 o una copia de cada alelo. Los portadores de los dos Met también desvelaron mayor ansiedad en una prueba estándar de personalidad.
 
Según los investigadores, este descubrimiento confirma que las variaciones específicas del gen, que regula las señales de dopamina, podrían tener un papel en las emociones negativas. Los autores especulan que el alelo Met158 podría elevar los niveles de dopamina circulante en el sistema límbico del cerebro, un conjunto de estructuras que participan en la memoria, las emociones y la atención.
 
Los autores señalan que más dopamina en la corteza prefrontal podría dar lugar a un enfoque atencional inflexible sobre los estímulos desagradables, lo que significa que los portadores de Met158 no pueden desligarse de algo que activa la emoción aunque sea algo negativo.
 
Según los investigadores, una variación genética única explicaría sólo una pequeña porción de la variación en la conducta de ansiedad, ya que de otro modo en teoría hasta la mitad de la población podría padecer este trastorno.
 
Según explica el Dr. Christian Montag, coautor del estudio, "esta variación genética es sólo uno de los muchos factores que influyen en un rasgo tan complejo como la ansiedad. Aún así, la identificación de los primeros genes candidatos asociados con una personalidad propensa a la ansiedad es un paso en la dirección acertada".