Investigación UNAM

Logran Antiinflamatorios a partir de resina de guayule

En ratones se ha observado que son menos tóxicos y más efectivos. Podrían usarse en parches contra el dolor.

Investigadores del Instituto de Química, encabezados por Mariano Martínez Vázquez, lograron compuestos y derivados antiinflamatorios y potencialmente anticancerígenos, a partir de la resina de desechos que se obtienen de la extracción de hule natural del guayule (Parthenium argentatum).

Las conclusiones de estos trabajos se han dado a conocer en revistas internacionales como Biorganic and Medicinal Chemistry, Natural Products Communications, Life Size y Journal of Pharmacy and Pharmacology.

El guayule, explicó el científico, es una planta originaria del norte de México y el sur de Estados Unidos, principalmente de Nuevo León, Coahuila y Texas. Una de las principales ventajas de ese vegetal radica en que al ser de regiones desérticas no requiere cuidados ni grandes cantidades de agua, y es posible sembrarla en extensiones considerables con buenos resultados, pues crece con facilidad.

Tampoco es afectada por patógenos naturales y tiene pocos depredadores. Es un típico arbusto del desierto que no alcanza más de 1.20 ó 1.30 metros de altura, describió el científico, quien colabora con expertos de la Universidad de Loja, Ecuador, y la Universidad de Arkansas, Estados Unidos.

De ella, agregó, se obtuvo en el pasado el material para elaborar los balones utilizados en el juego de pelota prehispánico y su explotación dio inicio, al despuntar el siglo XX, la incipiente industria automotriz. Luego de épocas de auge, en la Segunda Guerra Mundial, la producción industrial del hule tuvo altibajos.

A partir de 1950 su generación decayó hasta casi desaparecer, pero ahora de nuevo esta en boga; el hule natural se usa en implementos y aparatos médicos, pues no contiene proteínas que causen trastornos o rechazo en los pacientes. Además, detalló, por cada kilogramo conseguido hay otro de desecho que ahora puede aprovecharse.

En las cantidades industriales de resina que se tiran a la basura hay compuestos de naturaleza triterpénica, llamados argentatinas, que constituyen aproximadamente 20 por ciento de la resina. Este grupo ha demostrado propiedades antiinflamatorias y citotóxicas en líneas de cáncer humano, características que las hace potencialmente útiles en contra de las neoplasias.

A partir de ellas, aclaró, se han generado cerca de 60 derivados, aunque podrían llegar a 80, todos con actividad citotóxica y antiinflamatoria y con un perfil farmacológico más eficaz que los compuestos originales: son menos tóxicos y más efectivos.

Cabe señalar que los triterpenos y sus derivados, que modulan la obtención del óxido, se consiguen mediante modificaciones químicas: al hacer una doble ligadura, oxidar o eliminar un alcohol, o insertar más átomos de carbono, todo ello con base en estudios teóricos y metodologías que pueden predecir qué modificaciones son las más adecuadas, explicó.

Los resultados se han obtenido de experimentos in vitro. Para comprobar los efectos antiinflamatorios se han empleado ratas y ratones; se ha verificado que los productos son totalmente inofensivos; es decir, sin toxicidad alguna, ni aguda ni crónica.

De ese modo, indicó Martínez Vázquez –quién tiene como líneas de trabajo las evaluaciones de actividad antiinflamatoria, anticancerígena y depresiva del sistema nervioso central de compuestos de origen natural-, podrían usarse en parches contra el dolor y antiinflamatorios como los que ya existen de árnica i capsaicina, este último componente activo del chile.

En tanto, in vitro se han estudiado diversas líneas celulares para establecer el efecto de los triterpenos y sus derivados en células cancerosas. Así, apuntó, se precisa su efectividad en cáncer de mama, de próstata, de sangre o leucemia, del sistema nervioso central y de pulmón.

Hay indicios de que las aplicaciones van por buen camino, sobre todo con las emanadas de los triterpenos; si se comparan con la doxorubicina, fármaco que se usa en la clínica, se observa que tiene la misma potencia para atacar las células malignas, pero con dos ventajas importantes: estos compuestos no atacan al ADN y son cien veces menos tóxicas para las células no cancerosas, acotó.

Para comprobar la eficacia in vivo, agregó el investigador universitario, pronto podrían iniciarse las pruebas de las sustancias en tumores implantados en animales. La intención, aseguró, es tener fármacos bien establecidos y caracterizados para ser usados como medicamentos anticancerosos.

Martínez Vásquez obtuvo la licenciatura en Química por la facultad del ramo de la UNAM, donde también cursó la maestría en Química Orgánica; se doctoró en el Departamento de Química del Centro del Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. También realizó una estancia en el Laboratorio de Química del Departamento de Biología Ambiental y Evolutiva, en la Universidad de California, Irvine, Estados Unidos.