La Obstetricia y la Ginecología son dos de las comúnmente aceptadas como grandes especialidades. Sus orígenes informales se enlazan con la historia de la humanidad, en la medida que les corresponde velar por la salud de la mujer y la procreación, lo que en un simplismo equivale a decir al núcleo de la preservación de la especie.
Si en el marco del centenario de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Buenos Aires (SOGIBA) contextualizamos la evolución de ambas disciplinas en los últimos cien años el panorama es ciertamente impresionante.
La Obstetricia, alguna vez una práctica cuasi paramédica, se transformó en una especialidad compleja, cuyos logros revirtieron una de las grandes cargas sanitarias: hasta no hace mucho más de una centuria, la mitad de las muertes de mujeres se vinculaban a vicisitudes del embarazo o el parto. Ese escenario es hoy tan lejano, que en la percepción social hasta se subestima el aporte de la medicina en los resultados actuales.
La Ginecología en nuestro país reconoce un doble origen. Se nutrió de la Obstetricia y de la Cirugía General. Es por ello que el perfil del ginecólogo argentino difiere del más habitual en otros países. Nuestros profesionales, debidamente subespecializados, son los responsables de la atención de los trastornos endocrinos, oncológicos, reproductivos, infecciosos, uroginecológicos, etc propios de la mujer. De hecho, el crecimiento de la Ginecología generó una diáspora académica, en la que cada capítulo adquirió proporciones gigantescas.
A lo expuesto cabe sumar que una y otra especialidad o el producto de su ensamble, la Tocoginecología, son una de las áreas médicas clave de la atención primaria de la salud de la mujer. Este hecho reconocido incluso documentalmente en la Resolución 157 /98 del Ministerio de Salud Pública de la Nación, pone a estos especialistas en una posición de privilegio para accionar en la prevención, tratamiento y de ser necesario rehabilitación de las pacientes.
Toda la filosofía médica ha evolucionado. La fase terapéutica sigue siendo un eje central, pero sin duda el horizonte deseable se ubica en la profilaxis. El asesoramiento y control de las mujeres en estado aparente de salud es fundamental.
La información sobre enfermedades de transmisión sexual, procreación responsable, controles prenatales de las gestantes, pesquisa de las patologías malignas prevalentes, manejo de la etapa climatérica y de la ginecología geriátrica, son solamente algunos de los enunciados para bosquejar el panorama.
Resulta muy claro, que si remitimos los conceptos expuestos al título de este comentario, el desafío es mayúsculo. El objetivo es brindar a la comunidad servicios de excelencia. Para ello no hay alternativas, el médico requiere disponer de los recursos de todo orden que permitan su capacitación continua. Este no es un tema menor.
Para cualquiera que haya leído con atención el párrafo precedente resultará evidente la magnitud de este planteo. Acceder a los recursos formativos e informativos en nuestro medio no es simple. Implica cargas económicas muchas veces inabordables por el profesional para acceder a congresos, literatura, cursos. Y más aún, exige disponibilidad de TIEMPO para dedicar a esta ardua tarea. Es innegable que hoy, las condiciones en que se desenvuelve el trabajo médico en nuestra nación distan mucho de favorecer el empeño.
Sería una pretensión poco realista concebir que los tocoginecólogos fueran ultraespecialistas en las diferentes áreas temáticas de estas dos grandes disciplinas, pero en cambio es menester que su capacitación les permita afrontar con idoneidad los tópicos cotidianos, aquellos que constituyen la enorme mayoría de las consultas. Esa misma capacitación cabal será el resguardo que dicte la oportunidad de otro tipo de intervención y donde procurarla. El médico de atención primaria, en cualquiera de sus áreas, es el factor más gravitante en la calidad de la oferta de salud. La comunidad médica y la sociedad en general deben tomar consciencia de ello. Revalorizarlo y exigir se le brinden las condiciones para lograr los objetivos apuntados es una cuestión de todos.
Vale la pena recordar: todos somos o seremos pacientes. Y la piedra angular de nuestra salud sigue siendo la misma: el profesional en el que depositemos la confianza.
Dr. Aníbal Nuñez De Pierro
Presidente de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Bs As.
Ex presidente de la Sociedad Argentina de Mastología
Jefe del Servicio de Ginecología del Htal. Fernández
Jefe de Ginecología y Obtetricia del Sanatorio Mater Dei
Profesor titular de la Universidad del Salvador
XXVI Congreso Internacional de Obstetricia y Ginecología
SOGIBA 2008
Año del Centenario
13, 14 y 15 de julio
Sheraton Hotel Buenos Aires & Convention Center
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