"Proceedings of the National Academy of Sciences"

Anatomía cerebral y agresividad en la adolescencia

Un estudio muestra que ciertas características, como una amígdala de mayor tamaño o la asimetría en dos regiones corticales, parecen asociarse al desarrollo emocional.

Los adolescentes que poseen una amígdala cerebral más grande de lo habitual se enfrentan con mayor agresividad a sus padres, según sugiere un estudio del Centro de Investigación ORYGEN de la Universidad de Melbourne en Parkville (Canadá), que se publica en la edición digital de "Proceedings of the National Academy of Sciences". 

Los investigadores han descubierto que los adolescentes que tienen esta región cerebral de mayor tamaño, área implicada en la emoción y la memoria, son más propensos a tener desacuerdos agresivos y prolongados con sus padres en comparación con adolescentes con un sistema límbico más pequeño.

También revelan que la asimetría en dos regiones cerebrales corticales está asociada a la agresividad y a la disforia, o ansiedad y la conducta de lamentación, pero sólo en los varones. Los investigadores analizaron cómo los cambios físicos en el cerebro durante los años de la adolescencia están vinculados al desarrollo de la madurez emocional.

Grabaron en vídeo interacciones de resolución de problemas individualizadas, diseñadas para plantear un conflicto entre 133 adolescentes y sus padres, y puntuaron su conducta según una escala estándar.

Los científicos sometieron luego a cada voluntario adolescente a resonancia magnética y midieron el volumen de la amígdala, la corteza cingulada anterior (CCA) y la corteza orbitofrontal (COF), así como la simetría de las regiones cerebrales.

Los resultados mostraron que en la corteza cingulada anterior asimétrica de los adolescentes varones, el lado izquierdo de la corteza era por lo general más pequeño que el derecho. También hallaron que si la corteza orbitofrontal era asimétrica entre derecha e izquierda de forma similar, el adolescente varón era más propenso a reflejar la disforia de sus padres.

Según los investigadores, estos hallazgos ayudarán a comprender cómo la actuación del cerebro durante las interacciones familiares puede causar una variedad de trastornos psiquiátricos.