Una investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) muestra que los fumadores son cuatro veces más propensos que los no fumadores a sentirse cansados después de una noche de sueño. Los autores, que publican sus resultados en "Chest", creen que los efectos estimulantes de la nicotina podrían provocar síntomas de abstinencia cada noche, lo que podría contribuir a las alteraciones del sueño.
El estudio también revela que los fumadores pasan menos tiempo en las fases de sueño profundo y más tiempo en sueño ligero que los no fumadores. Además, muestran mayores diferencias en los patrones que se observan en las primeras fases del sueño.
Según explican los autores, "es posible que fumar tenga efectos dependientes del tiempo a lo largo del período de sueño. Los fumadores suelen experimentar dificultad para quedarse dormidos debido a los efectos estimulantes de la nicotina. A medida que la noche avanza, la abstinencia podría contribuir a las alteraciones del sueño".
Los autores compararon la estructura del sueño de 40 fumadores con la de otro grupo de no fumadores mediante polisomnografía, prueba que registra las características de las distintas fases del sueño. Estudios anteriores que han comparado fumadores y no fumadores habían empleado mediciones subjetivas, mientras que el trabajo actual incluye parámetros objetivos, cuantitativos. Los participantes no presentaban enfermedades asociadas al tabaquismo ni tomaban medicación.
Según señalan los investigadores, "encontrar fumadores sin trastornos de salud fue un reto. Pero para aislar los efectos del tabaquismo en la estructura del sueño necesitábamos eliminar todos los factores que pudieran influir, en particular, los trastornos médicos. En ausencia de varias enfermedades, las anomalías del sueño en fumadores podrían estar asociadas directamente con el consumo de cigarrillos".
Además, utilizaron el método convencional de clasificación visual de patrones de electroencefalograma (EEG) y el análisis espectral de EEG, que se basa en los análisis matemáticos de diferentes frecuencias del EEG del sueño.
La clasificación visual de las fases del sueño mostró resultados similares entre fumadores y no fumadores. Sin embargo, el análisis espectral mostró que los fumadores que tenían un porcentaje menor de ondas delta, o sueño profundo, y un mayor porcentaje de ondas alfa, o sueño ligero. Cuando se preguntó a los participantes sobre la calidad de su sueño, el 22,5% de los fumadores declaró sentir carencia de sueño reparador en comparación con el 5% de los no fumadores.
El análisis espectral también mostró que la mayor diferencia en la estructura del sueño se producía al inicio de éste, lo que apoya la teoría de que los efectos de la nicotina son más fuertes en las etapas iniciales del sueño y podrían disminuir a lo largo del ciclo. Los investigadores plantean que los resultados de su estudio podrían tener implicaciones futuras en los tratamientos para dejar de fumar.
Según señalan los autores, "muchos fumadores tienen dificultades para dejar el hábito en parte por las alteraciones del sueño que provoca la abstinencia a la nicotina. El conocimiento de los efectos temporales de la nicotina sobre el sueño podría permitirnos desarrollar sustitutos para la nicotina que minimicen los efectos de la abstinencia que sufren los fumadores, en particular las alteraciones del sueño". Los fumadores dijeron tomar también más cafeína que los no fumadores. Sin embargo, el consumo de cafeína no se asoció con los resultados del análisis espectral de EEG o la carencia de sueño reparador.