Introducción:
Las deficiencias de micronutrientes entre niños preescolares es un importante determinante en la salud de los mismos. Ciertos micronutrientes tienen rol crucial en la generación y mantenimiento de la respuesta inmune y poseen efectos antioxidantes. Este déficit facilita la mutación de algunos agentes infecciosos, incrementando su virulencia. Además las infecciones ligadas a la deficiencia de nutrientes pueden conducir a un círculo vicioso entre esta y la morbilidad infecciosa.
Tanto la OMS como el Internacional Nutricion Anemia Consultive Group realizaron recomendaciones para suplementar hierro en niños preescolares.
Varios ensayos clínicos mostraron que la suplementación con zinc también tiene un efecto prometedor.
La fortificación de los alimentos con hierro y zinc es la única solución, debido al fracaso de las técnicas y prácticas inherentes a la suplementación y al éxito limitado de los programas de educación alimentaria.
En diferentes estudios se ha demostrado que la fortificación de alimentos caseros podría superar las limitaciones de la suplementación a bajo costo. La leche es un alimento adecuado para la fortificación debido a su disponibilidad y aceptación por los niños pequeños.
Métodos
Participantes
Este estudio fue realizado en Sangay Vihar, población peri- urbana en Nueva Deli, India, desde abril del 2002 al 2004.
Se citaron familias con niños de 1 a 3 años de una base de datos para invitarlos a participar en el estudio y firmar un consentimiento.
Además de suplemento con leche fortificada se les dio tratamiento con hierro por 3 meses a todos los niños con diagnóstico de anemia severa.
Lineamiento de estudio y exámenes de laboratorio
Después de obtener el consentimiento, se realizaron visitas clínicas a los niños y recolección de información socioeconómica y demográfica.
Dos observadores independientes midieron peso y talla. Se realizaron determinaciones de ferritina y transferrina en plasma por medio de ELISA.
Este estudio fue puesto en marcha en simultáneo con otro estudio clínico para evaluar la eficacia de la leche fortificada con prebióticos comparada con otra sin fortificación.
Cada grupo tratado en los 2 estudios fue identificado con un código de letras (A, B, C o
D). Los grupos fueron elegidos al azar.
Se randomizaron los niños que presentaban hemoglobina (Hb) mayor a 70 g/l y otra con Hb menor e igual a 70 g/l en 2 listas.
Las bolsas de leche suplementadas fueron diseñados con idéntico color, peso y gusto, etiquetados con un código de letras. Estos códigos eran conocidos solamente por el fabricante.
Su objetivo fue reducir a un 15% los casos de diarrea, y a un 25 % los casos de neumonía. Se alistaron 325 niños en cada grupo.
Intervención
Se utilizaron bolsitas individuales con 32 gr de de leche fortificada. Al inicio se les mostraba a las madres como preparar la leche. Se les entregaban 21 bolsitas por semana en cada hogar y se les avisaba que cada niño debería consumir por lo menos 3 bolsitas por día.
Esta suplementación se realizó por el lapso de un año.
Se les entregaban mayor número de bolsitas a aquellas familias con varios niños para prevenir que compartan el suplemento.
El suplemento diario de hierro y zinc era de 9,6 mg cada uno. También incluyó vitamina C para potenciar los efectos del zinc sobre el sistema inmune y antioxidante.
Los asistentes visitaban los hogares semanalmente y recolectaban las bolsitas no consumidas, otro grupo visitaba los hogares dos veces por semana para recolectar los datos desde la última visita. Los datos recolectados incluyeron presencia de diarrea, sangre en las heces, fiebre, vómitos, e historia alimentaria desde la consulta anterior.
La diarrea fue definida como 3 ó más deposiciones desligadas ó acuosas durante 24 horas, se consideró recuperación luego de presentar 3 días consecutivos sin diarrea.
Se consideró insuficiencia respiratoria aguda y severa cuando el niño presentaba frecuencia respiratoria mayor a 50 por minuto, fiebre con temperatura mayor ó igual a 37,2º C, y fiebre alta a la temperatura mayor ó igual a 38,4º C.
Resultados
Se eligieron 660 niños, de los cuales recibieron 633 consentimientos para participar en el estudio.
El mínimo de episodios diarreicos variaron entre 4,46 (DS 3,8) y 5,36 (DS 4,1), respectivamente, y los episodios de insuficiencia respiratoria baja fueron de 0,62 (DS 1,4) y 0,83 (DS1,4).
Solamente 30 niños del grupo intervenido y 19 niños del grupo control no presentaron ningún episodio de diarrea.
El consumo de leche fortificada se asoció a un 18% en la disminución de diarrea, menor incidencia y prevalencia de la misma, con respecto a la leche no fotificada (IC95% 7 - 27 %). Esta diferencia fue significativa independientemente de la edad.
La incidencia de la infección respiratoria aguda baja fue 26% menor (IC95%3 - 43%) con respecto al grupo control. En niños de 24 meses y menores de esta edad, esta diferencia fue 47% con respecto al grupo control.
Los días de infección respiratoria severa fue un 15% menor en el grupo intervenido con respecto al grupo control.
Además se observó una reducción del riesgo de sarampión de un 88%, a partir de la aparición de menos episodios en el grupo intervenido.
Se utilizaron 4% (1 a 8 %) menos antibióticos en el grupo intervenido.
La adherencia a la leche fue similar en ambos grupos (85,6% vs. 86,7%).
El grupo control consumió 2 a 3 porciones más durante el 80% de los días, lo que no varió en el total de los días de la intervención.
No se observaron efectos adversos.
Discusión
En este estudio se compararon 2 grupos de niños que recibieron leche de igual calidad, 1 grupo sin fortificar. En el grupo que recibió leche fortificada se observó una incidencia 18% más baja de diarrea, 26% menor de neumonía, 7% menos de días de fiebre alta, y una reducción del 15% de enfermedad severa.
El menor índice de sarampión y de uso de antibióticos sugiere que la fortificación previene la morbilidad. Además sugiere una protección contra infecciones comunes.
La variabilidad de nutrientes sugiere que los efectos se podrían deber a una adecuada nutrición.
Este estudio coincide con otras estrategias globales para la nutrición infantil, donde el proceso de complementar los alimentos en forma industrial, cuando las madres tienen los medios e instalaciones para poder realizarlo, es una opción.
Agregar cobre junto al hierro y zinc potenciaría el efecto de estos. Además se le agregaría selenio para mejorar el sistema inmune y como estabilizadores de membrana y vitamina C para mejorar la absorción del hierro.
Aunque esta estrategia puede optimizar el efecto de la intervención, presenta limitaciones con respecto a la capacidad de determinar las contribuciones individuales de micronutrientes.
Hay consensos de que tanto el zinc como el hierro deben ser suplementados en grupos vulnerables, inclusive en los niños preescolares.
El efecto sobre la fiebre, el sarampión, la diarrea e infecciones respiratorias agudas es consistente debido a los resultados publicados en estudios recientes.
Debido al diseño de este trabajo no se puede estimar la interacción entre los nutrientes, pero los resultados sugieren una clara ventaja, independientemente de la posible interacción entre el hierro y el zinc.
Conclusión
Debido al incremento global de deficiencia de micronutrientes, es importante buscar la forma de suplementar esta carencia desarrollando nuevas estrategias nutricionales.
En este trabajo los autores demostraron que por medio de la administración de leche fortificada se podría evitar esta deficiencia. Es una forma aceptada y reduce la morbilidad causada por la carencia de hierro y zinc entre otros nutrientes específicos.
Comentario
Este trabajo no solo muestra una forma práctica de suplementar los micronutrientes necesarios para un niño, sino que además muestra su efecto protector sobre enfermedades infecciosas comunes de la infancia.
Esto lleva a reflexionar sobre la utilización de estas medidas a nivel poblacional.
El inconveniente que se presenta en nuestra población es que gran parte de ella no presentan los medios económicos para acceder un alimento fortificado.
Esto debería ser una nueva estrategia a diseñar, ya que reduciríamos la morbilidad asociada a las carencias nutricionales.
Traducido y Comentado por: Dra Mercedes Manjarin