Los nervios por los exámenes, la falta de sueño para preparar las materias y la alteración de las comidas durante los años que dura la carrera son los motivos principales a los que el 20% de los estudiantes universitarios atribuyen sus migrañas, intensos dolores de cabeza que aparecen varias veces a la semana y que hasta les hacen perder el año académico.
Es lo que muestra la primera gran encuesta realizada en el país a jóvenes universitarios de entre 17 y 25 años de edad. Entre 2003 y 2005, un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba entrevistó a 8000 estudiantes de medicina. El 50% de ellos respondió que sufría dolores de cabeza frecuentes y el 20%, migraña.
Pero un dato que preocupó a los investigadores fue que 1200 estudiantes abusaban del consumo de analgésicos para solucionar el problema. "El 15% de los estudiantes consumía analgésicos en forma abusiva para tratar de controlar los intensos dolores de cabeza", precisó ayer en diálogo telefónico con LA NACION el doctor Federico Buonanotte, profesor de Neurología de la Universidad Nacional de Córdoba y autor principal de la encuesta.
Y, al respecto, agregó: "Es un dato muy llamativo que nos sorprendió, porque la mayoría de los estudios disponibles en la literatura científica hablan de que el abuso de esos fármacos es del 1% en la población general". Abusar es consumir más de dos comprimidos de ergotamina o más de tres aspirinas o antiinflamatorios por semana, durante más de un mes.
A diferencia de otros tipos de cefaleas, la migraña es discapacitante, porque interfiere con la vida normal de quienes la sufren. De origen genético e influida por el medio ambiente, la migraña es un desorden neurológico que provoca dolor intenso en un solo lado de la cabeza, generalmente por detrás del ojo y que empeora con la actividad, por lo que los médicos recomiendan hacer reposo para que disminuya su intensidad. Además, puede provocar vómitos, palidez y molestia ante la luz y los sonidos.
"Una forma sencilla de confirmar si lo que una persona padece es migraña es preguntarse si el dolor de cabeza provoca ganas de vomitar o descompostura, si es tan fuerte como para que la luz o los sonidos le molesten y si cuando aparece debe abandonar lo que está haciendo -puntualizó Buonanotte-. Si la respuesta es sí a todo, existe un 99% de posibilidad de que se trate de una migraña."
A través de las 35 preguntas de la encuesta, los investigadores descubrieron también que a 1 de cada 2 estudiantes el dolor de cabeza le molestaba en su vida diaria. El estrés del ritmo universitario fue considerada la causa principal. "Los estudiantes son una población de alto riesgo para el estrés, en especial los del último año del secundario en transición a la universidad", confirmó el especialista, que es jefe del Servicio de Neurología del Sanatorio Allende, en la ciudad de Córdoba, y miembro de la Asociación Argentina de Cefaleas.
Además del estrés, los disparadores del dolor identificados fueron los olores, el esfuerzo físico, las alteraciones del sueño, la actividad mental sostenida, ciertos alimentos (chocolate, café, té, alcohol, cítricos y dulces), el ayuno matutino y la menstruación. Las consecuencias de las migrañas son el ausentismo, la necesidad imperiosa de acostarse y la alteración de las relaciones interpersonales.
Otro estudio paralelo del mismo equipo indica que el dolor de cabeza frecuente en los jóvenes es un indicador de enfermedad futura. "Empiezan de chicos a tomar analgésicos y un gran porcentaje de esa población padecerá un efecto rebote -explicó el neurólogo-. Tomar analgésicos sin necesidad clínica ni indicación médica hace que pierdan eficacia, perpetúen el dolor y provoquen otras alteraciones, como taquicardias o problemas cardíacos."
Los expertos recomiendan que los estudiantes con dolores frecuentes ordenen su dieta, duerman ocho horas y hagan pausas durante el estudio con ejercicios de relajación. En algunos casos, el médico puede indicar una terapia farmacológica uno o dos meses antes de los exámenes para prevenir o disminuir el dolor.
Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION