Existen más de dos sexos en la naturaleza. Desde los hermafroditas hasta los individuos que tienen cromosomas sexuales de más, la diversidad es más grande que lo que se cree. Cuál es la diferencia entre intersexuales, transexuales y travestis.
La polémica por las operaciones para cambiar de sexo.
La mentada revolución sexual de los 60 quedó tan corta como las minifaldas. Aunque las mujeres se saquen o se pongan los corpiños; los adolescentes se inicien antes; los gays se casen, se divorcien y puedan adoptar chicos; y los travestis se instalen en cada esquina, existe una realidad todavía no reconocida en el mundo: los intersexuales.
Hay sexos más allá de los machos (XY) y las hembras (XX). Según Anne Fausto-Sterling, profesora de Biología y de Estudios de la Mujer en la Universidad de Brown, Estados Unidos, el dualismo estaba bien para los ideales platónicos puros, pero ya es hora de abrir los ojos.
La investigadora norteamericana asegura que el 1,7% de los chicos que nacen tienen una ambigüedad sexual. Basta ver a la modelo argentina Sol Donato –quien saltó a la fama en el programa Fantasías con su antiguo nombre, Juan– contradiciendo sus órganos sexuales masculinos. O mirar la diversidad sexual que se presenta más a menudo de lo que se cree en la naturaleza salvaje. La realidad sexual, definitivamente, no está pintada en blanco y negro.
Diferencias
Normalmente, el sexo viene determinado en un par de cromosomas de las células (los famosos XX o XY).
Aun así, durante las primeras semanas del desarrollo, todos los embriones son femeninos. Tiene que ponerse en marcha el gen SRY del cromosoma Y, junto con un baño de hormonas tipo testosterona, para que ese embrión se masculinice, desarrollando sus gónadas (testículos) y el pene alrededor de la semana 12 de gestación.
Aunque la cultura y la familia luego asignen un determinado género sexual, la biología es la que usualmente manda. Salvo en un puñado de recién nacidos, cuya anatomía o cromosomas se llevan de patadas con su identidad sexual.