Entre 1982 y 1989, Douglas F. L., Kalia M., Jordan D. y Nagashima A. reportaron que el núcleo del tracto solitario –que es el primer integrador de muchos reflejos viscerales– es rico en taquicininas como la sustancia P, neurocinina A y neurocinina B. En 1984, se demostró que la SP presentaba inmunorreactividad en la mucosa gástrica humana; las fibras que contenían a este péptido estaban en el antro pilórico.
Levine J. D., en 1984, halló que las concentraciones de sustancia P se elevaban durante la inflamación aguda. A mediados de los ochenta se reconoció a la sustancia P como miembro de la familia de las taquicininas y se encontró en el cordón espinal del asta dorsal de la médula espinal. En 1988, Almay B., Johansson F. y Von Knorring
L. demostraron que los niveles de sustancia P en el líquido cefalorraquídeo (LCR) eran significativamente inferiores en pacientes con dolor crónico que en los voluntarios sanos. Además, comprobaron que los niveles de SP en el LCR eran menores en personas con síndromes dolorosos neurogénicos que en los individuos con síndromes dolorosos idiopáticos. En ese mismo año, Lotz M. observó los efectos de la sustancia P sobre los monocitos, neutrófilos y linfocitos en las articulaciones inflamadas.
En los años noventa la sustancia P y su papel en el procesamiento de información de los nervios sensoriales en el cerebro fueron aceptados. Hacia 1990, Marshall M. K. con.rmó la presencia de la sustancia P en la artritis reumatoide, tanto en la membrana sinovial como en el líquido sinovial. Cuatro años más tarde, Nixon A. J. descubrió que la sustancia P es susceptible a la desnaturalización por ácidos y proteasas.
A Kramer M. S. se le atribuye el postulado de que la sustancia P podría relacionarse con el dolor psíquico. Kramer notó que la sustancia P es la neurocinina más abundante en el sistema nervioso central y que se concentra particularmente en la amígdala y otras regiones que participan en la regulación de la conducta afectiva y respuestas neuroquímicas al estrés.