Por razones anatómicas, en la columna lumbosacra es común que la afección sea de múltiples nervios, ya que el trayecto intraespinal de estos nervios es largo.2 El dolor de tipo radicular es aquel que inicia a nivel de la columna y se irradia a una extremidad o, mejor dicho, al territorio inervado por dicha raíz nerviosa. Este dolor puede exacerbarse al toser, estornudar, por la contracción de los músculos abdominales, al sentarse o ponerse de pie y generalmente disminuye en el reposo o en posición de decúbito dorsal, aunque existen sus excepciones. El dolor puede aumentar en aquellas posturas en donde el nervio o la raíz nerviosa propiamente se estira, por ejemplo, en la posición sentada, en la cual las raíces L5 y S1 se ven afectadas. A nivel cervical el dolor se exacerba al rotar la cabeza al lado afectado o con el brazo en abducción ipsilateral.3
Los mecanismos de lesión de las raíces nerviosas pueden ser diversos y se dividen en: mecánicos y no mecánicos. Dentro de los primeros la compresión produce una disminución en el aporte sanguíneo y, por lo tanto, del aporte nutricio;4 en los segundos, diversos mediadores de la inflamación provocan daño directo al nervio.
Los sitios de compresión o de daño a las raíces nerviosas son más frecuentes en las zonas de la columna que presentan mayor movilidad (niveles de C6-C7, C7-T1, L4-L5, L5-S1). De acuerdo a esta subdivisión, el dolor radicular y las causas de éste podrán ser estudiadas de acuerdo al nivel de origen, ya sea radiculopatía cervical o radiculopatía lumbar.