La Argentina lidera, junto con Venezuela, el ranking de países latinoamericanos con mayor porcentaje de habitantes que fuman, según un estudio que dio a conocer ayer la Organización Mundial de la Salud (OMS): el 40,4 por ciento de su población adulta consume tabaco. En el país, cada fumador consume 1495 cigarrillos al año. Y es entre los jóvenes donde se concentra la mayor cantidad de adictos a la nicotina.
El estudio fue difundido ayer, como anticipo del Día Internacional sin Tabaco, que se celebra hoy en todo el mundo y que, en el país, tendrá por centro la Plaza de la República, donde el ministro de Salud, Ginés González García, entregará los premios a los ganadores del concurso "Abandone y gane", en el que se inscribieron 19.000 personas que decidieron dejar de fumar el año pasado.
Los datos de la OMS aportan una actualización a las estadísticas locales que señalan que fuma el 33,5% de la población.
Los datos que se manejan en el orden mundial, en tanto, delatan que en el planeta por causas relacionadas con el tabaquismo mueren cinco millones de personas al año, de las cuales, la Argentina aporta unas 40.000 muertes en ese lapso. Pero no todos fueron consumidores de tabaco: unas 6000 víctimas del cigarrillo son personas que no fuman, pero que se ven expuestas al humo de otros fumadores.
"El daño no es sólo para el que fuma, sino para los fumadores pasivos. No hay órgano ni sistema que no se vea afectado por el cigarrillo, ya que está asociado a múltiples patologías, como el cáncer, enfermedades cerebro y cardiovasculares y problemas respiratorios", dijo Marta Angueira, miembro de la Unión Antitabáquica Argentina (UATA).
Principales afectados
Los principales afectados, pese a no fumar, son los niños: el 70% de ellos absorben el humo de los adultos cuando sus cuerpos aún no han desarrollado sistemas de defensas. Las estadísticas médicas señalan que la mitad de los fumadores muere por causas relacionadas con el tabaco y que el 25% fallece de manera prematura.
Las patologías que tienen entre sus causas el consumo de tabaco son la enfermedad pulmonar obstructiva, la neumonía, la bronquitis, las enfermedades gástricas y cardiovasculares. También ocasiona cáncer cervical, de pulmón, de estómago, de esófago, de cuello uterino, de riñón y de páncreas, osteoporosis, menopausia precoz y problemas en la piel y dentarios.
Los consumidores de cigarrillos suaves, o de otras formas de tabaco, (como las pipas, las pipas de agua, el narghil, los cigarros, entre otros) corren el mismo riesgo de morir por las enfermedades a las que están expuestos quienes fuman cigarrillos comunes, según el informe que difundió ayer la OMS.
Los cigarrillos llamados suaves tienen los mismos niveles de nicotina y alquitrán que los comunes, señala el trabajo que precisa que el cambio de los fumadores de cigarrillos comunes a suaves no se traducen en un menor riesgo de desarrollar enfermedades vinculadas con el tabaco.
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Clarín
En el país no avanzan las leyes ni los juicios contra el cigarrillo
Un acuerdo mundial para limitar el consumo y la publicidad se encuentra trabado en el Congreso. También se frenó una ley nacional. Y casi no prosperan las demandas de fumadores contra tabacaleras.
Valeria Román
En la Argentina, el tabaquismo causa la muerte de 40.000 personas por año, de las cuales 6.000 son fumadores pasivos. Sin embargo, en nuestro país no prosperan las normas en el Congreso que alientan a crear espacios cerrados libres de humo para proteger tanto a los fumadores como a los no fumadores ni tampoco los reclamos ante la Justicia para frenar la epidemia del tabaquismo.
En el Senado argentino, aún espera su ratificación el primer tratado mundial de salud pública, llamado Convenio Marco para el Control del Tabaco, impulsado por la OMS y firmado por el presidente Néstor Kirchner en setiembre de 2003. Tampoco fue sancionado un proyecto de ley que el Presidente había enviado al Congreso en agosto y que prohíbe la publicidad de productos del tabaco y el patrocinio de las tabacaleras de eventos culturales y deportivos. Tanto el Convenio como el proyecto están a favor de los espacios cerrados totalmente libres de humo.
Por otro lado, dentro del Poder Judicial, desde 1979 en adelante, fracasaron la mayoría de las demandas contra las empresas tabacaleras por parte de fumadores que se consideraron afectados por el consumo de cigarrillos.
"El Convenio Marco para Control del tabaco ya protege al 75 por ciento de la población mundial: lo ratificaron 128 países. Pero los argentinos están afuera", dijo a Clarín Eduardo Bianco, director para Latinoamérica de la Alianza de organizaciones que apoyan al Convenio.
Una encuesta de la Fundación Interamericana del Corazón reveló que sólo 23 de los 72 senadores votarán a favor de la ratificación. Treinta y ocho senadores no contestaron y cuatro respondieron que están en contra: Gerardo Morales y Liliana Fellner (senadores por Jujuy), Juan Carlos Marino (de La Pampa) y Marcelo López Arias (de Salta).
Desde el año pasado, los que se oponen argumentan que el Convenio eliminará el cultivo del tabaco y generará desempleo. Sin embargo, Bianco sostuvo: "Si eso fuese cierto, Brasil, China e India, los grandes productores del tabaco, no lo hubiesen ratificado. El tratado no obliga a eliminar el cultivo del tabaco sino que alienta la diversificación de cultivos".
Tampoco los senadores trataron el proyecto de ley que había enviado el Poder Ejecutivo y que está en consonancia con el Convenio Marco. El proyecto descansa en seis comisiones. "Es de primer nivel porque promueve acciones probadas para frenar la epidemia: crea espacios cerrados libres de humo, prohíbe la publicidad y el patrocinio del tabaco, establece fuertes advertencias en los paquetes de cigarrillos. Pero los legisladores no tienen interés en tratarlo", afirmó Raúl Pitarque, de la Unión Antitabáquica Argentina.
Mientras tanto, en abril, la senadora Fellner, hermana del gobernador de Jujuy —una provincia tabacalera—, presentó un proyecto alternativo: no prohíbe la publicidad sino que la restringe; sólo obliga a poner advertencias imprecisas sobre los efectos nocivos del cigarrillo y no contempla la creación de espacios cerrados 100% libres de humo. "Es un proyecto débil —dijo a Clarín, el investigador argentino Ernesto Sebrié, de la Universidad de California, en San Francisco—. Sigue a la industria tabacalera, que promueve espacios para fumadores y no fumadores, cuando se sabe que así no se protege a nadie".
En tanto, los fumadores y sus familiares que consideraron que el tabaco les arruinó su salud tampoco han tenido éxito en la Justicia. En abril, la revista Tobacco Control publicó un estudio de Raúl Mejía, Laura Flores y otros autores, que reveló que 15 casos judiciales que se dieron entre 1978 y 2002 fueron perdidos por los demandantes porque los jueces no consideraron que hubiese evidencias para asociar al tabaquismo como causa de su enfermedad o muerte.
Entre otros argumentos, los jueces sostuvieron que la causa había prescripto o que el fumador tenía la culpa de los daños del cigarrillo por haberlo consumido (cuando hay evidencias científicas que indican que el fumador no elige, sino que es víctima de una adicción).
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Página 12
El tabaco va ganando la batalla
Con la mirada clavada en el horizonte, el hombre deja escapar una bocanada de humo. La escena, multiplicada en el cine y la televisión, pretende simbolizar masculinidad. El cigarrillo además puede servir como metáfora de seducción, cuando aparece entre los dedos de una mujer. En la Argentina, el Día Mundial Sin Tabaco, que se conmemora hoy, llega con el 33,5 por ciento de la población adulta fumando –8 millones de personas– y con 500 jóvenes que por día se inician en la insana costumbre. Y mientras en algunos distritos está prohibido fumar en lugares públicos, el Convenio Marco para el Control del Tabaco, impulsado por la Organización Mundial de la Salud, lleva más dos años en el Senado sin ser ratificado.
“La clave es reducir la cantidad de consumidores y eso se logra previniendo y creando dificultades para poder fumar”, sostuvo ante Página/12 Juan Sylvestre Begnis, presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, donde se analiza un proyecto de ley antitabaco. La norma, que está siendo estudiada en diversas comisiones y tendría un dictamen definitivo a fines de junio, tiene dos ejes fundamentales: reducir hasta su eliminación la publicidad de cigarrillos, tanto en los medios como en los lugares de venta, y hacer que cada vez sea más complicado fumar por medio de la prohibición de prender un cigarrillo en lugares cerrados, sin importar que sean públicos o privados.
Una ley que contiene algunas de esas determinaciones rige en territorio porteño desde el pasado 1º de marzo. Desde ese día no se puede fumar en edificios de reparticiones públicas y desde el próximo 1º de octubre la misma prohibición regirá para los espacios públicos cerrados, como bares o shoppings. Normas parecidas limitan las emisiones de humo en los municipios bonaerenses de Bahía Blanca, Almirante Brown, San Isidro, San Fernando y Quilmes, entre otros, y en las provincias de Córdoba, Catamarca, Corrientes, Santa Fe, Chaco, La Rioja, Mendoza, Chubut, Formosa, Jujuy, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, San Luis, Tierra del Fuego y Tucumán.
Para nacionalizar las medidas tendientes a lograr espacios libres de humo un proyecto similar al que revisan los diputados fue enviado por el Poder Ejecutivo al Senado, el mismo lugar donde aún duerme el Convenio Marco para el Control de Tabaco. El Convenio fue ratificado por 128 países y aunque ya fue firmado por el Ejecutivo nacional, necesita de la aprobación de la Cámara alta para comenzar a regir. Hasta ahora no supera la barrera del rechazo de las provincias con producción tabacalera.
En el acuerdo internacional se destacan los puntos que establecen la prohibición de la publicidad del tabaco, la promoción de medidas para la protección de los fumadores pasivos y para el tratamiento de adictos. El artículo más controversial establece que se eliminen los cultivos de tabaco en un plazo de 15 años. Para Sylvestre Begnis, los productores tabacaleros “deben entender que el 80 por ciento del tabaco que se produce en la Argentina se exporta y es factible convertir las plantaciones a otros cultivos que también son exportables. Lo que hay que hacer es ofrecer y fomentar producciones alternativas que sean demandadas en el mercado internacional”.
El humo de los cigarrillos contiene, al menos, nueve sustancias tóxicas y otras tantas cancerígenas, y generan dependencia en el 80 por ciento de sus usuarios. En la Argentina muere un centenar de personas por día como consecuencia del tabaco y, según la OMS, el cigarrillo es el único producto que, consumido de acuerdo con las indicaciones, provoca la muerte.
Informe: Lucas Livchits