Odontología

Dientes blancos y brillantes, un sueño con múltiples opciones

Los dientes amarillentos, amarronados o grisáceos, pueden volver a ser blancos, a partir de un tratamiento de geles que se aplican en el consultorio del odontólogo o a domicilio.

La tendencia hacia la odontología estética tienen en el blanqueamiento de los dientes uno de sus principales objetivos. A la “exigencia” de que la dentadura sea fuerte y pareja, hoy se le agregan el brillo y la blancura, que se logran con tratamientos cortos, relativamente accesibles y no provoca molestias o dolor.

Las técnicas de blanqueamiento dental tienen como objetivo la modificación del color del diente respetando sus tejidos (esmalte y dentina) y se realizan aplicando geles ( peróxido de hidrógeno o carbamida), que se pueden activar mediante luz, el calor o la microabrasión. Estos tratamientos se puede realizar en dientes vitales o no vitales (en los que se ha realizado un tratamiento de conducto).

Los dientes pueden llegar a tener una infinita variedad de gama de colores a causa de muchísimos procesos o motivos; pero básicamente el color de los dientes viene condicionado genéticamente. Esto significa que los dientes que no sean especialmente blancos no tienen porqué considerarse indefectiblemente patológicos. La coloración anormal de los dientes puede ser por causas externas, como fumar, que produce una coloración que tira al marrón amarillento con distintas intensidades, o el café, que deja manchas similares pero menos profundas, explica Jorge Siderman.

Pero también existen pigmentos internos “producidos durante la formación del diente como manchas por fluorosis (flúor), por antibióticos como la tetracilina. Otras veces, “por la realización de tratamientos de conducto, se produce la pigmentación de la pieza dentaria, y para esos casos se utilizan otras técnicas de blanqueamiento interno”, explica a Clarín.com Gonzalo Sanchez Puppulo.

Es necesario tener en cuenta, dice el especialista, que “existen tres tipos de tonos dentales: los amarillentos, los amarronados y los grisáceos, y que del color que cada paciente posea depende el blanqueamiento que se logre. Mucha gente cree que puede obtener un blanco papel y es una creencia errónea, ya que lo que se consigue con el tratamiento es bajar la coloración de la pieza de tres a cuatro tonos más claros”. Para ello existen tres técnicas: en consultorio, en la sala de espera y domiciliaria; y varían de acuerdo a la velocidad con la que se obtienen resultados y el porcentaje del producto que se utiliza.

La aplicación en consultorio es por única vez. En la visita se aplican unas cubetas especiales con un alto porcentaje de producto que el paciente debe tener durante una hora y media, aproximadamente. Este procedimiento es más rápido, ya que el paciente sale del consultorio con los dientes blancos.

La aplicación en sala de espera se realiza en 2 o 3 veces. El paciente debe ir al consultorio para que el profesional le aplique unas cubetas con una dosis intermedia de producto. Hay que esperar unos 20 minutos y el procedimiento que se repite con la consulta siguiente.

La técnica domiciliaria se basa en la colocación de cubetas especiales que contienen una baja dosis de producto. El paciente debe usar estos mordillos todas las noches durante 8 o 10 días.
Finalmente, las técnicas también pueden combinarse, realizando una aplicación en consultorio y luego continuar con un tratamiento domiciliario. El costo de un blanqueamiento ronda los 400 pesos.

Es importante “tener en cuenta que durante el tratamiento el paciente no puede consumir té, café, o bebidas que puedan pigmentar los dientes, así como tampoco puede fumar, y esta es una de las razones por las cuales mucha gente prefiere hacerlo en consultorio, ya que es la opción más rápida”, dice Sánchez Puppulo. El tratamiento siempre debe ser realizado por un odontólogo y antes del mismo se debe hacer no sólo una inspección bucal sino también una limpieza de las superficies dentarias.

Pero estas no son las únicas técnicas blanqueadoras; a través de la televisión llega información sobre distintos tipos de pastas dentífricas que funcionan gradualmente y que podrían resultar en exceso abrasivas si no hay un control profesional; y los kits tipo “hágalo usted mismo”, que consisten en una película de agentes blanqueadores que se coloca en los dientes.

Sea cual sea el sistema; el odontólogo es quien puede recomendar el procedimiento “a medida” para cada paciente. Las técnicas de blanqueamiento no se deben realizar “ cuando el paciente no tiene una correcta salud bucal ya sea por caries, problemas de encías o hipersensibilidad de los cuellos dentarios. Tampoco se blanquean los arreglos que tienen las piezas dentarias ni las coronas profundas. Cuando se realiza un blanqueamiento en una pieza curada, la misma obturación estética debe ser cambiada al mismo color de la pieza” , concluyó Sanchez Puppulo.