Enuresis, un problema que afecta a 500.000 niños

Camas mojadas

La consulta pediátrica debe realizarse si persiste después de los 5 años

Los trastornos nocturnos de la micción pueden ser tratados con medicación específica que permite controlar el síntoma


En general se debe a una insuficiente producción de hormona antidiurética Sin tratamiento, el trastorno puede extenderse a la adolescencia Causa ansiedad, aislamiento y depresión

¡Mamá, me mojé! es el grito que se escucha por las noches en más de medio millón de hogares de la Argentina. Ese es el número de niños que padecen enuresis, que es la micción inconsciente que se produce durante el sueño.

Aunque el 70% logra controlar sus micciones nocturnas entre los 2 y 3 años, la maduración del mecanismo que regula esta función puede demorar un poco más. Se considera normal que los chicos a veces mojen la cama hasta los cinco.

Es importante dejar en claro que ésta no es una enfermedad, sino un síntoma. En general, la enuresis indica que el organismo tiene niveles bajos de vasopresina, que es la sustancia que reduce la producción de orina durante la noche, permitiendo un sueño sin interrupciones.

En los chicos con enuresis, la función antidiurética de esa hormona está reducida y la cantidad de orina que producen es, en proporción, mayor de noche que de día.

La enuresis tiene una tasa de remisión espontánea del 10% anual: de cada 100 enuréticos de 6 años, diez van a dejar de serlo a los 7; de esos 90 restantes, el 10% deja de serlo a los 8, y así sucesivamente hasta los 15, cuando el 1% sigue sin controlar el esfínter urinario, explica el doctor Miguel Podestá, jefe de urología pediátrica del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.

Primaria y secundaria

Es importante diferenciar al niño que siempre mojó la cama de aquel que había logrado cierto control nocturno. Este último tiene lo que se denomina enuresis secundaria: comienza con su síntoma luego de un período de control miccional nocturno de por lo menos 6 meses. Muchas veces está ligada con factores emocionales y, por lo general, es transitoria. En cambio quienes padecen enuresis primaria son niños mayores de 5 años que nunca lograron un correcto control urinario por las noches.

Durante mucho tiempo se pensó que los problemas psicológicos eran los causantes de la enuresis primaria, pero hoy está comprobado que las dificultades emocionales son la consecuencia de este síntoma y no la causa. El niño que se moja de noche es inocente de lo que pasa, no puede evitarlo ni modificarlo voluntariamente y por eso, la comprensión y el apoyo de la familia son fundamentales para el éxito de cualquier tratamiento.

A la vez es posible diferenciar dos tipos de pacientes: aquellos que tienen una producción normal de orina pero una capacidad vesical un poco menor a lo normal, y otros que tienen vejigas con un desarrollo normal, pero una producción mayor de orina.

"Los dos casos tienen un común denominador: los niños no se despiertan al sentir el impulso de orinar. El primer grupo generalmente moja una sola vez la cama por la noche; los que tienen una capacidad vesical menor se orinan entre dos y cuatro veces", agrega Podestá.

"La ansiedad, el aislamiento y la depresión son algunas de las consecuencias más frecuentes de la enuresis, y se deben a que el niño ve que no puede realizar actividades típicas de su edad, como dormir en la casa de un amigo o ir a un campamento", dice Podestá.

Otra consecuencia menos difundida, pero no menos importante, es la llamada inferencia arbitraria: el niño vive el hecho de mojar la cama como un fracaso y siente miedo de repetirlo en otros aspectos de la vida.

Por otra parte, agrega el especialista, "al dejar que la enfermedad se cure de manera espontánea, el 1% de los chicos afectados seguirá siéndolo después de los 15 años. Así, estos adolescentes tendrán una serie de dificultades relacionadas con la iniciación sexual".

Los jóvenes enuréticos viven con vergüenza y angustia el pensar en la posibilidad de quedarse a dormir en la casa de su pareja por temor a la incontinencia.

Para un correcto diagnóstico, la familia debe esperar a que el niño supere los 5 años. Sólo entonces, si aún sigue mojando la cama varias veces por semana, es aconsejable que acuda al pediatra. Actualmente existe medicación específica según las características particulares del paciente y su problema.

La intervención del médico y el tratamiento brindan al chico una curación efectiva y rápida, lo que redunda en una mejor calidad de vida para él y disminuye la mortificación que implica levantarse cada mañana mojado.

Al respecto, el doctor Roberto Mato, pediatra a cargo del consultorio de enuresis del hospital Garrahan, afirma: "Nuestra práctica cotidiana nos demostró que el tratar al paciente y resolver lo antes posible el problema renueva su vida y la de su familia en todos los aspectos. Al estabilizarse emocionalmente mejora su rendimiento escolar, su carácter y sus relaciones".

Por Daniela Millán
Para LA NACION

Lo que no se debe hacer

1. Comparar al niño con otros de su edad enfatizando en que ya debería dominar la micción. Esto sólo le provocará mucha angustia.

2. Castigar o humillar al niño. El no puede manejar lo que le pasa ni evitarlo. El emplear el castigo o la humillación agravará el problema.

3. Medicarlo o emplear sistemas de alarmas sin la prescripción del médico. El es quien podrá determinar cuál es el tratamiento efectivo para el chico.

4. Poner piedras calientes o bolsas de agua caliente en los genitales. En algunas regiones de América latina se emplea esta mala costumbre que no soluciona el problema y puede provocar quemaduras de importancia.

5. Mostrar excesiva preocupación o fastidio por la cama mojada. Sólo empeorará los síntomas.

6. Desarrollar un clima violento en el hogar a causa del trastorno.