Uveitis

Uvetitis y ciclo menstrual

El presente estudio tiene el objetivo de establecer si existe una variación en la incidencia de la uveitis anterior aguda (VAA) en las mujeres, durante las fases del ciclo menstrual.

Autor/a: Dres. C Sanghvi, K Aziz y NP Jones

Fuente: Eye. 2004 May;18(5):451-4.

Indice
1. Desarrollo
2. Bibliografía

La uveitis comprende un amplio espectro de desórdenes inflamatorios oculares con influencias de factores sistémicos, genéticos, inmunológicos, ambientales, infecciosos, circulatorios y hormonales. El episodio desencadenante sigue sin conocerse en la mayoría de los casos, pero se han encontrado asociaciones con distintas predisposiciones. Se ha sugerido una influencia de las hormonas sexuales en el curso de la uveitis y existen anécdotas de mejora de la uveitis y de la enfermedad de Behçet durante el embarazo. Dicho efecto ha quedado demostrado en un modelo animal. También se cree que la incidencia de la uveitis aguda varía durante el ciclo menstrual.

Se cree que los niveles hormonales afectan ciertas enfermedades inflamatorias y, por ejemplo, se ha informado que aumenta la incidencia o la severidad de la inflamación en la última fase del ciclo menstrual en mujeres con asma, artritis reumatoidea, artritis psoriasica y apendicitis. El presente estudio tiene la finalidad de demostrar la hipótesis de que las variaciones hormonales del ciclo menstrual contribuyen a originar ataques de uveitis anterior aguda (UAA).

Pacientes y métodos:

El presente es un estudio prospectivo abierto en el que participaron mujeres con un primer ataque de UAA o y ataque recurrente. Se recavó información acerca de la edad de la paciente, lugar de la inflamación y número de ataques. Se registró la fecha de la última menstruación y la del comienzo de los síntomas, como así también la duración y regularidad del ciclo menstrual e información acerca del uso de anticonceptivos orales.

A lo largo del ciclo menstrual se producen cambios sustanciales en los niveles de hormonas sexuales. Se puede dividir en cuatro fases. La primera es la menstruación, que dura de 4 a 5 días durante los cuales tanto los niveles de estrógeno como de progesterona disminuyen. En la segunda fase (folicular), aumenta el nivel de estrógeno al pico más alto, que provoca proliferación endometrial y culmina con la ovulación. En la tercera fase (luteal), se eleva el nivel de progesterona alcanzando un pico y el nivel de estrógeno vuelve a descender. En la última etapa luteal, tanto los niveles de estrógeno como de progesterona descienden rápidamente provocando la menstruación.

Estas variaciones menstruales cíclicas en los niveles hormonales también afectan otros tejidos del cuerpo, su influencia en algunas variables oftalmológicas ha sido investigada y se ha documentado el índice de maduración conjuntival, recuento de células goblet, topografía, grosor y sensibilidad de la córnea y adaptación a lentes de contacto. Se hallaron estrógeno y progesterona en el humor acuoso y existen receptores esteroides sexuales dispersos en distintos sitios oculares, tales como la glándula lagrimal, la glándula de meibomio, el párpado, la conjuntiva palpebral y bulbar, la córnea, la uvea  anterior y posterior (incluyendo el endotelio vascular), el cristalino y la retina. Se ha demostrado que tanto estrógenos como progestógenos se metabolisan en el iris y el cuerpo ciliar de los conejos. En un modelo animal, se postuló la función protectora de los estrógenos como reguladores que disminuyen la interleuquina -6 (IL6) y selectina E, mediador inflamatorio que reduce la infiltración celular en la uveitis inducida por endotoxinas (UIE). En otros tejidos, varios estudios han informado modulación de citoquinas proinflamatorias incluyendo la interleuquina-1, IL 6 y el factor de necrosis tumoral por parte de los estrógenos en monocitos y macrófagos.

Por lo tanto, las evidencias indican que existen mecanismos que permitirían que las fluctuaciones hormonales incidan en la fisiología ocular. La intención en este estudio fue descubrir si el comienzo de la UAA se daba con mayor frecuencia en alguna de las fases del ciclo menstrual en particular y por qué.

Los resultados del presente estudio muestran que los ataques de UAA comienzan con mayor frecuencia el la fase postovulatoria del ciclo (P=0,024), en especial en la fase premenstrual (P=0,055).

Existen evidencias sustanciales de que el estrógeno es antiinflamatorio ya que inhibe las citoquinas pro-inflamatorias, al menos en determinados tejidos, incluyendo el ojo. También se ha demostrado que la progesterona tiene propiedades antiinflamatorias y ha sido utilizada con éxito en el tratamiento de la artritis reumatoidea y el asma premenstrual. Se llega a la conclusión de que la finalización de los efectos protectores tanto de estrógeno como progesterona en la fase luteal final explicaría la alta frecuencia de UAA en dicha fase del ciclo menstrual.

En la investigación participaron 13 mujeres que estaban utilizando anticonceptivos orales al momento de la presentación. En todos los casos los anticonceptivos provocan un abrupto retiro de los estrógenos y progesterona en el día 22. A pesar de no ser un proceso fisiológico, creemos que la inclusión de estas pacientes es válida de acuerdo con nuestra hipótesis de que la caída tanto de una de las hormonas o de ambas puede provocar el comienzo de una UAA.

Conclusiones:

Se ha demostrado un significativo aumento de la incidencia de UAA en la última etapa del período menstrual. Se postula que la caída tanto de estrógeno como progesterona o de ambas provoca el inicio de la inflamación al desaparecer los probados efectos antiinflamatorios de dichas hormonas.