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¿Para qué sirven los estudios sobre el efecto placebo?

Varios estudios cerebrales han arrojado algo de luz sobre cómo funciona el efecto placebo. Un artículo de "JAMA" analiza su utilidad: pueden proporcionar claves para tratar el dolor y otras enfermedades y perfeccionar el diseño de los ensayos clínicos.

Determinadas zonas cerebrales en acción, opioides activos en el encéfalo, complicados circuitos neuronales... En los últimos tiempos, numerosos estudios de imagen cerebral han arrojado algo de luz acerca de cómo funciona el efecto placebo. Un artículo publicado recientemente en "JAMA" analiza la utilidad de estas investigaciones: pueden proporcionar claves para tratar el dolor y otras enfermedades y perfeccionar el diseño de los ensayos clínicos. Además, el médico tendrá que empezar a considerar que lo que opine el paciente sobre su tratamiento también repercute en los resultados.

El efecto placebo consiste en experimentar un efecto terapéutico por el mero hecho de pensar que nos están administrando un medicamento. Las investigaciones han desvelado que esto ocurre por una cuestión esencialmente cerebral.

Hasta el momento, se pensaba que el placebo tenía lugar en la médula espinal, donde se liberarían opiáceos y se bloquearían las señales de dolor. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de Michigan mostraba que "los cambios en la liberación de opioides se producen directamente en el cerebro, en las zonas más íntimamente relacionadas con los sentimientos subjetivos, la recompensa y la experiencia dolorosa", explica Tor Wager, profesor de psicología en la Universidad de Columbia, a la revista estadounidense.

Esto quiere decir que el modo como el paciente valora su situación tiene importantes consecuencias o que, como señalaba un reciente artículo sobre el tema publicado en "Nature Reviews Neuroscience", "los eventos mentales inducidos por la administración de un placebo pueden activar mecanismos similares a los activados por los medicamentos, lo que indica una similitud entre los efectos psicosociales y los farmacodinámicos".

Utilidad de la investigación

Este tipo de hallazgos tienen importantes consecuencias prácticas. Para empezar, en algo tan básico como es la relación entre el médico y pacientes y "cómo ésta se fomenta, cómo los médicos pueden influir en las expectativas de los pacientes y qué tratamientos les podrían recomendar", explica Wager. Para este experto, los médicos deberían recordar que lo que sus pacientes opinen del tratamiento "importa".

A la larga, la investigación sobre el efecto placebo también servirá para desarrollar medicamentos dirigidos a las redes neuronales implicadas en el efecto placebo y para emplear intervenciones psicosociales.

Además, saber más sobre el efecto placebo permitirá mejorar las investigaciones científicas. Y es que el placebo suele ser un efecto indeseable en los ensayos clínicos, ya que oscurece los resultados. Según Wager, demasiados investigadores no tienen en cuenta las consecuencias que tiene el estado psicológico del paciente sobre su salud.

Pero otros científicos empiezan a adaptar los resultados de los estudios sobre el efecto placebo a los diseños de sus investigaciones. De hecho, algunos investigadores ya están diseñando estudios que comparan los efectos de un fármaco cuando el paciente sabe que lo está recibiendo a los del mismo tratamiento cuando el fármaco se administra "de tapadillo". Ya se ha hecho la prueba con fármacos para el dolor, la ansiedad o el Parkinson, y parece que los medicamentos resultan menos eficaces cuando el paciente ignora que los está recibiendo.

"Quieres maximizar el efecto placebo en la práctica clínica y quieres minimizarlo en los ensayos clínicos", resume Jon-Kar Zubieta, profesor de psiquiatría y autor del mencionado estudio de la Universidad de Michigan, en el artículo de "JAMA".