Un grave problema

El nuevo consumo de drogas

El uso de drogas, el consumo social en grupo de amigos y la experimentación con nuevas sustanciasson los ejes de las nuevas tendencias que preocupana los especialistas en la lucha contra el narcotráfico.

El narcotráfico tiene un campo fecundo para actuar en la Argentina. Con tácticas comunes a cualquier otro tipo de mercado, se mueve con un abanico de ofertas y no deja de crear tendencias nuevas. El resultado está a la vista en una prueba piloto que acaba de realizar la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) en 15 centros de tratamiento de rehabilitación: de 755 pacientes, el 59 por ciento tiene una historia de consumo que involucra a cuatro o más sustancias. Ese policonsumo es el fenómeno más reciente en nuestro país y es la mayor preocupación para los especialistas del área.

"Es una situación que se da en todo el mundo. Entre los policonsumidores se da una actitud de experimentación que los lleva a probar drogas que antes no cruzaban diferentes estratos sociales. Por ejemplo, ahora se está viendo un creciente uso de inhalantes (como pegamentos), en las clases media y alta, para potenciar los efectos de alguna otra sustancia consumida previamente. En cambio, años atrás la intoxicación con inhalantes estaba reservada a las clases más marginales, que buscaban así alguna forma de paliar la sensación de hambre", afirma Eugenio Nadras, titular del consejo científico asesor que funciona en la Sedronar.

Y agrega más datos sobre el nuevo consumo: "A diferencia de lo que antes se pensaba, ahora se sabe que el consumidor de drogas no es una persona obsesiva, es alguien normal, impulsado en muchos casos por un efecto de imitación del grupo al que pertenece. Los estudios demostraron que las relaciones ocupan un factor esencial en el consumo. Es más, la tolerancia social a algunas sustancias, como la marihuana, llevó a que ya no se dé un consumo personal, solitario, sino que se muestra, se consume en grupo".

Si se toma uno de los extremos en el amplio abanico de consumidores, puede encontrarse un estudio realizado por el Servicio Penitenciario bonaerense con 10.430 internos que reconocieron el uso de drogas. El trabajo demostró que el 27,8 por ciento pasó por la clásica trilogía de cocaína, alcohol y marihuana, mientras que el 24,9 por ciento sumó además el uso de psicofármacos. En tanto, un corrimiento hacia sectores de gran poder adquisitivo permitirá visualizar a selectos bolsones de consumidores de hachís, una droga que nace del cannabis como la marihuana, pero con un mayor tratamiento que la vuelve más costosa. Es una droga base en España. Aquí empieza a aparecer un incipiente mercado si se toma en cuenta que en 2004 se incautó poco más de un kilo y en los primeros seis meses de 2005 se secuestraron 18 kilogramos en una ruta que no era de exportación.

Diego Alvarez es el coordinador del Observatorio Argentino sobre Drogas que funciona en la Sedronar. Por sus manos pasan todas las estadísticas del tema. "Se nota una clara diferencia en los patrones de consumo según las zonas geográficas. El éxtasis es un grave problema entre los jóvenes de la Capital Federal y algunos puntos del conurbano, pero es una droga casi desconocida en el interior del país, mientras que el Paco (el residuo de la pasta base, mortífero en siete meses de consumo) sólo se encuentra en Buenos Aires", comentó. Incluso el consumo de pasta base no se da en todo el conurbano, sino que se focaliza en los barrios de la zona sur, estableciéndose su origen en Berazategui. Próximamente tomarán forma nueve trabajos de campo que permitirán conocer datos más detallados sobre el uso de sustancias ilícitas. Pero la encuesta del año último ya marcó una prevalencia de consumo de marihuana en la Argentina en el 7,3 por ciento de la población entre los 16 y 65 años, sector en el que consumen cocaína el 2,4 por ciento. La edad de inicio en la utilización de sustancias ilegales se ubica, en promedio, a los 15 años en el caso de la marihuana y entre los 16 y los 20 en el de la cocaína. Desde esa base, todas las mezclas son posibles.

El alcohol, clave

"En todas las combinaciones el alcohol es el común denominador. Ya no existen figuras como las del marihuanero de los 70 o el cocainómano de los 90. No hay monoconsumo. Y mucho tiene que ver la disponibilidad de la oferta. La Argentina no es un país de adictos, pero un país de tránsito siempre va a ser de consumo también, porque el peaje para pasar un cargamento se paga con droga que se vende en las calles", define Carlos Mate, a cargo de la subsecretaría de Atención a las Adicciones de la provincia de Buenos Aires.

En su área se realizó un trabajo de campo en los Centros Provinciales de Atención a las Adicciones que mostró que el 57,4 por ciento de los internados consumía en grupo de amigos. El 37,8 por ciento aseguró que usaba las drogas sin un motivo claro, lo que refuerza la idea del impulso de imitación social, mientras que el 24,4 contestó que lo hacia por conflictos familiares, el 14,7 por ciento para buscar nuevas experiencias, el 8 por ciento por soledad, el 7,7 por ciento para estimularse, el 6,2 por ciento por la presión grupal, y el 1,2 por ciento dijo que consumía drogas para desinhibirse.

"De los 11.000 pibes que están en los centros de atención bonaerenses -agrega Mate-, todos son alcohólicos. Hoy los chicos de 17 años pautan una fiesta con niveles de intoxicación". Exhibe un trabajo recién terminado sobre 26 escuelas de Buenos Aires; aclara Mate que se trata de un sondeo, de una fotografía que no puede proyectarse a porcentajes totales de la provincia, pero esos 1925 casos testigos servirán para trazar una política de prevención y, además, dar una imagen clara del primer problema: el alcohol. Cuando se le preguntó a estos chicos de entre 16 y 18 años qué cantidad de botellas de litro de cerveza debían comprarse para una fiesta, el 67, 9 por ciento dijo dos o más botellas por persona; el 18,5 por ciento compraría cuatro por cada asistente a la reunión. El 34,2 por ciento aseguró también que debería estimarse entre media y una botella de vodka por persona. La lectura de los datos indican que hoy los adolescentes emparentan diversión con el consumo abusivo de alcohol, algo que está íntimamente relacionado con el posterior paso al uso de drogas ilegales. La ingesta de las llamadas bebidas energizantes combinadas con el alcohol agrava el cuadro de situación, ya que dan una fantasiosa sensación de que todavía se puede tomar un trago más al anular las defensas corporales que autoavisan de la inminente borrachera.

El titular de la Sedronar, José Granero, promueve el primer plan nacional contra las drogas, megainiciativa que abarca campos de tratamientos de adictos, prevención del consumo y represión del narcotráfico. Limitar las publicidades y ventas del alcohol es una de las propuestas. En Buenos Aires, el gobernador Felipe Solá ya puso en práctica una ley que restringe los puntos de venta de bebidas alcohólicas. Y en conversaciones reservadas con empresas productoras de cerveza se apuntalaron algunos acuerdos para evitar que los adolescentes sean el blanco preferido de la publicidad.

Valdrá consignar aquí otro detalle de ese sondeo entre estudiantes del polimodal. El 12,2 por ciento reconoció que fumó alguna vez marihuana; esa cifra se compone con un 4,3 por ciento que aseguró que lo hizo sólo una vez. Y una de las particularidades es el consumo en ronda de amigos. "Ese es el sector al que se debe apuntar, porque nosotros, desde la salud pública, no tenemos las herramientas para que nunca tomen contacto con las drogas, pero sí debemos prevenir que no se vuelvan consumidores los que se acercaron una vez por curiosidad", afirma Mate.

Entre las ONG que trabajan en la recuperación de adictos se observa un panorama similar al expuesto por las autoridades oficiales. "Las poliadicciones son comunes especialmente entre adolescentes y jóvenes. El concepto es que se reúnen en grupo y ahí deciden qué pinta, como dicen ellos, ese día: si alcohol, marihuana, cocaína o pasta base. Cuando se ingresa en ese consumo se queda atado a eso", dice Claudio Izaguirre, de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, que tiene una visión de lo que ocurre en el centro para el tratamiento de las adicciones que maneja su entidad civil.

Pasta base

Izaguirre considera que hoy el peligro mayor es el consumo de los residuos de la pasta base, que se conoce en las calles del conurbano bonaerense con el nombre de Paco. "El alcohol afecta el organismo después de muchos años de ingesta, la cocaína produce un deterioro total luego de cinco o seis años, pero la pasta base golpea casi de inmediato, no más allá de un año después de iniciarse el consumo hay daños irreparables. Además es tan adictiva que después de la tercera dosis la persona sólo empieza a pensar en consumir de nuevo y hace cualquier cosa para lograr esos seis papeles que se venden por cinco pesos en las calles".

Otro eslabón de las respuestas oficiales lo da la lucha directa contra el narcotráfico. Y en ese parámetro la Gendarmería es la primera línea de contención. El comandante general Aníbal Maiztegui, jefe de la dirección antidroga, aporta el dato: "En seis meses la Gendarmería incautó más cocaína que en todo el año pasado. Ya llevamos secuestrados 1200 kilogramos". Entre todas las fuerzas federales y provinciales, en 2004 se decomisaron 3061 kilogramos de cocaína; las proyecciones apuntan a que en diciembre próximo se superará esa marca. También se descubrieron este año varios laboratorios de procesamiento de cocaína en nuestro país. "Por una cuestión económica, a los narcotraficantes les conviene traer la pasta base, con la misma logística con la cual importan la cocaína procesada, porque el tratamiento químico les sale más barato acá y es más fácil conseguir los precursores", razona Maiztegui.

La hora de los químicos

La Organización de Estados Americanos (OEA) tuvo que protestar en un informe oficial este año para que el Congreso aprobase una nueva ley de control de precursores químicos, que estaba demorada hace dos años en los cajones legislativos. Para ser gráficos en la importancia de este tema: sin químicos no hay cocaína posible. La acetona y otras sustancias pueden usarse en la industria legal o caer en manos de los laboratorios de drogas. El nuevo y más restrictivo registro para la comercialización y almacenamiento de precursores químicos quedará bajo la órbita del subsecretario de la Sedronar, Gabriel Abboud, un funcionario que obtuvo su cargo por concurso y cuya oficina es una de las pocas dependencias públicas que tiene la certificación de calidad de las normas ISO-9001. En la industria química se dará, en los próximos años, una verdadera batalla sobre las drogas.

"En el mundo se afirma que la cocaína será reemplazada en los próximos quince años por drogas sintéticas", avisa Maiztegui, fuerte conocedor del tema del narcotráfico. "El gran problema será el éxtasis", indica Nadras. El verano español vio el mortal auge del éxtasis líquido; se los espera por aquí también. Diplomáticos que se interiorizaron sobre la producción de esa droga en Holanda enviaron alertas a la Cancillería después de tomar conocimiento de análisis hechos en Alemania, uno de los principales mercados del éxtasis holandés, que indicaban un fuerte aumento de la producción y la búsqueda de rutas para colocar ese producto en la Argentina. Muy adictivas por la tolerancia del organismo a las primeras dosis, las drogas de laboratorio producen taquicardias, reducción de reflejos, inhibiciones, incremento de la temperatura corporal y riesgo de deshidratación, de ahí la compulsión a tomar agua de quienes usan esa sustancia. La revista oficial de la subsecretaria de Atención de las Adicciones señaló en su último número que 33.864 jóvenes del conurbano probaron esas pastillas, con un valor de 50 pesos cada una y que prácticamente resultan una droga de discoteca.

Para dar un vistazo a los valores que mueve el mercado del narcotráfico habrá que apoyarse en las cifras difundidas por las Naciones Unidas el 26 de junio último, el día mundial de la lucha contra las drogas. El movimiento económico estimado en 2004 fue de 321 mil millones de dólares. La cocaína fue comercializada por 71 mil millones, mientras que las drogas sintéticas se van acercando, con un negocio de 44 mil millones de dólares. La venta de marihuana produce 113 mil millones de dólares al año. ¡Ah!, el mercado mundial lo integran 200 millones de consumidores y está en crecimiento?

El último mes también se conoció un estudio en los Estados Unidos por el cual se determinó que ya no era la cocaína el enemigo público número 1: al tope de la preocupación norteamericana está la metaanfetamina.

Lo que viene

"Cualquier droga que circula por el mundo puede llegar a la Argentina y más la metaanfetamina si está de moda en los Estados Unidos", dijo Nadras. La peligrosidad de esa droga tiene que ver con que se trata de un estimulante que facilita las agresiones muy violentas, algo que se observa en las calles norteamericanas. El tráfico de pastillas es por demás fácil, se puede hacer en forma de envíos hormiga a través del correo, tal como era la ruta elegida por un argentino que enviaba a comienzos de año disimuladas en cartas entre cinco y diez comprimidos de un estimulante sexual de venta restringida en los Estados Unidos. Fueron 150 embarques los detectados en sólo un par de semanas. Obviamente, el riesgo es que las cartas pueden ir con un fármaco y volver con otro.

Un negocio de fabulosas ganancias y consumidores en una etapa de explorar nuevos gustos. Será éxtasis, hachís, Paco o una mezcla de pegamentos. Hay una droga al alcance de cada bolsillo. Es la sociedad de consumo.

Por Daniel Gallo

El tema en Clarín:

SALUD : KETAMINA, POPPER, GHB Y EXTASIS

Alerta por nuevas drogas: crece el consumo en el país de sustancias difíciles de controlar

Se las conoce como drogas "sintéticas" o "de diseño". Se fabrican en laboratorios o hasta en el baño de una casa. Se expanden entre jóvenes de clase media y alta. Y pueden provocar graves daños a la salud.

Georgina Elustondo.
gelustondo@clarin.com

No disparan los disturbios y problemas que desata el alcohol ni degradan el cerebro y los reflejos al ritmo lento pero firme de la marihuana. Tampoco suman adictos con la velocidad de la cocaína ni destruyen vidas con la voracidad de la pasta base. Pero son tan riesgosos que pueden afectar el corazón y el cerebro y hasta resultar letales. Son las drogas sintéticas o de diseño y su consumo crece entre jóvenes de sectores medios y altos de la Argentina. Bajo un falso manto de inocuidad, su expansión se consolida mientras los especialistas apuran estrategias para combatir las que amenazan con convertirse en las drogas masivas del tercer milenio.

Las drogas sintéticas son aquellas que se fabrican en laboratorios a través de procesos químicos que persiguen efectos psicoactivos como euforia y deshinibición. En nuestro país las que más se consumen son éxtasis, ketamina, popper y GHB. Y si bien no generan una adicción física importante provocan una fuerte dependencia psicológica y pueden generar cuadros clínicos muy graves tras su ingesta.

"La mayor preocupación es que estas drogas se pueden producir en el baño de una casa, alterando químicamente remedios para el resfrío. También, que en la Argentina hay mucha oferta trucha: venden como éxtasis pastillas que tienen cualquier cosa y eso aumenta el peligro. El consumo crece y no queremos que el problema se nos venga encima", admitió el doctor José Granero, al frente de la Secretaría para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico.

"A partir de informes de las fuerzas de seguridad sabemos que se está traficando cocaína hacia Europa a cambio de éxtasis de calidad. Esto revela que hay mercado para estas drogas", agregó. En la Policía Federal coincidieron en el diagnóstico: "En los últimos años creció mucho el consumo de drogas sintéticas. Antes los jóvenes no las incorporaban porque desconocían sus efectos. Ahora se sabe más y se animan", comentó el comisario inspector Jorge Besana, a cargo del Departamento de Narcotráfico.

Los especialistas dicen que su consumo seguirá creciendo por varios motivos: son fáciles de fabricar y de traficar, no tienen mucho costo y, sobre todo, porque se expande en el país el circuito de las fiestas electrónicas, el contexto en el cual las "smart drugs" ganaron fama.

"Las drogas de síntesis no son de uso cotidiano. Están asociadas a las nuevas formas de divertirse y socializarse de las clases media y alta. Su consumo se está extendiendo a la par de la masificación de la música electrónica", explicó la socióloga Ana Clara Camarotti, del Instituto Gino Germani. Su experiencia le permite trazar un perfil del consumidor: "Jóvenes de entre 20 y 35 años, con estudios secundarios completos y nivel socioeconómico medio y alto. Las consumen más las mujeres que los varones, porque tienen fama de poco dañinas y las mujeres se arriesgan menos".

Una de las preocupaciones más alarmantes en torno al auge de estas drogas es la facilidad con que se venden por Internet. Pero no es el único escollo al momento de combatirlas. "Son difíciles de detectar y fáciles de fabricar y traficar. Muchas tienen como insumos básicos la efedrina y sustancias comunes en remedios de venta libre y basta alterarlas químicamente para obtener otros efectos", subrayó Gabriel Abboud, subsecretario de Lucha contra el Narcotráfico.

"Además, no tienen olor, los perros no las detectan y si uno las lleva en un frasco son similares a cualquier pastilla legal. La ONU dice que en diez años estas drogas desplazarán a las de origen vegetal (coca, marihuana), y aunque uno pueda disentir con diagnósticos tan duros es innegable que vamos a tener un pico de consumo", advirtió Abboud.

La pelea contra este nuevo enemigo tiene un obstáculo más: "Para hacer procedimientos necesitamos que la tenencia de esas sustancias esté prohibida —explicó Besana—. Muchas de las sustancias que se usan como materia primera son legales". Abboud aceptó la queja: "Estamos trabajando para actualizar la lista de estupefacientes. La ketamina, el popper y el GHB, técnicamente, no son drogas", reconoció.

"En el Conurbano hay unos 9.000 consumidores de drogas sintéticas. Su patrón de utilización es acotado, pero estamos incorporando cada vez más la cultura que le da contexto y si las condiciones se extienden el consumo va a crecer. Yo tendría una mirada menos inocente respecto a Creamfields y de las raves", disparó Claudio Mate, titular de la Secretaría para la Atención de las Adicciones bonaerense.

Resulta muy común en estas prolongadas fiestas de música electrónica, que suelen convocar a miles de jóvenes, que se baile sin parar toda la noche. Y se asocia en todo el mundo esas maratones musicales al consumo de drogas sintéticas. Hasta el agua mineral que corre a raudales también se relaciona con ese consumo. Quizá sea hora de aproximarse al fenómeno con una mirada menos festiva.


De afectos, límites y fracasos
Diana Baccaro
dbaccaro@clarin.com

Buscar razones detrás de los datos sirve para hacer una radiografía del problema pero no alcanza para solucionarlo. Se sabe que todos somos sujetos de consumo y que siempre queremos algo más. Hoy, por ejemplo, tener un mayor rendimiento físico. Por eso están de moda los suplementos dietarios, las vitaminas y las pastillas para estar enchufados todo el día. Muchos jóvenes, según los expertos, se rigen por el principio del placer y no tienen espacio para el fracaso. Contra lo que se piensa, los adictos no son personas carentes de afecto sino de límites. Y eso nos incluye a todos. Porque el aumento del consumo refleja la interacción de la droga con un contexto social en el cual estamos involucrados y al que siempre podemos modificar.

Qué son y cómo afectan al organismo

Las drogas sintéticas se fabrican a través de procesos químicos. A diferencia de la cocaína o la marihuana, no se obtienen de un vegetal sino a partir de cambios moleculares realizados en laboratorios para lograr resultados psicoactivos. Lo que hacen es estimular la liberación de serotonina y/o dopamina, intensificando los sentidos, generando deshinibición y empatía con el entorno y alentando la ganas de moverse y bailar. Quienes las consumen relativizan sus riesgos, pero los especialistas advierten: "Las consecuencias son devastadoras. Afectan los sistemas neurológicos de manera aguda o crónica, como efecto residual por uso repetido. Además de deterioro intelectual, puede generar parkinsonismo, hemorragia o infarto cerebral, trastornos del habla y hemiplejias", dice el neurólogo Marcelo Merello, del Fleni. El psiquiatra Eduardo Kalina también cuestiona el rótulo de "droga recreacional": "Puede producir cuadros graves de hipertermia, seguidos de convulsiones y/o de un alto riesgo cardíaco". El éxtasis aumenta la temperatura corporal (puede llegar a extremos letales de 42 grados) y estimula la sudoración. Esto puede generar deshidratación y cuadros de insuficiencia renal agudos. Además, el cuerpo desarrolla tolerancia y pide más, con un consecuente y riesgoso aumento de la dosis.

Otro riesgo: el de las pastillas truchas

Al aumento del consumo se suma otro peligro: muchas de las drogas sintéticas que circulan en el país son "truchas". "En algunas fiestas electrónicas les venden a los pibes pastillas de éxtasis que, en realidad, tienen otras anfetaminas", dice Granero, titular de la SEDRONAR. Lo mismo afirman los expertos de la Asociación de Reducción de Daños de la Argentina, una organización que promueve políticas orientadas a reducir los efectos perjudiciales del consumo. "En 2003 y 2004 quisimos entrar a Creamfields para informar a los chicos y no nos dejaron. Queríamos hacer, también, testeos de pastillas, porque los pibes toman y, como no les hace el efecto que buscan, consumen más y terminan con intoxicaciones y cuadros graves", comentó el psicólogo Gustavo Hurtado. El testeo es frecuente en Europa. "El objetivo no es alentar el consumo sino evitar que los chicos se mueran", explicó Yanina Díaz, de la Fundación Manantiales. "Lo más grave, de todos modos, es el desinterés de los padres respecto a lo que hacen los chicos y sus amigos. Todo arranca ahí y en la naturalización de la automedicación".